En las tribunas también ganó el color argentino

La magnitud y espectacularidad del Olímpico de Roma contrastó con el poco interés que los romanos le aportaron al partido entre Argentina e Italia.

El calor que rodeó el juego fue la alta temperatura que soportaron los asistentes al tan promocionado encuentro de las dos potencias mundiales. Así, el poco pero fiel público argentino fue el que se hizo notar en todo momento, ya sea en las adyacencias al estadio donde las camisetas, las banderas y, como siempre, los bombos, dijeron presente con las tradicionales caminatas en fila india, con la música de los tambores y el aliento constante.

Los italianos apenas aparecieron con sus gritos cuando los once de Cesare Prandelli pisaron el césped para realizar tareas de precalentamiento. Unos minutos después también ingresó la Albiceleste a precalentar y los hinchas argentinos se hicieron sentir, con banderas de varios sectores del país, especialmente una que decía “Dios y el Messías”, cuyas últimas letras estaban con el rojo y negro de los colores de Newell’s.

A poco de comenzar, las tribunas mostraban otro color y las plateas laterales, la más costosas pero a un accesible precio de 25 euros, casi completaron su capacidad. Al momento de la presentación de los equipos, la explosión mayor del lado argentino se escuchó cuando nombraron a Lamela, obviamente por su excelente nivel en la Roma, y hubo algunos abucheos a Lavezzi, por su pasado en Napoli.

Los italianos, por su parte, le confesaron su amor al capitán Buffon, al referente Pirlo, y los locales De Rossi y Osvaldo.

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