Día a día con la pandemia sin perder de vista a Portezuelo

Recomponer el diálogo con el peronismo territorial es una necesidad del gobierno luego de un Cornejo con una relación totalmente cortada con los caciques

El avance de la pandemia sigue constituyendo el asunto de mayor cuidado que debe atender la administración de Rodolfo Suárez. Se trata de una prolongada emergencia que obliga a no confiarse ni confundirse y a tener que afrontar, como ocurre en estos momentos, el preocupante retorno de los casos, aunque con la expectativa de que, de una vez por todas, la famosa curva de contagios llegue a un punto de estabilización.

A la par de esta situación, el Gobernador se mantiene atento a los pasos que den la Nación y las demás provincias de la cuenca del río Colorado con respecto al diferendo por Portezuelo del Viento, posiblemente el principal objetivo político que tiene la actual gestión provincial este año.

La buena imagen lo sigue acompañando en forma holgada al gobierno de Suárez. En gran medida mantiene el respaldo ciudadano que lo llevó a ganar las elecciones y mucho tuvo que ver en ello, hay que reiterarlo, su posicionamiento a nivel nacional a partir de la instalación de la cuarentena que dispuso en marzo el presidente Alberto Fernández. Esa es la imagen hacia afuera de la política, lo que no es para nada menor. Vale reiterar que lo Suárez va en línea con la postura inquebrantable del macrista Rodríguez Larreta y ahora nuevamente del radical jujeño Morales, en sintonía con lo que se dispone desde la Nación. Mientras no sufra algún traspié la imagen presidencial, los gobernadores no tendrían por qué alejarse de la buena relación con el Ejecutivo nacional.

Hacia adentro de la política, subsisten algunas diferencias con la oposición en lo referido a la distribución de recursos que llegan desde la Nación con motivo de la emergencia actual. Pero el vínculo con los justicialistas que conducen departamentos, aunque con altibajos, parece sostenerse. Y una clara señal la dio Suárez al aceptarle al intendente Righi medidas restrictivas importantes para ese departamento en el contexto del aislamiento social vigente. Lo mismo hizo con el malargüino Ojeda, del radicalismo. Previamente hubo un momento en el que, en grupo, prácticamente los seis jefes departamentales del PJ salieron a cuestionar en gran medida la política de salud y reclamaron que volviese la restricción en sus dominios. Pero esa embestida fue resistida por el Gobernador.

Recomponer diálogo con el peronismo territorial es una necesidad del Gobierno luego de un final de mandato de Cornejo con una relación totalmente cortada con los “caciques” del PJ, que terminaron perdiendo la pulseada con el anterior gobernador en el tema de las reelecciones indefinidas.

Volviendo a la pandemia, en el gobierno local consideran, casi con convencimiento, que ya no hay que hablar más de fases. En esa línea manejan como primer concepto que la provincia debe encontrarse ya preparada para convivir con el coronavirus el tiempo que sea necesario. A eso se refirieron el jueves, durante el anuncio de nuevas medidas, varios de los funcionarios del gabinete de Suárez allí presentes.

Además, en el Ejecutivo pretenden tirar abajo el concepto de la batalla entre la economía y la salud como consecuencia de las medidas adoptadas en cuarentena. Por el contrario, destacan que en Mendoza se viene tendiendo a lograr un equilibrio entre lo económico y lo que tiene que ver con la salud, tanto desde el punto de vista de la emergencia sanitaria como en el aspecto de la salud mental. Por eso cada vez que se debieron aplicar correcciones en las medidas de flexibilización han procurado en el Gobierno no volver a afectar las actividades económicas en general. En esa delgada línea se basaron los funcionarios para pedir prudencia con motivo de los festejos de mañana, por el Día del Amigo, sin restringir la actividad comercial. Sólo accedieron al pedido de restricciones formulado por los intendentes de Malargüe y de Lavalle. Es un aspecto en el que nuestra provincia corre con ventaja con respecto a la trabada situación que vivió el Area Metropolitana Buenos Aires.

Consideran en el gabinete de Suárez que en la provincia se ha llegado a la necesidad de establecer un día a día para determinar si se avanza o retrocede con las medidas preventivas por los efectos de la pandemia. Una especie de cuarentena administrada que necesita del aporte voluntario de la gente. Un concepto de ductilidad, es decir, de adaptación, en este caso, a las variaciones que va marcando el nivel de contagio del virus. De ahí el llamado oficial a salir lo menos posible de las casas durante el fin de semana, luego de que el viernes a última hora se comprobara un récord de contagios en la provincia. ¿Contradicción con lo que se había dispuesto el jueves? No. Simplemente una advertencia en el marco de ese cambio de estrategia que deja de lado, como se señalaba, las fases para dar paso a un monitoreo constante.

En lo que se refiere a Portezuelo del Viento, el Gobernador sigue a la espera del llamado del Ministerio del Interior a la reunión con La Pampa, con propósitos de acercamiento y conciliación, luego de la sesión del Coirco del 26 de junio, que favoreció a los pampeanos.

Mientras tanto, en la semana surgió un fallo de la Corte Suprema de la Nación resolviendo diferencias con respecto al caudal mínimo del río Atuel que debe recibir la provincia vecina. En el gobierno mendocino están satisfechos con la decisión de la Corte porque no arroja un ganador y un perdedor. “Todos festejamos porque la Corte le dio a cada uno un poquito”, es la conclusión compartida en el Gobierno. No hay culpable, no se emitió una condena, sino que se trató de un fallo dirimente, es decir, dictado para dirimir una diferencia de muy difícil acuerdo entre las partes. Es una atribución del tribunal supremo contemplado por la Constitución Nacional en su artículo 127, que determina que las “quejas” entre provincias “deben ser sometidas a la Corte Suprema de Justicia y dirimidas por ella”.

Si bien lo dispuesto por la Corte está referido al eterno conflicto por el Atuel, Suárez y sus asesores están seguros de que al establecerse que el caudal establecido para La Pampa deberá lograrse con obras que se financien de común acuerdo, se le dio la razón a Mendoza sobre la necesidad de construir Portezuelo del Viento. Los problemas climáticos actuales no generan garantías de que los ríos puedan responder a la demanda de agua de los sectores interesados, lo que da la pauta de que hay una clara necesidad de hacer obras.

Además, el jueves se reunió el comité ejecutivo del Coirco y allí los representantes de Río Negro y Neuquén plantearon una alternativa a la ley de obras hidráulicas para los estudios acordados en la sesión del 26 de junio, en la que se dispuso, por mayoría, la reapertura del expediente por el impacto ambiental de Portezuelo. Esta posibilidad, estiman en el gobierno local, permitiría acortar los tiempos en el objetivo de tener la presa.

Vale reiterar que la obra de Portezuelo es un objetivo del actual gobierno que ingresó en un terreno muy duro por evidentes influencias partidarias luego del recambio institucional de diciembre. Sin agotar instancias de diálogo y negociación, Suárez busca resolver éste y otros asuntos en los que se presentan diferencias políticas. Confía en los argumentos legales en los que se sustenta Mendoza y en la capacidad de quienes lo acompañan en el trazado de estrategias.

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