Los debates electorales deben contener el tema Malvinas

En días se realizarán dos de los debates que deben efectivizar los candidatos presidenciales antes del comicio general del 22 de octubre próximo. Oportunidad para confrontar sobre los temas que preocupan e interesan a la ciudadanía, entre los cuales no debería faltar la llamada Cuestión Malvinas.

Islas Malvinas
Islas Malvinas

Los cruces de ideas y definiciones entre los cinco candidatos a los comicios generales del 22 de octubre próximo, se realizarán los domingos 1 de octubre en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) y 8 de octubre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Son polémicas importantes en los que aspirantes al sillón de Rivadavia, Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad), expondrán qué harán en caso de llegar a la conducción del país.

La Ley 27.337, sancionada el 23 de noviembre de 2016 por la Cámara de Diputados y el Senado de la Nación, estableció la obligatoriedad de debates preelectorales públicos entre candidatos a presidente de la Nación “con la finalidad de dar a conocer y debatir ante el electorado las plataformas electorales…”

En caso de haber balotaje, se realizará un tercer encuentro el 12 de noviembre, también en la Facultad de Derecho de la UBA para “agilizar cuestiones organizativas”.

Además, de los tradicionales temas sobre los que planean considerar, como Economía, Seguridad y Relaciones Exteriores, una de las propuestas es que haya preguntas de la gente, preseleccionadas, que se elegirán por sorteo en el momento de la confrontación de ideas.

En este aspecto, sostenemos que sería de trascendencia para la ciudadanía que el debate contenga un espacio de discusión sobre las Islas Malvinas, es decir, poner sobre el tapete cómo encarará cada fuerza la exigencia de Argentina de recuperar la posesión de esos espacios australes, considerados parte integral e indivisible de nuestro territorio, que nos pertenecen por haberlos heredado de España tras la emancipación de mayo de 1810.

Debido a la persistente negativa del gobierno británico a dialogar sobre la soberanía de las islas y justificar su posición por el principio de la autodeterminación de los actuales ocupantes del suelo malvinero (los kelpers), cualquier signo político que asuma los destinos de la Patria tendría que mantener el emblema: “Las Malvinas fueron, son y serán argentinas”.

Sin olvidar, además, que en muchas partes del mundo se ha prestado adhesión al reclamo argentino sobre el archipiélago. Así lo reconocen el Mercosur, la Unasur, la Celac, el G77+China, y la Organización para la Unidad Africana. El último gran logro de la diplomacia nacional fue que la Unión Europea (UE), en su última cumbre, reconoció en su documento final el principio de la integridad territorial y declaró que Malvinas es un territorio en disputa, llamándolas por su nombre.

Por eso hay que procurar que desde los mayores niveles del Estado argentino se sostenga la cruzada malvinizadora, tal como interpreta la mayoría del pueblo argentino y en correspondencia a como se enseña en las escuelas públicas y privadas de toda la jurisdicción nacional, donde camadas infantiles y juveniles se forman y educan en la afirmación de que esos territorios nos pertenecen como cualquier otro punto de la geografía nacional.

Sobre la situación de los actuales habitantes de las Malvinas, que suman unas 3.000 personas, tendrían garantizados sus derechos culturales, económicos y sociales en tanto habitan nuestro territorio, como señalara al respecto el secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guillermo Carmona.

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