Malena Solda está de vuelta en la televisión: su papel en “ATAV 2″ y los recuerdos de tiras memorables

Pese a sus 46 años, Malena Solda es una veterana de la actuación en la pantalla chica, y ahora una de las actrices privilegiadas que pueden seguir haciendo ficción en este medio.

Malena Solda está de vuelta en la televisión: su papel en “ATAV 2″ y los recuerdos de tiras memorables
Malena Solda es una cara de larga trayectoria en la televisión. (Gentileza Nacho Lunadei)

Soy una persona que genera. Que enseguida está en movimiento”, confiesa Malena Solda en este auspicioso regreso a la pantalla chica. Como una villana carismática en Argentina, tierra de amor y venganza 2, la actriz, que pese a ser joven ya es una veterana del oficio, salió a defender eso que parece perdido: la ficción en la televisión abierta.

En una entrevista con diario Clarín, reconoció que es un momento de transición entre la tevé convencional y las plataformas, y que vive esta situación como un tablero en el que las fichas recién se están acomodando.

Como fuere, es una privilegiada de poder seguir haciendo tiras. Un formato que la volvió popular hace más de dos décadas, participando de verdaderos episodios míticos de la ficción nacional: “Montaña rusa”, “Buenos vecinos”, “Gasoleros” y tantas otras.

¿Cómo vive “ATAV 2″?

-¿Hubo reencuentros en “ATAV 2″, con caras que no frecuentabas desde esas épocas doradas de la tele?

-Sí, claro. Con Matías Santoianni. ¡Hermoso reencuentro! No trabajábamos juntos desde “Gasoleros”, en el ‘98. Así que, imaginate. Somos otras personas...

Solda en la tira de Pol-Ka para Eltrece.
Solda en la tira de Pol-Ka para Eltrece.

-¿Cómo te recordaba él?

-No sé, habría que preguntarle. En ese momento no grabábamos tanto juntos, pero lo recuerdo a él muy alegre, con mucho disfrute y yo también, pero más cauta. Más buscando un lugar, en un éxito que era tremendo. Pero con más cuidados.

-Pisando despacito...

-Sí, más cauta. Y cuando vas creciendo te vas afirmando y ya no te asustan tanto ciertas cosas. Creo que tenía que ver con el miedo al ridículo.

-¿Rechazaste muchos trabajos por eso?

-Sí, seguramente hubiese corrido más riesgos. Pero, con el diario del lunes, todo el mundo es Gardel. Tenía que conocerme como actriz. Y era mucho de cargarme mis propias expectativas, y un poco de los demás, también.

-¿Sos vulnerable a la mirada del otro?

-Hoy no. Ya aprendí cuáles son mis parámetros. Y, si la mirada del otro entra dentro de eso, lo tomo. O digo: ésa es tu opinión, pero no es lo que yo busco.

-¿Te costó involucrarte en proyectos que ameriten tu vuelta a la ficción?

-Un poquito, sí. Pero está bueno, porque cada modelo de producción de plataformas hoy trae sus propias formas de contar historias.

Afiche de la segunda temporada de "ATAV".
Afiche de la segunda temporada de "ATAV".

¿Cómo ve la TV Malena Solda?

-Vos empezaste en otra tele y volvés a una que hoy la tiene muy difícil...

-Sí. O que sencillamente no prioriza la ficción.

-¿Te preocupa que no lo haga?

-Sí, me preocupa. Me da pena también. Porque los autores, las directoras y directores, las actrices y los actores son parte de nuestro patrimonio cultural también como sociedad. Además, no necesariamente implica muchísimo dinero. Simplemente necesitás un buen libro, buenos actores y buen director o directora. Todo lo demás, el decorado, es secundario.

Y propone: “Se podrían buscar formatos nuevos, que no impliquen un gasto extraordinario. En los años ‘80, en Gran Bretaña, un dramaturgo, Bennett de apellido, escribió ‘Las cabezas que hablan’ ( ‘Talking Heads’), un programa de monólogos de grandes actrices frente a cámara. ¿Y cuánto pudo haber costado? Tal vez, hay que ponerse más creativo desde el libro. Lamento que no sea la prioridad, pero son ciclos y esperemos que pase”, reconoce.

“Porque la ventaja de que produzcan los canales es que tomamos la decisión nosotros, también, sobre qué, cómo y cuándo, mientras en plataformas hay dos millones de filtros que uno no conoce y la decisión se toma externamente a las cuestiones artísticas”, explica, metida en situación.

-”ATAV 2″ es la única tira argentina al aire y los números no acompañan. ¿Por qué no funciona si la gente pedía tanto la vuelta de la ficción?

