Lenguaje
Denuestos e insultos
Hay una costumbre, hoy arraigada, de expresarse a través de palabras malsonantes, cargadas las más de las veces de rencor e intransigencia.
Hay una costumbre, hoy arraigada, de expresarse a través de palabras malsonantes, cargadas las más de las veces de rencor e intransigencia.
La del título es una de las maneras para referirse a un olvido. La expresión es difícil de entender para las nuevas generaciones, dado que hace referencia a un modo de escritura más propio del pasado.
Hay vocablos que nos resultan bellos, por las intenciones que entrañan. Nos ocurre, por ejemplo, con el verbo ‘perdonar’.
El vocablo “fe” tiene raigambre latina, ya que proviene de “fides”, y actualmente posee varias acepciones y diferentes usos.
Hay momentos en que debemos disminuir el ritmo y es, entonces, cuando recordamos que existen palabras para nombrar la lentitud
Expresiones como esta sirven para expresar hechos o acciones que no tienen sentido. Analizamos varias maneras de decirlo.
La riqueza del término ‘día’ se advierte en la multiplicidad de acepciones del vocablo tomado en forma aislada y, también, en las numerosas locuciones acuñadas a partir de él.
‘Voz’, un vocablo sencillo, pero de una gran riqueza a juzgar por sus numerosas acepciones, que aquí repasamos.
‘Ganar’ y ‘perder’ son dos de las palabras que más usamos, pero ¿qué se esconde realmente detrás de este par de conceptos?
Cuando una circunstancia deja a alguien sumido en la indiferencia, se usa la locución “no darle ni frío ni calor”, que puede mutar en “no entrarle ni frío ni calor”:”Al funcionario, después de las noticias, no le entró ni frío ni calor”.
En el ámbito planetario, ‘mundo’ puede aludir a la Tierra, pero también a cualquier planeta hipotéticamente habitado: “Se fue a vivir al otro lado del mundo”; “Preparan naves para llegar a otros mundos”. Mientras que las primeras definiciones de ‘nada’ nos dan “carencia absoluta de todo ser, sensación de vacío e inexistencia”: “Teníamos la impresión de que allí era el reino de la nada”
Hay dos locuciones que significan que se le dicen a alguien, sin miramientos, cosas que le duelen: ‘decir las cuatro verdades’/’las verdades del barquero’: “Tuvo valentía para decirle al funcionario las cuatro verdades”.
“Ver alguien las orejas al lobo” significa “hallarse en gran riesgo próximo”, como advertimos en “Esos amigos míos dejaron de prestarle apoyo a aquel candidato porque le vieron las orejas al lobo”.
“Dar la palabra” es otorgársela a una persona para que hable en un debate; en cambio “dar mi (tu, su) palabra” significa comprometerse a algo; equivale a “empeñar la palabra” y a quien siempre cumple lo que ha prometido se le dice “de palabra”.
En nuestro país y en Uruguay,e xiste una expresión coloquial: “ser alguien hijo del rigor”, que da a entender que las personas solamente parecen actuar adecuadamente cuando se las castiga o apremia: “Reaccionó bien ante la reprimenda por aquello de que todos somos hijos del rigor”.
Si alguien nos “tira (de) la manga”, no estamos diciendo que ha tratado de tironearnos por esa parte de la prenda, sino que nos ha pedido dinero prestado: “Está en franca bancarrota y anda tirándoles la manga a todos los amigos”.
El verbo “balbucir”, derivado del latín “balbutire” es un vocablo que indica “hablar o leer con pronunciación dificultosa, tarda y vacilante, trastocando a veces las letras o las sílabas”. Por ejemplo: “El funcionario balbuceó solamente incoherencias”.
Vocablo quizás menos conocido y usado es “follón” que como sustantivo, queda definido como “lío, desorden, enredo, complicación”: “¡Vaya follón en que se encuentra metido ese dirigente!”
Que una persona haya tenido origen humilde y haya sido capaz de progresar es siempre motivo de alabanza, pero, si lo ha hecho con malos medios, entonces diremos, con desprecio, que es un “piojo resucitado”.
La prisa en la vida cotidiana ha sido siempre una característica de la existencia humana, pero mucho más en el vertiginoso siglo XXI.
Cada uno de estos elementos tiene, aparte de su primer valor significativo, otros usos y combinaciones que resulta interesante conocer.
Si bien no es muy conocida por el hablante común, sí aparece frecuentemente en textos literarios y periodísticos. Alude a que, si hay un estado catastrófico, se ha llegado a él, como consecuencia de la existencia de males previos análogos.
El gerundio del verbo y su diminutivo (“callando” y “callandito”) se utilizan para indicar disimulo en el decir: “Callando, callandito, va logrando de a poco todos sus objetivos”.