La actriz Toni Collette, en la serie “Wanderlust”, le propone a su esposo abrir la pareja luego de un matrimonio de 11 años en el que ya no coinciden en la intimidad, aunque sí en el amor, y ambos son conscientes de ello. En el primer capítulo de esta serie se muestra una situación que, podría decirse, es el signo de los tiempos actuales: el desafío de escindir el placer sexual del amor de pareja y dejar de considerar una relación carnal con alguien fuera de la pareja como adulterio o traición. Claro, para eso hay que tener algunas cosas en claro y sobre todo mantener absoluta franqueza y confianza dentro de la pareja.
Entre los famosos hay varios casos de pareja abierta: Florencia Peña y Ramiro Ponce de León, Elena Roger y Mariano Torre, Will Smith y Jada Pinkett por mencionar solo algunos de los conocidos. Seguramente hay más que se mantienen en el anonimato.
Qué es una pareja abierta
Lara Ferreiro, psicóloga experta en relaciones de pareja, indica que una relación abierta es aquella en la que los integrantes no consideran que la monogamia sea la única vía para mantener una relación estable y sana. “Esta decisión puede establecerse desde el principio o bien como una nueva forma de enfocar la relación”, asegura en la revista virtual ABC de España.
Los miembros de una relación abierta –explica Soraya Calvo, doctora en Educación y sexóloga- pueden tener relaciones íntimas con otras personas sin que esto suponga cuestionarse el amor mutuo, el respeto o la lealtad .
Para Ruth González Ousset, sexóloga, psicoterapeuta y profesora de terapia sexual y de pareja, “el guion social nos hace pensar que la monogamia es la única opción cuando en realidad hay múltiples opciones. Así, esta dinámica funciona en muchas parejas, aunque para el monógamo más convencido pueda parecer imposible”, sostiene.
Tipos de relaciones abiertas
- Abierta en lo emocional . Pueden vincularse con otras personas, pero sin besos ni sexo.
- Abierta en lo sexual . Aquí se puede tener sexo con otras personas, pero no pueden vincularse emocionalmente.
También puede darse la combinación de ambas.
- Relación abierta platónica . Se permiten los coqueteos con otras personas, ya sea de forma virtual o presencial, pero sin llegar a tener sexo.
- Intercambio de parejas . Ambos acuerdan que pueden tener relaciones sexuales con terceros dentro de un contexto ‘swinger’, donde pueden tener múltiples encuentros con diferentes personas.
- Monogamish. Esto es una relación semi-abierta, donde se permite que la pareja tenga encuentros con otras personas solo, por ejemplo, tres veces al año.
- Poliamor. Relaciones afectivo-sexuales con varias personas, es decir, tienes varios novios o novias. También puede ser que sea una relación entre tres o más personas con idéntico vínculo sexo-afectivo entre todos.
Parejas abiertas en Mendoza
Los mendocinos no son ajenos a estas cuestiones. Ya hemos relatado en esta misma columna la movida swinger, tríos (sobre todo en parejas que buscan a una tercera persona), cuckolding, y grupos organizados para mantener encuentros sexuales multitudinarios en determinados lugares.
Las parejas abiertas también existen en Mendoza y hasta grupos que organizan encuentros donde conocer gente para tener sexo fuera de la relación estable, a sabiendas y con el consentimiento de ambos integrantes.
Sin embargo, la idiosincrasia conservadora local, el carácter íntimo del tema y las características de estos grupos mantienen oculta su identidad y hacen muy difícil realizar un contacto con motivos periodísticos. Tampoco tienen sitios online ni lugares físicos donde encontrarlos, pero estos grupos existen y mantienen una actividad constante vinculando personas mediante el “de boca a boca”.
En contra de la infidelidad
“Hay personas que se encuentran muy bien en el modelo de la monogamia y no sienten ningún tipo de atracción por nadie que no sea su pareja”, explica la sexóloga González Ousset. Sin embargo, también se da el caso de personas que sí se sienten atraídas por otras, pero no soportan la idea de que su pareja sienta lo mismo hacia un tercero, por lo que nunca dan el paso a abrir la relación.
