Al igual que todas las actividades productivas, la cereza también debe sobreponerse a los inconvenientes que presenta a diario la macroeconomía nacional.
El precio del producto que cae en términos reales con un mercado en recesión por la caída del poder adquisitivo de los consumidores, el valor del dólar y hasta los plantes sociales que se contraponen al trabajo registrado, son parte del menú habitual en la actividad que obliga a realizar toda una ingeniería para salir adelante y llegar con la fruta a los mercados.
Una de las particularidades que tiene la cereza es que la cosecha se realiza íntegramente manual, “no hay forma de mecanizarla” y un trabajador, sin las actualizaciones para la temporada que comienza, podría recibir un jornal diario de $12.000
Ahora bien, conseguir mano de obra para levantar la cereza puede ser toda una odisea, la guerra entre trabajo y planes sociales es una realidad de larga data y se acentuó en los últimos años.
“Calculamos que para levantar la cosecha de Mendoza están haciendo falta aproximadamente unas 600 personas, aproximadamente, durante los dos meses que dura la cosecha, es un trabajo que se paga a destajo y hace que el cosechero gane un buen jornal”, afirmó Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cereza mendocina.
Sin embargo, “tenemos problemas todos los años en conseguir gente para sacar la cereza toda de golpe pero también falta mucha mano de obra para el empaque. Con toda esta política del planes sociales hace que no quieran trabajar”, aseguro Damián Garro.
De acuerdo al productor “te dicen que si trabajan pierden los planes y pierden todas las asignaciones y beneficios que les da el gobierno, entonces prefieren no trabajar. Es una realidad durísima”, lamentó.
El titular de la cámara de productores de cereza explicó que “nos hemos cansado de golpear puertas en el ANSES, Ministerio de Trabajo entre otros para que no se le suspendan los beneficios del plan social y no nos compitan con nuestras manos de obra, es un tema de difícil abordaje pero creo que el que tiene ganas de trabajar lo hace igual porque sabe que gana mucho más plata que esperando los planes sociales”, se esperanzó Aguilar.
Las dificultades para conseguir insumos básicos ha sido una constante durante el 2023 y la cereza no estuvo exenta de este inconveniente.
Así como hubo que ingeniárselas para hacerse de agroquímicos, debieron exprimir el mercado para conseguir una bolsa de empaque, que tiene características particulares para la conservación de la fruta, y cuando no hubo más alternativa, apelar a la tradicional bolsita de plástico.
“Hay insumos que ha costado una barbaridad, de hecho ya no se consiguen las bolsas especiales para el empaque, son bolsas de alta tecnología que hay que importarlas, y como fue imposible entonces han tenido que recurrir, primero a agotar todos los stocks que habían de bolsa dando vuelta por ahí y después salir a utilizar bolsas de polietileno comunes”, describió Aguilar.
Frente a este más de incertidumbre en el que están nadando las actividades productivas, en el caso de la cereza, el cambio de gobierno será en medio de la cosecha por lo que el signo de interrogación que se abre, pensando en lo que pueda ocurrir del 10 de diciembre en adelante, es cada vez más grande.
“Nos va a tocar una época muy compleja desde lo político, desde lo económico, porque vamos a estar en plena cosecha en el momento del cambio del gobierno, gane quien gane y más allá del discurso de cada uno de los candidatos que hay, hay una gran incertidumbre porque todos prometen que nos van a sacar de este problema, pero lo que es bastante incierto es el cómo”, sostuvo Alberto Carleti.
“Esta incertidumbre es porque nuestro insumos están dolarizados al dólar blue, hoy tampoco existe plazos de pago y los insumos si se pagan se entregan. Pero además estamos en un mercado recesivo y vamos a haber tenido una inflación de todos nuestros costos y el valor de venta de nuestro producto no se va a actualizar en ese medida, fundamentalmente porque el público no puede pagar ese valor y se va a afectar aún más la rentabilidad”, continuó la reflexión el empresario.
Ante esta realidad, Carleti no pierde la esperanza que se revierta esta situación, pero mientras tanto hay que “tratar de sobrevivir y adaptarse”.