Víctimas de Corradi y sus abogados tras la muerte del cura: “Los abusos no quedaron impunes”

Familiares de los alumnos abusados en el Próvolo y los abogados querellantes se confroman con que el cura haya sido condenado antes de morir.

Corradi no pasó un día en la cárcel tras la condena debido a su avanzada edad y a su estado de salud. Murió siendo cura. Foto: Archivo
Corradi no pasó un día en la cárcel tras la condena debido a su avanzada edad y a su estado de salud. Murió siendo cura. Foto: Archivo

La muerte de Nicola Corradi (85), uno de los religiosos condenados por los abusos sexuales cometidos en el instituto Próvolo de Luján, dejó a sus víctimas sabiendo que no pasó ni un día en la cárcel pero con la certeza de que el haber revelado los espantos que se vivían en el colegio para niños sordos y lograr su condena le permitieron al mundo conocer las aberraciones que había cometido.

El 25 de noviembre de 2019 el sacerdote fue condenado a 42 años de prisión por abusos sexuales y corrupción de menores en el colegio de Carrodilla. En la misma fecha fueron condenados el también sacerdote Horacio Corbacho, 59 años, y el jardinero Armando Gómez, de 49 años. Corbacho recibió 45 años y el jardinero 18.

Por su edad y su estado de salud, Corradi no pasó ni un solo día en una cárcel común. Sin embargo, para las víctimas, sus familias y los abogados querellantes en la causa eso no opaca el enorme logro, histórico y sin precedentes a nivel mundial, tras una lucha incansable.

“Por su avanzada edad no pudo estar en la cárcel, pero pudimos darle a conocer al mundo quién era Nicola Corradi y condenarlo fue lo más grande que pudimos lograr”, se refirió Ariel Lizarraga, padre de una de las víctimas del cura italiano. “Era un pedófilo que arrastraba denuncias desde Italia, después en La Plata, con denuncias también en Estados Unidos. Más de 40 años abusando”, agregó para buscar transmitir la dimensión de lo logrado.

Lizarraga transmite con un tono de voz fresco y sereno, pero que deja percibir todo lo que tuvo que procesar y sentir en este tiempo. “Gracias a la denuncia que hizo mi hija en 2016 y a la lucha de muchos se pudo parar esa bola pedófila que giraba”, aseguró. Y agregó: “Por eso hoy su nombre es tan famoso: porque el mundo ya sabe lo que ocultaba y callaba la Iglesia tan impunemente por tanto tiempo”.

Tras una condena lograda en la, tan endeble por momentos, Justicia terrenal, Lizarraga expresó estar contento porque “ahora será el Ser Supremo quien lo juzgue”.

Por otra parte, aseguró que dedicará su vida hasta el último minuto “a no callar y a luchar porque se haga justicia”, refiriéndose a los procesos judiciales que continúan. “Todo esto pasó por callar y yo nunca voy a ser partícipe del silencio cómplice de la pedofilia, voy a ir por la verdad y de frente”, advirtió.

“Los hechos no quedaron impunes”

Sergio Salinas, abogado de la querella, también expresó sus sensaciones y habló de diferentes niveles de análisis al respecto. En un primer momento, rescató que siente satisfacción de que la muerte de Corradi llegara luego de la pronunciación de la Justicia. “Los hechos de Nicola Corradi no quedaron impunes. Que estuviera en cumplimiento de una pena de 42 años de prisión nos da la satisfacción de haber logrado justicia antes de su muerte”, expresó.

Uno de los puntos que no se puede pasar por alto, que incluye a la Iglesia como institución y que también subrayan tanto los familiares de las víctimas como los abogados, es el hecho de que Corradi siguiera conservando el título de sacerdote, aún tras comprobarse los delitos cometidos.

Una frase que resume el sentir tras el deceso del abusador religioso fue expresada por Salinas: “Satisfacción por haber hecho justicia a tiempo y una plena insatisfacción porque muere siendo cura”.

Según el abogado, ese cargo clerical fue conservado “gracias a la Iglesia que lo encubre, aún después de haber sido intimada a nivel provincial, nacional e internacional”.

Para Salinas, es una señal más de la impunidad con la que se ha manejado la Iglesia, intimada en los diferentes niveles jurisdiccionales de la Justicia para que aportara pruebas de los hechos del, finalmente, condenado. “No sólo no las otorgan sino que mantienen el encubrimiento conservándole la condición de cura”, expresó. “La muerte de Corradi tiene que servir para que a la Iglesia le siga pesando esto. Porque una de las estrategias de ellos es callarlo y no lo han logrado”, cerró.

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