Las estadísticas indican que, aproximadamente, el 60% de los hombres y el 40% de las mujeres han sido infieles por lo menos una vez. Y estos datos no incluyen a las personas que quieren ser infieles y no pueden, por ejemplo, por la incapacidad de encontrar con quien. En consecuencia, las parejas abiertas cubren un nicho que no contemplan ni las relaciones cerradas ni la monogamia sucesiva ni la infidelidad: la posibilidad de vivir sin culpa y sin castigo otras relaciones sexuales sin renunciar al calor del hogar.
¿Son viables las parejas abiertas?
María del Mar Martín, psicoanalista del Espacio Psicoanalítico de Barcelona, pone el acento en dos condiciones para ella fundamentales: “Que ambos tengan el mismo deseo de pactar una relación abierta. Y, además, que cuiden la pareja primaria. Conseguir que eso que la hace especial siga siendo especial”. Además, es imprescindible una buena gestión de las emociones por parte de ambos miembros de la pareja, un conocimiento profundo de lo que se hace y una gran claridad en las decisiones que se van tomando a cada paso. En este sentido, el diálogo fluido y constante es una de las claves para que una pareja abierta funcione a largo plazo.
“Y para mí lo más importante es la confianza”, añade Raquel Gutiérrez, de 33 años, en una nota publicada por el diario español La Vanguardia, en 2012. “El hecho de que yo sepa y sienta con seguridad que soy la persona más importante para mi pareja aunque esta tenga otras relaciones. Si mi pareja me cuida, y yo la cuido, y la relación está consolidada, una relación abierta puede ser muy enriquecedora. Pero hay que plantear abrirla cuando está consolidada. No en la fase de enamoramiento, sino cuando las bases son firmes”, asegura.
Cómo plantear una relación abierta
Establecer reglas: Al plantearle a la pareja una relación abierta es esencial establecer límites dentro de los cuales ambos puedan moverse con comodidad. Por ejemplo, no hablar de las otras personas dentro de la pareja, establecer días o tiempo para los encuentros con otros, decidir si lo van a comunicar a los demás o no, palabras clave para momentos en los que uno de los dos está con otra persona, o cualquier cosa que haga que la pareja se sienta cómoda con la decisión tomada.
Para hacer que en una relación abierta los celos no estén presentes, es vital intentar comunicarse más de lo habitual. Al empezar las relaciones abiertas ambos deben decir todo lo que sienten o piensan.
Poner límites claros: Antes de salir a por nuevos encuentros sexuales, es importante que ambos sepan qué cosas sí están permitidas y cuáles no. Es esencial saber con quién puede suponer un problema tener una relación sexual fuera del vínculo.
Tener en claro que abrir la pareja también puede fracasar. Ante esto, tener un plan de contingencias, por ejemplo, un terapeuta a quien acudir en caso de que abrir la pareja resulte ser una mala experiencia.
¿Se puede sostener en el tiempo?
“No a medio o largo plazo”, explica Antoni Bolinches, psicólogo clínico y terapeuta de pareja. Entendiendo la viabilidad en el sentido de que ambos miembros de la pareja estén satisfechos con la relación. “Más o menos el cinco por ciento de las parejas estables intentan convertirse en parejas abiertas. Y de estas, tres de cada cuatro se rompen”. En cambio, Valérie Tasso, sexóloga y escritora, considera que son viables, pero “exclusivamente para las personas que se preparan para ese tipo de relación, se introducen de manera progresiva e inteligente y cuidan sus sentimientos y los de la pareja”. Y lo afirma no sólo como sexóloga, sino también desde su experiencia personal: “Algunas de las relaciones que tuve fuera de la pareja fueron muy bien; otras me colocaron al borde del precipicio. Y se acabaron porque ya habían cumplido su objetivo o ponían en riesgo inútilmente mi relación de pareja o la de ellos”.
