Vivimos en un mundo donde la información llega a nuestras vidas por diferentes caminos y a todas horas del día. En este escenario, los procesos de aprendizaje son los que le dan una utilidad a la información que recibimos y nos permiten aplicar los conocimientos obtenidos. Esto genera un efecto multiplicador, mejorando las oportunidades de individuos, sus familias y comunidades. En este camino, durante 2020 reafirmamos que nada puede reemplazar el poder de un buen educador, pero incorporamos elementos como la tecnología que pueden potenciar sus capacidades, incrementar la participación de estudiantes y hacer de la educación un proceso más inclusivo.
Este escenario plantea desafíos en Argentina y en en el resto de Latinoamérica, especialmente asociados a las brechas de acceso a los dispositivos y a internet, y el desarrollo de habilidades digitales. De acuerdo a UNICEF, sabemos que en Argentina, 3 de cada 10 hogares no tiene acceso fijo a internet y el 53% no cuenta con una computadora para uso educativo. Pero también podemos ver la oportunidad de reimaginar y reinventar el aprendizaje teniendo en cuenta los obstáculos actuales y los retos de las generaciones futuras. Por eso, en Google este año presentamos 45 nuevas funcionalidades pensadas para la educación, entre las que se encuentran algunas herramientas que permiten continuar estudiando aún sin conexión.
Sin embargo, sabemos que la tecnología no resuelve problemas por sí sola, lo importante es lo que hacemos con ella. Si bien desde hace años venimos trabajando junto a instituciones educativas, durante los últimos 12 meses fuimos testigos de cómo los y las docentes incorporaron más que nunca la tecnología en la educación haciéndola parte del proceso. Por ejemplo, gracias a Edutubers como Matemática con Mica, Resúmenes Entelekia y El Traductor de Ingeniería, descubrimos el gran poder de los videos online para simplificar y explicar materias que muchas veces resultan complejas. También vimos cómo se repensaron las videollamadas para convertirlas en espacios para desarrollar clubs de lectura o clases de educación física. Y hasta hemos visto iniciativas innovadoras como cápsulas del tiempo, proyectos teatrales y museos virtuales en 3D. Conocer y escuchar las historias que se están dando en cada rincón del país y la región será esencial para responder a la realidad educativa que estamos viviendo y generar experiencias más personalizadas.
De esta manera, en el planteamiento de escenarios educativos se debe pensar en un futuro que incluya tecnologías de apoyo con las que educadores pueden optimizar su tiempo y esfuerzos para profundizar en proyectos que involucren acompañamiento emocional y académico; escenarios en donde los estudiantes estén más motivados y dedicados; y los líderes educativos puedan brindar respuestas en tiempo real, contar con más información para tomar decisiones e incentivar a su institución a esta nueva forma de pensar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Juntos podemos actuar y contribuir a un modelo que combine la metodología de enseñanza tradicional y el mundo digital con nuevos parámetros que guiarán la educación de nuestro presente y futuro, porque sin dudas la tecnología nos permitió dar los primeros pasos hacia un modelo de educación híbrida. Esta construcción requerirá del compromiso de todas las personas e instituciones que participan en los procesos de enseñanza, pero sobre todo se necesitará el valor de animarse a nuevas experiencias, aprendiendo de cada paso que se da en este camino.
*La autora es gerente de Ecosistemas Educativos Hispanoamérica de Google