Volumen y precios: cómo termina la cosecha de durazno

La temporada 2023-24 está en la última etapa y varios referentes analizan la situación actual del sector. El impacto de las altas temperaturas y el Zonda.

El pronóstico de cosecha de durazno para este año llegó a las 104.887 toneladas, un promedio similar al de los últimos tres años. - Foto: Archivo / Los Andes
El pronóstico de cosecha de durazno para este año llegó a las 104.887 toneladas, un promedio similar al de los últimos tres años. - Foto: Archivo / Los Andes

El durazno para industria está en la última fase de la cosecha con variedades tardías y es un buen momento para analizar la actualidad de esta agroindustria. Vale recordar que el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) pronosticó una cosecha de 104.887 toneladas, similar a los últimos tres años (105.645 t en 2023, 110.000 t en 2022 y 111.253 t en 2021). Varios coinciden con esos números y destacan las diferencias de precios según el pago.

Así lo consideró Juan Manuel Manzano, referente de la Asociación de Productores de Durazno de Mendoza: “Exacto el dato de IDR. El dato se ajusta cuando las fábricas terminan de procesar la fruta, aún estamos en cosecha”. Este año no hubo fuertes heladas como en la temporada pasada, pero la falta de frío en invierno complicó el cuaje.

“Lo segundo fue el viento Zonda. En el Valle de Uco, particularmente, fue bastante el daño”, apuntó Manzano. Incluyó rotura de ramas, marca de frutas y deshidratación (estrés) de plantas, además de rotura de cables e instalaciones eléctricas que complicaron regar en tiempo y forma. En su análisis, la falta del frío y el Zonda provocaron mermas de 15 a 20 %.

Por otro lado, en la Sociedad Rural del Valle de Uco hay un grupo de productores de durazno y desde allí habló Claudio Giusti, vicepresidente de la entidad agrícola. “En casos particulares hubo una mejor cosecha que en años anteriores y sobre todo que en el 2023, ya que no hubo heladas, o fueron muy puntuales y no generales”, analizó Giusti.

En cuanto a los problemas climáticos, Giusti analizó que los grandes calores de este verano afectaron los frutos, sobre todo en tamaño. A eso se suman muchos días de alto porcentaje de humedad, lo que contribuyó a generar enfermedades como hongos monilia, especialmente en variedades tardías.

José Luis Giuliani, presidente de la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), comentó que se sabrá el dato real de producción cuando termine el ingreso de fruta a las industrias. Aún así, recordó que el año pasado el IDR estimó 105.645 t y al final ingresaron cerca de 118.000 t, y recomendó volver a hacer un censo este invierno.

“Si hacemos un análisis de la producción en los últimos 4 años, se ha mantenido estable. Este año el problema fue el viento Zonda, que su ocurrencia fue en toda la provincia, pero se hizo sentir más en el Valle de Uco”, afirmó Giuliani. En particular, se vieron afectadas las variedades intermedias, no tanto las tempranas y las tardías.

Desde la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), su presidente Raúl Giordano consideró que la cosecha será similar al año pasado, por encima de las 100.000 toneladas, “con un porcentaje más importante para pulpa que a mitades, esperamos llegar a las 80 millones de latas y el resto va a ser para pulpa”.

En cuanto al clima, el presidente de Cafim sumó que el excesivo calor complicó la producción y esto hizo que la fruta tuviera un tamaño entre mediano y chico. Había un mayor temor por lluvias, debido a ser el año del Niño, pero las tormentas y el granizo afectaron de manera puntual.

Archivo / Los Andes
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Los precios del durazno

A la hora de consultar por el valor que se pagó por el durazno, todos coincidieron en marcar la diferencia según se pagara en contado o financiado, por la incidencia cada vez mayor de la inflación nacional.

Entre $210 pago contado y $400 financiado hasta junio, eso fruta para lata. Fruta para molienda $160 a $200 pago casi de contado”, señaló Juan Manuel Manzano. El titular de la Asociación de Productores de Durazno Industria comentó que ya por las elecciones había mucha incertidumbre y que en los primeros 15 días de la cosecha se entregaba el producto sin precio definido, para luego aparecer algunos pagos de contado a $210.

A mayor financiación, mayor precio, y pasados los primeros 20 o 25 días de cosecha varias fábricas empezaron a hablar de $ 400. “Algunos productores entregaron prácticamente sin precio, pero bueno, más o menos estaría rondando eso, los 400 pesos, con un anticipo para cosecha, y pagos a partir de marzo, abril, hasta junio… algunos quizás hasta agosto”, señaló Manzano.

Claudio Giusti comentó que el precio rondó entre los 320 y los $ 400 “en los mejores casos”, aunque comparando con el aumento de los costos no fue un buen año para el valor del durazno. “No me quiero poner a quejar, pero es algo que afecta a toda la producción. Tenemos insumos y costos tres veces más caros que en 2023 y precios que no superan el 50 % del 2023, los márgenes se reducen muchísimo”, señaló el vicepresidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco.

En cambio, para Raúl Giordano, “de alguna manera los precios han sido superiores al año pasado”, porque se pagó entre 350 y $ 400 mientras que el año pasado se pagó entre 150 y $ 180, un poco más de 40 centavos de dólar. “El tema es que estos precios en la exportación se manejan como commodity. Y son los precios que estipulan hoy día Grecia en Europa y China que está vendiéndole también a Centroamérica y a todo el sudeste asiático”, dijo el presidente de Cafim.

Foto: Archivo / Los Andes
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Menos superficie y productores

El ingeniero agrónomo Alain Boulet, presidente de Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), señaló que en Mendoza se han producido dos fenómenos muy claros: la reducción de superficie productiva (de 6.800 has en 2017 a 3.500 has en 2024) y la caída en el número de productores (”de 1.580 en 2004 a no más de 80 en 2024″).

A eso, Boulet suma el envejecimiento de los montes, ya que el 30% de los montes tiene 16 años o más y sólo el 13 % tiene 4 años o menos, lo que lleva a que cada año haya menos fruta. A pesar que los nuevos montes duplican en productividad a los tradicionales, los volúmenes totales se retraen por la tasa de envejecimiento y la erradicación.

“La tasa de replantes en Argentina está sobre las 200 hectáreas por año, aumentado en los dos últimos periodos motivados por la necesidad de fruta por parte de la industria, que está realizando nuevas plantaciones. En este año el 62% de la superficie pertenece a la industria”, afirmó el presidente de AIA.

Lo positivo es que las nuevas plantaciones se hacen con modelos tecnológicos avanzados, con un mayor potencial productivo. Aun así, Boulet calcula que, si se continúa con los mismos niveles de erradicación y plantación, “la producción no subirá más de 110.000 a 120.000 toneladas totales” durante los próximos diez años, sin tener en cuenta los riesgos climáticos. En base a esa oferta se podrían armar los programas productivos y comerciales.

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