Hay que atravesar el verano mientras llega el ajuste

De Marchi sugirió una interlocución entre La Unión Mendocina y el gobierno de Cornejo y dijo estar dispuesto a que su espacio le garantice gobernabilidad a Cambia Mendoza. Pero uno de sus principales socios políticos en la aventura, el sancarlino Jorge Difonso, no se mostró para nada conforme con los dichos melosos del lujanino hacia Cornejo.

Jorge Difonso y Omar De Marchi en el búnker de La Unión Mendocina. Foto: Orlando Pelichotti.
Jorge Difonso y Omar De Marchi en el búnker de La Unión Mendocina. Foto: Orlando Pelichotti.

El visto bueno a las políticas iniciales de Javier Milei se mantiene en el gobierno provincial. Sin embargo, conforme lo que ya anunciaron el Gobernador y su ministro de Hacienda a poco de asumir, los recaudos se van adoptando para hacer frente a un verano muy caliente desde lo económico y con consecuencias hacia el resto del año complicadas si no se toman medidas desde lo financiero.

Como bien señaló Los Andes en su edición de ayer, el gobierno nacional pareció adoptar el modelo de recorte de contratos y adicionales que unas 48 horas antes había anunciado para el Estado mendocino Alfredo Cornejo. Una decisión bastante precursora por parte del Gobernador, pero también ratificatoria de que se encuentra en línea con las ideas que emanan de la Nación en todo lo que se refiere al control desmedido del gasto por parte del Estado. Es algo en lo que Cornejo siempre insistió, hay que reconocerlo, desde su primera gestión.

Ahora se anunció que el gobierno local otorgará dos meses más para los contratos que vencieron el 31 de diciembre. Pero el jefe del Ejecutivo les pidió a los ministros de su gabinete que para abril ya tengan previsto aplicar un ahorro presupuestario de 20%, como mínimo. Como se informó el Gobernador espera concretar un ahorro mensual constante y con cifras significativas.

Otro aspecto trascendente es que la disposición del Ejecutivo es aplicable a todo tipo de vínculo contractual con el Estado provincial, siempre apuntando a “cuestiones discrecionales” (no regladas, a disposición del Ejecutivo) relacionadas con el personal. En esa línea se ubica la decisión de lograr una disminución mínima de 20% por lo que se paga en horas extras de quienes sí son empleados efectivos de las distintas áreas del Gobierno, a lo que deben sumarse los referidos contratos de locación.

Por su parte, el ministro de Hacienda, Víctor Fayad, que a poco de asumir nuevamente ya había pedido públicamente a sus colegas de gabinete prepararse para recortar gastos, señaló ahora que se requiere “flexibilidad” para afrontar los difíciles momentos que vendrán en lo económico, con repercusión en los números del Estado. Llamó a generar un ahorro en el gasto, en la medida de lo posible, ante las dudas que producen las perspectivas de recaudación de impuestos en un contexto muy complicado para el contribuyente en general y ante un panorama nacional que no da previsiones sobre cómo será el reparto hacia las provincias.

Esto último nos remite nuevamente al panorama nacional. Independientemente del alineamiento que por el momento la Provincia mantiene con las ideas generales de la nueva administración central, es evidente que como retribución a esa sintonía no se ve que prosperen todos los pedidos que se le hicieron desde las provincias al gobierno de Milei en materia de coparticipación de impuestos. Todavía se recuerda la foto de la reunión de jefes provinciales con el Presidente para hablar de Ganancias, entre otros temas urgentes.

En ese contexto, el esfuerzo de Cornejo para alinear a los gobernadores que pertenecieron a Juntos por el Cambio fue importante y de ese encuadre cabía esperar respaldo desde las bancas a las reformas de Milei siempre y cuando no se perdiera de vista lo que piden las provincias.

Con ese enfoque, claramente no favorece a las provincias el clima tenso que se vive en el Congreso en cuanto a la relación con el Ejecutivo, que tiene exigencias de alto voltaje en el plano político a raíz de los temas que propuso para debate y eventual aprobación.

El polémico Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con el que la Nación pretende avanzar en su reforma del Estado tendría consenso para su visto bueno, porque se impondría la voz de algunos experimentados legisladores nacionales que les recuerdan a los más inexpertos que históricamente se han aprobado DNU propuestos en gestiones anteriores. Las observaciones, dicen los leguleyos congresistas, quedan para la Justicia, como ya pasó con los planteos que frenaron las reformas en materia laboral incluidas en el decreto libertario. Es decir, una aprobación más bien en general para no generar más roces con el muy sensibilizado Poder Ejecutivo.

