La ola de calor también genera daños en plantaciones de tomate

Aparte de una menor productividad, se deben combatir enfermedades y esperar que el aspecto de los frutos no complique las ventas.

La región de Cuyo es la principal productora de tomate en el país. Foto Orlando Pelichotti / Los Andes
La región de Cuyo es la principal productora de tomate en el país. Foto Orlando Pelichotti / Los Andes

Con más de 4.000 hectáreas provinciales de tomate (más del 80%, con destino a industria), esta hortaliza es central para Mendoza. En ese sentido, a referentes les preocupa que las altas olas de calor provoquen una pérdida en los rendimientos y que los productores se vean perjudicados por un peor aspecto de los frutos.

La situación de los agricultores del Cinturón Verde mendocino se vuelve más complicada con el calor, en especial sobre lo referido al tomate para consumo en fresco. Es que no sólo la planta tiene un mayor estrés (y por eso, menor rendimiento), sino que las manchas hacen que sea más difícil venderlo en las ferias.

“Cuando tenés temperaturas de 35º o 40º para arriba, y dependiendo de la humedad que haya en el ambiente, las plantas hacen menor fotosíntesis, por lo tanto son de menor rendimiento. Por otro lado, te generan problemas porque la planta en realidad no está haciendo circular su agua interna, por lo tanto, están estresadas por falta de agua, porque no ingresa el agua al sistema vascular de la planta”, señaló Martín Betancud, integrante del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza.

Betancud explicó que la transpiración que tienen las plantas es justamente movimiento de agua y las plantas cierran sus estomas cuando hace mucho calor. “Aunque tengas agua en el suelo, con tanto calor, lo único que logras es por ahí bajarle la temperatura, no logras que las plantas tomen el agua, digamos, que puedan hidratarse”, afirmó.

Este conocedor del Cinturón Verde agregó que en el caso del tomate se da un problema de pérdida de producción con el estrés de calor, algo que coloquialmente se llama la enfermedad del “poto seco”. Cuando la planta cierra los estomas, evita también que entren nutrientes como el calcio, y si esto ocurre en un momento en que está formando el fruto, se genera una pudrición seca en la base.

“Vos ves que el tomate está lindo, pero abajo a veces le falta, como que no lo terminó de cerrar bien. Es como si tuviera una costra y eso te genera una pérdida de valor comercial”, apuntó Betancud. A eso se suma que hay mucha mucha oferta de tomate por la época, además de que “se ha plantado bastante y ha caído mucho el consumo en feria por la situación económica”.

Llevar un tomate con ese problema a la feria puede implicar un menor precio o una gran dificultad para encontrar compradores. Para evitar el daño de nuevas olas de calor, la recomendación es hidratar mejor las plantas a la mañana y a la tarde noche, que es cuando baja un poco la temperatura y ahí necesitan mayor disponibilidad hídrica.

El calor y el tomate industria

Si se hace foco en el tomate para industria, un especialista en el tema es Cosme Argerich, profesional asociado en la estación del INTA en La Consulta y asesor técnico de la Asociación Tomate 2000. En su mirada, al ver el impacto de la ola de calor es importante diferenciar los cultivos con riego por goteo y aquellos que se riegan por surco.

En los cultivos con riego por goteo, lo más importante es reponer la lámina evapotranspirada en el día anterior. Si eso se logra, ajustada por el coeficiente cultivo, las pérdidas son mínimas”, comentó el especialista del INTA La Consulta.

Hay que tener en cuenta que las temperaturas mínimas deberían ser inferiores a 25 o 26 grados, porque si no, puede haber una falta de desarrollo del pigmento colorado del tomate en los frutos y pueden salir tomates pálidos o a veces blancos por dentro. “Si las temperaturas mínimas son inferiores a eso y se repone la lámina evapotranspirada, corregida por el coeficiente de cultivo, las pérdidas no son importantes”, resumió.

La mayor parte del tomate que se cultiva en Mendoza tiene como destino la industria.
La mayor parte del tomate que se cultiva en Mendoza tiene como destino la industria.

Por otro lado, están los cultivos de riego por surco, donde se hace muy difícil de reponer el agua (además de que no se riega todos los días). El especialista explicó que ahí se produce un defecto de falta de agua, sobre todo con altas temperaturas, donde la planta no recupera el agua evapotranspirada. Se producen, en primer lugar, una reducción del tamaño de los frutos ya cuajados, y luego la pérdida de frutos y aborto de flores.

Las pérdidas son mucho más importantes en los riegos por surco, de ahí la diferencia que hay entre riego por goteo (con buen riego), reponiendo bien la lámina evapotranspirada, con respecto a los riegos por surco donde eso es casi imposible de lograr, por más de que se riegue mucho, pero una vez por semana”, Argerich. Es muy probable que el alto calor provoque en los de surco una pérdida de producción más acentuada que en temporadas normales.

Enfermedades y hongos

Volviendo al Cinturón Verde, otra mirada es la de Diego “Manota” Montón, referente de la Mesa Agroalimentaria Argentina y secretario del consejo asesor de la Federación de Cooperativas Campesinas y Agricultura Familiar (Fecocaf). En principio, destacó que la temporada de tomate este año ha sido mejor porque hubo más agua que en el anterior, aunque ahora el calor genera problemas de enfermedades.

“El año pasado tuvimos muchísimas dificultades, la temporada pasada se abandonaron partes de cultivos de tomate porque no alcanzaba el agua. Ese no ha sido un problema ahora”, afirmó Montón. A eso, sumó que varias zonas productivas de Argentina tuvieron el llamado virus rugoso del tomate y eso generó mejores precios para el productor mendocino, que no tuvo ese problema.

Los productores deben prestar una atención especial a sus cultivos.
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Los productores deben prestar una atención especial a sus cultivos. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

En cuanto a la ola de calor actual, el integrante de Fecocaf señaló que están teniendo “situaciones de podredumbre y de proliferación de algunos hongos”. Su control se vuelve más difícil porque, en especial con la devaluación de diciembre, el precio de las curaciones ha subido mucho y para un productor es difícil invertir en esos insumos ahora.

“Digamos que esta ola de calor, sin haber tenido este riego abundante, hubiera sido realmente un desastre. Pero bueno, se da en un contexto, por suerte, de abundancia hídrica y eso ayudó a paliar”, reflexionó Montón. La preocupación ahora está en los hongos, a lo que se suman los costos de la logística propios de la época.

Hay mucha incertidumbre con el tema de los combustibles, de los fertilizantes y de distintos productos. Por eso también estamos trabajando muy fuerte en la transición agroecológica, no solo por lo que implica en tranquilidad para los productores a la hora de manipular bioinsumos en lugar de agroquímicos o agrotóxicos, sino que además implica disminuir muchísimo los costos porque los insumos son más económicos”, agregó Montón.

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