El día que el fútbol saldó su cuenta con Lionel Messi

Los que vimos jugar a Maradona y nos enamoramos por su calidad, sentimos, tras su retiro, un vacío enorme. Me pasó lo mismo cuando un tal Michael Jordan le puso fin a su carrera en la NBA. Sin embargo, apareció alguien que supo llenar de esperanza a un país. Finalmente este deporte maravilloso que es el fútbol, terminó de rendirse a su pies.

Lionel Messi besa la Copa del Mundo tras la final del 18 de diciembre de 2022 ante Francia, en el Lusail de Qatar. / AP
Lionel Messi besa la Copa del Mundo tras la final del 18 de diciembre de 2022 ante Francia, en el Lusail de Qatar. / AP

Los que vimos jugar a Diego Armando Maradona y nos enamoramos por su calidad, sentimos, tras su retiro, un vacío enorme. Me pasó lo mismo cuando un tal Michael Jordan le puso fin a su carrera basquetbolística en la NBA. Sin embargo, apareció alguien que supo llenar de esperanza a un país. Lo intentó varias veces y finalmente este deporte maravilloso que es el fútbol, terminó de rendirse a su pies, saldando una deuda que la redonda tenía con Lionel Messi.

La consagración en Qatar, además de sumar la tercera estrella para la Selección Argentina, fue justamente eso. La revancha que el fútbol tenía con La Pulga. Un gran corolario para una carrera fructífera en todo sentido. Es que después de Diego, Leo fue el único que supo guiar a un equipo hacia la gloria. El jugador que volvió a fundir en abrazos a propios y extraños. Ver a los argentinos celebrar como lo hicieron fue magnífico, aunque pudo ser mejor desde lo organizativo. Todos se olvidaron de la famosa “grieta” y de la crisis que castiga a la Nación. Fue como un bálsamo en medio de un desierto. Una excusa perfecta para dejar de lado -por un tiempo- las dificultades que se viven en el plano económico.

Messi ya estaba en la historia, aún en actividad, esperando su momento para sentarse al lado de los grandes del deporte en su conjunto. Pero había un descubierto en la tarjeta de su carrera por saldar. Y se vistió de “Messias” para guiar a un grupo que venía de liberarse emocionalmente tras la consagración, el año anterior, nada menos que en el Maracaná y ante Brasil, para volver a festejar una Copa América.

Messi, el beso a la Copa y una imagen que será recordada por siempre.
Messi, el beso a la Copa y una imagen que será recordada por siempre.

Con un estilo definido, Argentina fue al Mundial con su equipaje lleno de sueños. Y sabiendo que tal vez era la última oportunidad para su gran capitán de abrazarse con la copa que tanto deseaba. Si bien en este sentido todos sabemos que el fútbol no tiene nada que ver con la justicia, en esta oportunidad uno fue de la mano de la otra. Porque desde aquel momento que Lionel y su familia se radicaron en Barcelona para mejorar el tratamiento en su médula de crecimiento, La Pulga supo que ese esfuerzo en algún momento debía ser gratificado. Ni hablar en cuanto a lo familiar luego de que su padre se quedara sin trabajo. Messi tomó todo aquello como la chance de sus vidas, y sacó adelante a los suyos que lo respaldaban en silencio, muchos a la distancia, pero quienes seguían disfrutando de su picardía en un terreno de juego. Lo que vino después, principalmente en el FC Barcelona, es lo conocido. Pero lo valioso de este jugador fue que nunca abandonó sus raíces. Ni siquiera el acento catalán se le incorporó a su persona. Es bien argentino, lo demostró siempre, hasta cuando le lanzó a los cuatro vientos el famoso: “anda pa’alla, bobo” al neerlandés Wout Weghorst.

Era esta Copa. Todo estaba dado para que un 18 de diciembre el fútbol terminara de rendirse a los pies de Lionel, ese muchacho que en un momento de desasosiego hasta se animó a renunciar a la Selección luego de una dolorosa derrota con Chile en una final de Copa América. Lo siguió intentando, se transformó en el argentino que más mundiales disputó (5) y el que más goles hizo en citas ecuménicas (lleva 13). Y un país se lo agradeció, también el mundo. Aquellos que confundían su timidez con falta de patriotismo por no cantar el himno de manera eufórica, pasaron a ponerlo en un pedestal al lado de Maradona y Pelé, porque al fin y al cabo, Leo también ya era campeón mundial.

Messi "sacando a pasear" a Gvardiol (Croacia) en el Mundial Qatar 2022. Una jugada para la historia.
Messi "sacando a pasear" a Gvardiol (Croacia) en el Mundial Qatar 2022. Una jugada para la historia.

Ahora, con todo cumplido, ya no se puede pedir más. Que juegue hasta donde él quiera, aunque conociendo el “animal” competitivo que lleva por dentro, quizás haya mañana después de la Copa América 2024. Esto, solamente el tiempo lo dirá. No hace mucho Messi se pronunció sobre la posibilidad de llegar al Mundial 2026, no cerró ninguna puerta, pero tampoco la dejó abierta de par a par. Ya cumplió. El fútbol le dio lo que le debía. Lo que vendrá formará parte de una despedida que dejará otro vacío enorme y donde no aparece un fiel sucesor que nos devuelva esa alegría de sentarnos a disfrutar de un futbolista único.

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