Sin embargo, no se aplicaría el mismo criterio con la llamada ley ómnibus posterior, con la que Milei y sus colaboradores pretenden encarar una suerte de misión refundacional del país, de acuerdo con el anunciado de la extensísima propuesta (Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos). En este caso sí habría opiniones mayoritarias tendientes a desmenuzar su voluminoso contenido en varios proyectos más específicos. En este caso, el oficialismo no tiene muchos recursos como para resistir.

Y en coincidencia con esa supuesta gestación de estrategias en el Congreso apareció en escena en Mendoza en la semana Omar de Marchi, ahora secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de la Nación.

En declaraciones a Los Andes, llamó la atención el tono reconciliador que el creador de La Unión Mendocina (LUM) utilizó hacia el oficialismo cornejista luego de una campaña electoral de agresiones pocas veces vistas en Mendoza y de un clima de absoluta frialdad pública hasta esta reaparición.

De Marchi sugirió una interlocución entre La Unión Mendocina y el gobierno de Cornejo y dijo estar dispuesto a que su espacio le garantice gobernabilidad a Cambia Mendoza. “Queremos que a Mendoza siempre le vaya bien y aportar gobernabilidad forma parte de nuestro esquema”, sostuvo.

En clara alusión a la reciente estrategia del oficialismo de limar asperezas con el kirchnerismo para lograr apoyo para el Presupuesto, el creador de LUM opinó que “al gobierno le conviene que nuestro espacio esté consolidado y no intentar bombardearlo todo el tiempo”.

De estos últimos conceptos se puede interpretar que más que un convite a la amistad, lo que hizo De Marchi fue criticar a su archirrival por cómo aprovechó políticamente los problemas internos del espacio opositor para dividir voluntades, en especial en lo relacionado con el escándalo originado en Las Heras, que terminó con la recuperación para Cambia Mendoza de los ediles que habían sido electos en setiembre por parte de La Unión Mendocina, liderados por el ex intendente Orozco.

Por otro lado, si bien De Marchi propuso “minimizar el fragor de la campaña”, en alusión a las durísimas acusaciones cruzadas previas a la elección de setiembre, fue poco complaciente con el actual gobierno cuando sostuvo que “Mendoza está mal, con problemas múltiples y la mitad de la población en la pobreza”. Si bien la mayor parte de la responsabilidad en los temas sociales hay que atribuirlos a las políticas nacionales, hizo una clara alusión a ochos años de gobiernos radicales en manos de Cornejo, primer mandato, y Rodolfo Suárez.

Por lo tanto, habrá que ver cómo se encamina el espacio de De Marchi de ahora en adelante. Uno de sus principales socios políticos en la aventura, el sancarlino Jorge Difonso, no se mostró para nada conforme con los dichos melosos del lujanino hacia Cornejo. En el entorno de Difonso recuerdan que, cuando se constituyó, La Unión Mendocna reunió a una serie de espacios diversos con la idea de ser cien por ciento mendocina y el objetivo de confrontar con el oficialismo radical. “Eso fue lo que votó la gente y se obtuvo un 30%, ocupando un segundo lugar importante y que nos da una responsabilidad institucional de cumplirles a los mendocinos en ese espacio. Por eso, hablar de una cogobernabilidad en la provincia sería fallar a ese encargue”, dicen que repite Difonso cada vez que alguien le pregunta cuál debe ser el posicionamiento.

Difonso también se encargó de remarcar que la participación de De Marchi en el gobierno nacional es a título personal y que no se debatió en el seno de La Unión Mendocina. Y que, lógicamente, el espíritu del espacio es mantener la defensa de Mendoza.

También criticó al gobierno provincial por considerar que no fue suficientemente enérgico en la defensa de la vitivinicultura a raíz de las retenciones impuestas. En general, una clara diferenciación de criterios con respecto a la nueva postura de De Marchi.

Gran expectativa. ¿Quedará todo en estos dichos y su interpretación o habrá pronto algún tipo de reunión para reordenar a La Unión Mendocina?

Hace una semana opinábamos que la responsabilidad nacional asumida lo podría obligar a De Marchi a resignar tiempo en Mendoza para atender a su espacio, golpeado por deserciones y quiebres. Pues, esta reaparición pública parece querer demostrar lo contrario, lo que de ningún modo asegura que no tenga que atravesar una línea de turbulencias para mantener a su espacio.

Volviendo a su nueva función nacional, sabe bien De Marchi que los respaldos que obtenga de gobernadores como Cornejo se traducirán, en gran medida, en votos favorables al gobierno de Milei desde ocupantes de bancas del Congreso que responden a esos mandatarios de provincia.

Por otra parte, también es probable que esta surte de convite a la reconciliación que le hace a Cornejo signifique, además, reconocer la influencia que todavía el gobernador mendocino mantiene entre sus pares. Continúa siendo una voz autorizada y escuchada a nivel nacional, a pesar de su por ahora limitada incursión para pelear candidaturas de alto rango.

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