Ventajas de una relación abierta
La primera y obvia es que pone a la pareja en situación de igualdad: los dos saben que el otro posiblemente tenga sexo con un desconocido pero ambos tienen la posibilidad de hacerlo sin secretos, sin mentiras, sin tener que inventarse una reunión de última hora en el trabajo o juntadas con amigos. Por lo tanto, existe una mayor comunicación entre ambas partes para que no haya problemas
Además una pareja abierta obliga a salir de la zona de confort y buscar la felicidad dentro y fuera de la misma, pero sin lastimar ni mentir. Muchas personas tienden a la tristeza a causa de la rutina y la comodidad que se experimenta dentro de una relación cerrada.
La pareja primaria tiene un proyecto de vida, incluso estar casados o vivir juntos, tener hijos, planes de inversiones económicas y emocionales a futuro, etcétera. Ambos coinciden en que el vínculo de esa pareja es el más importante ya que estructura su vida afectiva con amor, complicidad, compañerismo, cuidado mutuo y protección material.
Pero a la vez pueden darse la libertad de vivir en el plano sexual aquello que necesitan sin perder los beneficios de una pareja estable, sin sentir culpa y sin el temor de “ser descubiertos”.
Por otro lado, al tener más parejas sexuales, una relación abierta puede aprender nuevas formas de reavivar la pasión. De esta forma, a través de los encuentros sexuales fuera de la relación se pueden conocer fetiches o nuevas maneras de disfrutar del sexo.
Así, los integrantes de una pareja se permiten vivir “otras historias” de manera consensuada evitando la infidelidad, sentirse traicionado o estar traicionando la confianza de quien es depositario del amor, por un impulso o atracción sexual con un tercero.
Desventajas
Los riesgos o las dificultades que tienen que afrontar las parejas abiertas son varios que van desde el admitir que desean permitirse estar con otras personas hasta el riesgo de ruptura frente al enamoramiento de un tercero.
Ante esta posibilidad es habitual que aparezcan celos o planteos que, en teoría, no deberían existir. “Hay personas que están en una pareja abierta y creen que pueden sobrellevar esos celos. Pero cuando su pareja viene de tener una aventura, la tratan peor”, explica María del Martín.
No se trata solo de plantear abrir la pareja sino, sobre todo, de ser conscientes de los riesgos y de las propias limitaciones. Lo importante no es pensar si quiero o no una pareja abierta, “sino qué tipo de sexualidad y afectividad necesito”, enfatiza la especialista. Porque suele pasar que una de las partes acepte una pareja abierta -con tal de no perder a la otra persona-, pero en realidad desea una cerrada y con el pasar del tiempo, conoce a alguien, le gusta, se engancha y esta persona le propone una pareja cerrada, entonces termina rompiendo la pareja inicial.
Por otro lado las estadísticas indican que las parejas tradicionales no funcionan bien, al menos en la mitad de los casos, ya que en promedio el 50% de las parejas cerradas termina rompiendo.
Por otra parte, aunque cada vez más mujeres toman la iniciativa para plantear este tipo de relación, en cuatro de cada cinco parejas abiertas la iniciativa es del hombre. Y muchas mujeres tienen un conflicto entre su moral y el placer que podrían encontrar en una relación de este tipo. “Acostumbran a necesitar un vínculo afectivo más fuerte para tener sexo. Muchas sienten que su pareja nos las quiere lo suficiente cuando les plantean estas relaciones y dos tercios de las veces, la propuesta no funciona”.
Dolor emocional: Las relaciones abiertas pueden suponer un dolor para una de las partes del vínculo debido al miedo o temor de que el otro participante sea más feliz fuera de la relación. Este tipo de sentimientos pueden derivarse también a causa de una falta de autoestima.
Además aumentan los riesgos de enfermedades de transmisión sexual, por lo que es esencial establecer algunas reglas para no padecer este tipo de consecuencias en una relación abierta.
Por último, la hipersexualidad puede generarse a través de una relación abierta mal llevada. El estrés para complacer a diversas personas puede llevar también a perder la libido en la relación.