La crisis alcanzó a las ferias y los mayoristas de ropa del centro

Aunque los negocios al norte de calle Godoy Cruz ofrecen precios muy accesibles, no han podido escapar a la caída en las ventas por la pérdida poder de compra.

La caída en las ventas llegó a los comercios mayoristas y minoristas de ropa del centro mendocino. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
La caída en las ventas llegó a los comercios mayoristas y minoristas de ropa del centro mendocino. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Hasta hace un tiempo atrás, la calle Las Heras marcaba una especie de límite entre una parte del centro y otra, donde los precios empezaban a disminuir, pasando por los persas hasta llegar a los mayoristas de indumentaria. Mientras, hacia el sur, el movimiento de compras era bastante modesto, al norte, las veredas estaban llenas de gente con bolsas, que aprovechaban la posibilidad de comprar prendas a valores mucho más accesibles.

Sin embargo, hoy, aun esos locales, en los que se puede adquirir ropa de mujer, hombre y niños, y en muchos casos accesorios, en un mismo lugar, con precios bajos (sólo se acepta efectivo), se han sumado al ritmo lento del sector comercial en general. Los vendedores aseguran que las ventas en unidades han caído y que tienen más clientes los primeros días del mes, y después, sólo los sábados.

Carmelina, una de esas comerciantes de la zona comprendida entre Godoy Cruz, 9 de julio, Eusebio Blanco y San Martín, sostiene que, si el local no fuera de su esposo, ya hubiera cerrado y se dedicaría a vender desde su casa. Señala una caja con bombachas para nena y cuenta que vende dos por $500, porque con ese tipo de ofertas atrae a la gente, que tal vez se lleve algo más. Pero añade que no pueden subir los precios, porque si no, no venden, aunque la factura de la luz casi se le cuadriplicó en el último mes.

La vendedora que trabaja con ella señala que a la gente le parece caro todo. Esto, pese a que una remera para hombre cuesta $4.800, una de mujer $3.500 y la docena de zoquetes “invisibles”, $3.500. “Vienen, miran, preguntan y se van”, añade. Como están cerca de un supermercado mayorista, las familias compran alimentos, de primera necesidad, y después se dan una vuelta por los locales de ropa. Y Carmelina explica que el comprador no sabe si está pagando bien o no, y ella misma no sabe si, una vez que venda la mercadería, va a poder reponerla.

En otro comercio, Érica coincidió en que la gente busca mucho el precio y que, si bien el inicio de clases generó un cierto repunte, las ventas no han estado como otros años. Es que, en 2023, un conjunto escolar, de buzo y pantalón, costaba $8 mil y hoy, $15 mil. Sin embargo, sí ha notado que las mamás de niños que asisten a escuelas privadas compran las chombas para agregarles después el logo.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

La comerciante contó que, después del 10 de cada mes, el número de clientes disminuye mucho y deslizó que le preocupa que las camperas de invierno llegan con precios de $50 mil u $80 mil. En cambio, destacó que sí se venden más los accesorios, por lo que está pensando en sumar bijouterie y maquillaje, ya que la venta de indumentaria no le está rindiendo. Sí seguirá teniendo ropa para bebés, porque las familias siempre necesitan prendas para los pequeños.

Antes, cuando los mendocinos querían encontrar precios accesibles, iban a los persas y otros comercios ubicados sobre calle General Paz, Godoy Cruz, España y 9 de julio. Sin embargo, con el tiempo, los valores en esos sitios comenzaron a elevarse y la brecha con los comercios del microcentro se achicó. Bastante más cerca en el tiempo, surgieron los comercios mayoristas o ferias, ubicados un poco más al norte, en donde la oferta es amplia y el requisito en común es la compra en efectivo.

Menos unidades

“Ha bajado la venta porque a la gente no le alcanza”, lanza Susana, quien lleva un año trabajando en un local mayorista y minorista. Así, si antes vendían 100 docenas de zoquetes en una semana, ahora apenas llegan a las 30. La disminución, precisó, se produjo a partir de diciembre. Sí ha notado un poco más de movimiento ahora que la gente empezó a cobrar la escolaridad de Anses, aunque no llevan tanto ropa para la escuela, como prendas de abrigo.

