Vecinos de la Sexta cuidan la plaza como el patio de sus casas

La plaza Ernesto Matons, de la Sexta Sección, no estaba siendo usada de la manera más apropiada por las familias del área, lo que dio motivo a que vecinos autoconvocados se pusieran a trabajar e impulsar un mejor aprovechamiento. Es un grupo abierto a todas las propuestas y que trata de trabajar en armonía con el municipio.

Silvia, Grisel; Rosana y Luis, vecinos del barrio Ferroviario, forman parte del equipo que se encarga de cuidar la plaza Matons Foto José Gutiérrez
Silvia, Grisel; Rosana y Luis, vecinos del barrio Ferroviario, forman parte del equipo que se encarga de cuidar la plaza Matons Foto José Gutiérrez

La idea es buena y se puede replicar en otras partes. Da resultados. Durante la pandemia del coronavirus y de cierta cuota de inseguridad que en ocasiones se vive en los barrios y los distritos, los habitantes se replegaron de los espacios públicos.

Pero, ahora en vista del descenso de los contagios y de la necesidad de volver a juntarse y vivir en comunidad, hay muchos vecinos que vuelven a militar en los clubes, uniones vecinales, bibliotecas populares o simplemente en las plazas.

Es precisamente lo que han hecho habitantes del Segundo Barrio Ferroviario con la plaza Doctor Matons, característico punto de la Sexta Sección, rodeada por las calles Avelino Maure (norte), Benielli (oeste), Cayetano Silva (este) y Jorge Newbery (sur), esta última arteria estratégica porque es la bajada obligada del hospital Lagomaggiore hacia el centro.

La plaza es una de las ocho que tiene este sector de la capital, y con sus generosos 5.000 m2 permite diversos usos. Fue remodelada (en diciembre de 1995), en la intendencia de Roberto Iglesias.

Contiene varios prados verdes, un espacio destinado a la práctica de algún deporte, juegos infantiles y un espacio semicircular que debería podría estar destinado a presentaciones culturales y un muy generoso grupo de árboles, entre los que se cuentan cipreses, cedros, tilos, paraísos y moras, olmos y un algarrobo.

Como se ha expresado, por la crisis sanitaria y otros aspectos, el sitio no se usaba a pleno.

Un grupo horizontal de vecinos, que no tiene nombre ni líderes, sino que se unifica en la idea de usar a pleno el escenario, en beneficio de todos, comenzó a tallar.

No lo admite y no quiere que se diga, pero de alguna manera una puntal del colectivo vecinal espontáneo es María Rosana Rojas (55, oriunda de Bahía Blanca), quien ofreció sus conocimientos de paisajista (integra la Red Argentina de Paisaje) para la causa y elaboró un proyecto que fue presentado a la Municipalidad de Capital.

En una de las recientes y calurosas tardes, los vecinos autoconvocados le contaron al cronista los ejes de su propuesta: recuperar el lugar para el uso pleno de los moradores del área y los que quieran añadirse.

“Queremos –afirma Rosana- ser proactivos en cambiar nuestro barrio, cuidarlo y sostenerlo. Por eso es que proponemos este pequeño aporte que sumaría a nuestra calidad de vida…”.

El primer paso obtenido fue el lanzamiento por parte del municipio del programa “Ojos en alerta”, que dio capacitación a los particulares, a partir de la cual se ha conseguido un poco más de seguridad o por lo menos a saber cómo actuar, con lo que contribuye también el estar enlazados a través del whatsapp para dar las prevenciones ante posibles emergencias.

Grisel Pagano (51, modista) y Silvia Jara (50, docente, maratonista en su tiempo libre) reconocen que el lugar admite reformas: por ejemplo, quieren que la comuna estudié la posibilidad de eliminar el cantero circular que dificulta la visual. Otra meta: recuperar un mástil y una bandera argentina que había donado hace mucho tiempo personal ferroviario.

