Dejemos de lado los chismes del corazón que cuentan que en el set de rodaje de “No te preocupes, cariño”, su directora Olivia Wilde (antes hizo la desenfadada y divertida ”Booksmart”) se enamoró del actor y cantante Harry Styles al cual convocó para el protagónico; o que la película fue escándalo debido a las peleas de varios de los participantes en ese mismo plató. Florence Pugh, la coequiper de Styles es más contundente en su interpretación que el romance ya extinguido.
De hecho, una de las pocas cosas interesantes a nivel de actuación en “No te preocupes, cariño” es la carnadura que Pugh le pone a su Alice en el film. Y, cuidado, que entre los nombres de este elenco hay varios rutilantes: Chris Pine, Asif Ali, Dita Von Teese, la propia Wilde son algunos de ellos.
La trama y la idea son interesantes. Tienen algunas filiaciones con “Suburbicon: bienvenidos al paraíso” que diestramente dirige George Clooney e interpreta Matt Damon. También algo de “The Truman Show” y hasta aires de “Mad men”. Nos cuenta que un grupo de matrimonios, en los ‘50, viven en una comunidad absolutamente perfecta que se llama Victoria, y creada como una especie de proyecto social.
Todo es tal y como se soñaba en el Estados Unidos puritano de esa época: matrimonios en los que el marido sale a trabajar mientras sus esposas se quedan en casa para hacer cenas deliciosas, chusmear con las vecinas-amigas a la tarde, cuando han terminado los quehaceres, están de punta en blanco esperando a sus hombres con cócteles espectaculares y sueñan con hijitos que las entretengan y le den un por qué a esa rutina.
En esa vida “ideal” la película hace foco en la pareja de Alice (Pugh) y Jack (Styles). Ambos son tan felices como las otras duplas, hasta que comienzan a notarse las grietas del experimento social que deviene en infierno. Y quien intenta dilucidarlo es Alice.
La idea y la trama se parecen a “Suburbicon...” en esta intención de crítica ácida y oscura a ese modelo familiar y moral que sostuvo al imperio estadounidense hasta el presente. Pero, a diferencia de la gran película que conduce Clooney, “No te preocupes, cariño” se enrieda en los pliegues de una distopía extraña que, a medida que avanza el film, se vuelve confusa, incompleta y sin giros narrativos que expliquen causas y consecuencias con coherencia y cohesión.
Es que, como dijo hace unos días la gran Lucrecia Martel: “la película siempre es mucho más que la trama”. Y para que ese concepto prospere hace falta: un guión sólido, un montaje (sintaxis) que aporte la poética, estética e ideología del film, y sus tres códigos (textual, visual y sonoro) aceitadísimos. Tambien son precisas las buenas actuaciones. Todo esto, en sintonía con la mirada o enfoque que el director o directora le quiera dar a la película en una construcción coherente y cohesionada; como pide el lenguaje cinematográfico (o cualquier lenguaje que se precie de tal).
“No te preocupes, cariño” tiene, en este listado de necesidades narrativas que enumeramos rápidamente, dos o tres logros: un diseño de producción y fotografía son verdadermanente prodigiosos y vuelven deslumbrante a la imagen; pero además le aportan al film esa estética e ideología de la que surge la crítica elegante.
La otra decisión acertada es la elección de la pareja protagónica (Pugh, Styles) y su antagonista (Chris Pine). Todos dan con lo justito la talla del personaje que se les pide: apenas superficies. Florence Pugh, la que más peso dramático tiene en el film, se luce un poco más a sus anchas porque es muy buena actriz; aunque no es esta película la altura de lo que puede lograr interpretativamente.
Y ahí paremos de contar. “No te preocupes, cariño” es entonces una película visualmente impactante pero pretenciosa: los inserts coreografiados y sus ínfulas orwellianas la vuelven excesiva, subrayada. Pero además es confusa y, de tanta referencia sin personalidad propia, una película sin alma.
La ficha
“No te preocupes cariño” (Don’t Worry Darling, 2022, 122 min., Estados Unidos). Género: Thriller. Dirección: Olivia Wilde. Guion: Katie Silberman, Carey y Shane Van Dyke. Música: John Powell. Fotografía: Matthew Libatique. Con: Florence Pugh, Harry Styles, Olivia Wilde, Chris Pine. Disponible en: HBO Max. Nuestra calificación: Regular.