Sin embargo, el fuerte de ellos es la venta mayorista, señala. Se trata de personas que venden por las redes sociales -publican en sus estados- y luego van al negocio con un pedido específico, que después entregan a sus clientes. El resto, son familias que, cuando cobran, salen a comer un pancho y compran algo de ropa.

En la zona ha habido bastante renovación y han aparecido nuevos locales. Pero también hay algunos que pueden considerarse “históricos”. Rocío, quien trabaja en uno de estos, contó que ya tienen clientes habituales, mayoristas, y que no han notado demasiada variación en la afluencia. El sábado, en cambio, es el día que llega mayor cantidad de gente, sobre todo cuando cae en los primeros días del mes.

Kenny reconoció que las ventas están bajas y que, así como el año pasado vendieron bastantes conjuntos colegiales, este no ha pasado lo mismo. Sí han vendido algunos shorts y chombas, pero consideró que tampoco están ayudando los días de tanto calor, porque son pocos los que compran prendas con friza con estas temperaturas. Así, estimó que podría repuntar cuando lleguen las primeras jornadas frescas.

En cuanto a los precios, señaló que hay distintos tipos de clientes: el que ha seguido comprando algo de ropa no se sorprende, pero aquel que compró un pantalón el año pasado a $8 mil y vuelve recién ahora y lo encuentra en $16 mil puede llegar a asustarse por la variación.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Caída en las ventas

El informe más reciente sobre ventas minoristas pymes, que realiza mensualmente la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), mostró una caída del 25,5% en febrero (con respecto al mismo mes del año pasado), a precios constantes. También, que acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, frente al mismo periodo del 2023. Y la Federación Económica de Mendoza (FEM) advirtió que la baja en el consumo llega a rozar el 40%.

Sin embargo, por ahora esto no se ha traducido en un cierre marcado de comercios; al menos en Capital. Desde el municipio detallaron que, desde el 1 de enero y hasta el 6 de marzo hubo 133 aperturas de comercios en todo el departamento, frente a 80 cierres. Subrayaron que, por lo general, las bajas se producen con más celeridad, porque quien cierra su negocio quiere dejar de pagar obligaciones cuanto antes, mientras que, al abrir, puede producirse una leve demora. Los rubros con mayor rotación -es decir, aperturas y cierres- son indumentaria, gastronomía y servicios varios.

Yamila Meljim, secretaria de Desarrollo Económico de la comuna, señaló que, en este primer bimestre, ha habido más aperturas que en el mismo período de 2023. Y sumó que hay zonas que están concentrando las nuevas habilitaciones. Una es la que se podría denominar “de las marcas”, desde San Martín a Patricias Mendocinas y de Espejo a Montevideo, en donde las propuestas compiten con los shoppings y se esperan varias inauguraciones en diversos rubros: un bazar, un café, un supermercado exprés y una hamburguesería. La otra, toma parte de la Quinta y la Primera sección, ya que se extiende hasta calle Perú y el límite con Godoy Cruz, donde abrió recientemente Mercado Moreno.

La funcionaria detalló que están elaborando diversas propuestas, en conjunto con cámaras, para sostener la actividad y el empleo, e intentar fortalecer aquellos rubros más complicados. Una de esas iniciativas es un cronograma de peatonales intermitentes en la Ciudad durante todo el año, para ir potenciando distintas zonas, con promociones por parte de los comercios y difusión y actividades culturales que ofrecerá el municipio.

El estreno fue para el aniversario de la Arístides y la siguiente arteria que se convertirá en peatonal por unas horas es Pedro Molina, con sus cafés, en abril. El objetivo es que la gente no sólo piense en ir a comprar algo puntual, sino que recorrer el centro a comercial a cielo abierto sea una experiencia en sí misma.

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