-Eso no lo sé. Es muy difícil saber por qué algo tiene éxito y por qué no. Si tuviésemos la fórmula todo sería un éxito. Tampoco creo que sea tan así, que no lo mira nadie. Porque todo el mundo me habla de Ethel (su personaje, esposa de un empresario teatral). Tal vez el canal espera una cantidad de rating para poder cobrar una tanda publicitaria a cierto valor. Pero, hoy en día, la gente no la mira solo en el aire. Lo hace cuándo y dónde quiere y esos números no cuentan para ellos. Pero hay público también ahí.

ATAV 2 traerá nuevos  personajes y se sitúa en una de las etapas históricas más oscuras del país.
ATAV 2 traerá nuevos personajes y se sitúa en una de las etapas históricas más oscuras del país.

-Sin contar los volantazos de horario, que no ayudan y la gota que rebalsó el vaso: el recorte de escenas.

-Me comunicaron del canal que eso ya no iba a pasar. Es más, ni me había enterado. Cuando nos dijeron que ya no iba a pasar, ahí me enteré que estaba sucediendo. Yo tuve mucha suerte con las ficciones que hice: Verdad consecuencia, Gasoleros, Buenos vecinos, Soy gitano, Los ricos no piden permiso, Mujeres asesinas, Cuéntame cómo pasó y Montaña rusa, que el año que viene cumple 30 años.

-¿Creés que la grilla actual, con puro reality y lata turca, refleja lo que la gente quiere consumir?

-Sí, creo que la gente quiere que le hagan compañía. Muchos jóvenes ponían Gran hermano y hacían otras cosas con eso de fondo. Y la vida de esos personajes, adentro de esa casa, los acompañaba. Como si estuviera la radio. Eso mismo lo puede hacer la ficción, pero hoy cubren ese lugar las novelas turcas, que son melodramas en el estilo más tradicional.

-¿Vos encontrás compañía en la tele?

-A veces la pongo. Cuando estoy cansada y no quiero mirar algo en una plataforma, porque me implica estar más activa como espectadora... Me pasó, durante el verano, los sábados a la noche, de quedarme mirando programas en Volver. “Matrimonios y algo más” o “Mujer, mujer, libérate”, con Mirta Busnelli, un hallazgo.

Solda actuó en tiras como "Gasoleros" y "Montaña Rusa".
Solda actuó en tiras como "Gasoleros" y "Montaña Rusa".

-Decías que todo el mundo te habla de Ethel: una mujer de avanzada para la época, siendo productora en los ‘80, y encima tan plantada.

-Me parecía importante marcarlo. Porque el personaje también se define en sus vínculos alrededor. No sólo con el marido, sino con las vedettes, con roles más livianos. Y me gustó ponerla en otro lugar, ya que no son todas las mujeres iguales. También con sus rasgos humanos y vulnerabilidad, porque mostrar matices es más creíble.

Y, con un máster en ficciones de época, comparte: “Soy de tomar cosas de novelas que haya leído, películas o situaciones que observo en un escenario. Cuando grabamos ATAV, yo estaba haciendo Julio César y observaba mucho a Moria Casán y ahí encontré material”.

-¿Hoy podés verte en una escena de “Montaña rusa” después de casi 30 años? Siempre está el comentario de: “No le pasa el tiempo”.

-(Se ríe) Sí, pasa el tiempo, pero me da ternura ver desde dónde trabajaba, desde la intuición y el juego. Que hoy en día sostengo, pero ahí era inconsciente.

Figura desde los 16, Solda experimentó otra montaña rusa: la de la fama prematura. “En otra época eran las revistas y es parte del juego, pero no me siento más actriz porque salga o no en una tapa. Obvio que ayuda a tener un montón de likes y seguidores, pero no es lo más importante. Nunca lo fue en mi vida”, dice y, aún en la era de redes, planta bandera: “No expongo mi vida porque no me siento cómoda con eso. No me hallo. No me da libertad, todo lo contrario. Soy muy discreta”.

-Pero tenés redes sociales.

-Sí, pero trato de no exponer a mi familia. Me dan un poco de impresión esos límites que están borrosos entre la vida privada, lo público y lo íntimo. Mostrar la intimidad al mundo no me parece que esté bueno.

Y, tajante con las ventanas de su intimidad, reflexiona: “Entiendo el morbo o la necesidad, pero no todo tiene que estar compartido todo el tiempo. Mi hijo (Teo) es chico, pero me parece importante que ya entienda lo que implica la exposición, porque de adolescente, si no, puede ser muy dañino, con la vulnerabilidad que eso conlleva”.

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