No a la reelección

Gildo Insfran, gobernador de Formosa desde 1995.
Gildo Insfran, gobernador de Formosa desde 1995.

Lo que ocurrió en San Juan o en Tucumán, con la no reelección de los mandatos de gobernador, nos debe hacer pensar en que el eternizarse en los gobiernos, hacen que se vuelvan inmunes a las críticas y no gustosos de dar explicaciones a la ciudadanía.

Peor aún: los que pueden ser reelegidos y algunos indefinidamente, comienzan a creerse dueños del poder y los ciudadanos, convertirse en esclavos que hacen caso absoluto de lo que dice el que se ha convertido en cacique, o, pero aun, en dictador.

Porque una vez en el poder y en sucesivas reelecciones, comienzan a crear el clientelismo a través de ciertas prácticas mafiosas. No te proveo de agua, en aquellos lugares en donde no la hay. O no te doy el subsidio, si no acatas mis órdenes.

En definitiva, compran la voluntad del electorado, mediante dádivas, promesas, extorsiones o aprietes.

De allí es que sería muy útil, que, en una reforma de la Constitución Nacional, obligue a todas las constituciones provinciales, a prohibir la reelección de los gobernantes. Una buena medida adoptada en algunas como la provincia de Mendoza.

Eso ayuda a que los gobernantes no se eternicen en el poder y que no sea viables aquellas prácticas utilizadas por algunos gobernantes como en el caso de Formosa o San Luis, donde se alternan hermanos en el poder o uno solo durante varios períodos de mandatos. De esa forma lograríamos terminar con los caciques y lograríamos entronizar la democracia como forma real de gobierno. El permitir la reelección de cualquier funcionario, es fomentar el eternismo en el poder. Y ya sabemos, que el poder desmedido, corrompe al funcionario.

Osvaldo Enrique Arriaga. Abogado

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