Asimismo, los usuarios quieren que la plaza sea utilizada para espectáculos (para niños y grandes) de teatro, música y que se hagan talleres. Ayer, por ejemplo, hubo una feria artesanal, música en vivo y la presentación del libro “Para niños y niñas que vuelan”, de la autora Anahí Areche.

No faltan quien van al lugar y creen que todo es obra y gestión municipal, lo que es cierto en parte, pero no se puede negar el impulso vecinal en gestión. Entre estos nuevos “notificados” se puede mencionar al porteño Rodolfo Nadler (80), quien hace caminatas de la mano de su acompañante terapéutico Mauricio Aracena (25), de forma de mejorar su desplazamiento motriz.

El plan de acción prevé, entre otras cosas, incorporar mesas para juegos como damas o ajedrez; un futuro mercado-feria donde los vecinos puedan vender productos de su propia mano, y acercar al centro de jubilados del sector. Y a instalar aros para la práctica del basquetbol.

Más difícil pero no inviable parece la idea de permitir a algunos interesados cultivar su propio alimento, con el respaldo y guarda del municipio, siguiendo el ejemplo del proyecto de ciudades aledañas a Rosario (Santa Fe). La agenda, entonces, está abierta.

Alguien que está muy contento con todo lo que está ocurriendo en la Matons es Luis Roldán (86), el decano de la zona, quien conoce el paseo desde la época en que se casó, en 1961. Fue testigo de distintas realidades de la plaza. En una fotografía tomada por este diario en 2006, se lo ve en uno de los pasillos tejiendo en un telar, oficio que aprendió como terapia hace muchos años.

No faltan quienes apoyan, aunque por razones personales o de salud, no concurran a las reuniones, como es el caso del dirigente de la pequeña y mediana empresa, Enrique Tarditi, habitante de la cercana calle Olascoaga, con amplia experiencia en este tipo de emprendimientos.

En el municipio están conformes con la labor de los autoconvocados. Así lo expresa Carina Vicario, subsecretaria de Atención al Vecino y Cercanía. “Son personas sumamente proactivas, involucradas, que superaron la instancia de la queja y el reclamo. Son bienvenidas y todas las vías de contacto están a su servicio”. Otro funcionario, Juan José González, explicó que en los últimos meses se arregló el mobiliario del paseo. Sostiene que gestiones como las de los vecinos de la Matons se ven también en las plazas Mathus Hoyos (Cuarta Sección) y Belgrano (barrio Bombal).

Como 8 de noviembre es el Día Mundial del Urbanismo, y dado el involucramiento de Rosana Rojas en el tema, no sería nada difícil que repercuta esa jornada con algún acto, en el que se insistirá en que “el espacio público, el más democrático de los bienes de una comunidad, debe ser recuperado por y para sus usuarios”.

Médico radical que mataron en Tupungato

Según el historiador Pablo Lacoste, el doctor médico Ernesto Matons, que da nombre a la plaza de la Sexta Sección, nació en Buenos Aires en 1892. Viajó joven a España donde completó su carrera como médico, y hasta fue corresponsal de “la Gran Guerra” (1914-1918). Al regresar a la Argentina, se afincó en Mendoza, en 1924.

A su consultorio particular concurría gente de todo nivel social, a la que atendía solícitamente, lo que le valió ser considerado uno de los tantos “médicos de los pobres” de entonces.

En el golpe de estado de 1930, fue perseguido y encarcelado en el penal de calle Las Heras en Buenos Aires. Una vez liberado, regresó a la provincia y siguió militando en la UCR provincial. Llegó a ser diputado provincial y luego nacional. Vivió denunciando el famoso “fraude patriótico”.

La tarde del viernes 3 de enero de 1941, cuando se encontraba junto a varios correligionarios en la plaza de Tupungato, investigando el robo de unas 300 libretas de enrolamiento, se le acercó un sujeto (Segundo Rousseau) que tras increparlo, sacó un arma de fuego y le pegó un tiro en la sien derecha. Varias horas después moría en el Sanatorio de Cuyo.

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