Intentar el cambio

Después de tanto tiempo de esconder la verdad, los acontecimientos ocurridos recientemente con motivo de las elecciones están logrando que, al correrse el velo, se va esclareciendo la realidad del país y, como era previsible, nos vemos enfrentados a una situación muy grave. El peronismo se ha mantenido siempre detrás de una máscara, de una fachada, de una falsa ilusión, aceptando como válidas sus propias mentiras y fantasías.

Un país no puede vivir gastando más de lo que recauda, tal como lo ha hecho el Estado argentino, alimentando la inflación e incrementando la pobreza. Y así, como consecuencia de esta situación inadmisible, quizá podamos entender que el nivel general de vida que creemos tener no es cierto ni sostenible; es precario, artificial y falso. La asistencia social, la educación, las jubilaciones, la salud, los servicios públicos, la infraestructura, la seguridad no tienen un sustento verdadero. No se pueden mantener en el contexto actual de enormes desequilibrios económicos y financieros; con corrupción, un Estado gigantesco e intervencionista, subsidios generalizados, empresarios prebendarios y un sindicalismo retrógrado y perverso.

Entonces, hay que admitir que no somos el país que creemos ser; somos mucho más pobres en todo sentido, tanto en lo material como en lo moral, con el agravante de ser muy poco proclives a la autocrítica. Por ello, creo que será muy difícil para el nuevo gobierno mejorar y hacer progresar a una sociedad como la nuestra, tan adicta al amparo y la limosna estatal, aunque, a su vez, oprimida y arruinada por ese mismo Estado envilecedor. Pero de alguna manera hay que intentar el cambio, ya expulsado el peronismo, a fin de recomenzar el lento camino de la prosperidad que se abandonó hace tantos años.

Leo Lardone. DNI 8.030.088

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