Si no hubiera planes sociales, la pobreza del Gran Mendoza treparía al 50,6%

Así lo marcan desde el Observatorio de la Deuda Social Argentina, sede Mendoza. Son 6 puntos más que la medición por ingreso, que llega al 44%. En indigencia el impacto supera los 10 puntos.

En una situación general de inestabilidad económica, según coinciden especialistas, es esperable y beneficiosa la asistencia del Estado para paliar la pobreza. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
En una situación general de inestabilidad económica, según coinciden especialistas, es esperable y beneficiosa la asistencia del Estado para paliar la pobreza. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Los técnicos del Observatorio de la Deuda Social Argentina, sede Mendoza, de la Universidad Católica Argentina (UCA) analizaron el impacto de los distintos programas sociales y de las pensiones no contributivas en la pobreza. Y llegaron a la conclusión que la pobreza por ingreso, en personas en el Gran Mendoza, sería del 50,6% -es decir, 6,6 puntos más- si no se instrumentaran planes sociales. Recordemos que, tanto para el Indec como para el Observatorio, la pobreza por ingresos en personas en el Gran Mendoza es del 44%.

El impacto también se siente fuerte en la indigencia, la que según el Observatorio alcanzaría al 8,6% de las personas del Gran Mendoza y, de no contar con los programas sociales y pensiones no contributivas, llegaría al 19,9%, (11,5 puntos más).

Economistas e investigadores consultados afirman que está bien asistir a la gente necesitada en la emergencia, pero que también se deben generar las condiciones para que crezca la economía y que lleguen inversiones para crear empleos.

Asistencia estatal

“Vimos el impacto de la Asignación Universal, la tarjeta Alimentar y otros planes, además de las pensiones no contributivas, y es grande en pobreza y en indigencia. Están los que miran el vaso medio lleno y el medio vacío. Está bien que haya un Estado ayudando a la gente en la emergencia y en la pobreza. En una situación normal y más estable, sería el sector privado el que debería generar empleo y la economía debería crecer para eso. Pero recordemos que al privado se le prohibió trabajar y generar ingresos, entonces no está mal que el Estado salga a completar esa ayuda”, indicó Diego Santamarina, licenciado en Economía, investigador del Observatorio de la Deuda Social de Mendoza y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Económicas de la UCA.

Valentina Ledda, becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Trabajo y Producción (UNCuyo), afirma que, indudablemente, sin la presencia del Estado Nacional a través de las distintas políticas sociales que se han tomado en el último tiempo -como la Tarjeta Alimentar- o que se han reforzado -como la AUH. las condiciones de vida de la población se agravarían. No obstante, según las últimas mediciones del Indec, “no estamos muy lejos de ese número, aun con la presencia de estas políticas. Para el segundo semestre de 2020, Gran Mendoza se posicionaba como el cuarto aglomerado urbano más pobre del país, con un 44% de personas que no llegaban al ingreso estipulado como umbral de la pobreza”.

Explica también que “si desagregamos ese valor, que promedia tanto el tercer trimestre como el cuarto trimestre, vemos que la pobreza por personas en el tercer trimestre fue de 38,4%, y en el cuarto trimestre fue de 49,3%. Es decir, que la situación fue aun más dramática al finalizar el año (este cálculo fue realizado en el marco del proyecto PISAC-COVID 00014 a partir de las bases EPH-PISAC)”.

Por otra parte, Ledda indica que “el cuarto trimestre, además, cerró con un 10,6% de desempleo y con un aumento del porcentaje de asalariados/as no registrados (41,5% de los asalariados/as no percibían aportes o descuentos jubilatorios para ese período). Lo que se observa, entonces, es una tendencia de recuperación de empleo, pero más informal, lo cual no habilita la disminución de la pobreza porque esos/as trabajadores/as más informales no perciben un ingreso suficiente que les permita salir de la situación de pobreza por más que se encuentren trabajando”.

Ledda tiene claro qué hay que hacer para sacar a la gente de la pobreza. “Habría que, en primer lugar, mejorar las condiciones salariales frente a una inflación que fue muy fuerte en los últimos meses de 2020 y en los primeros meses de 2021 y, en segundo lugar, incluir, principalmente, a jóvenes y mujeres -los más afectados durante la pandemia- en trabajos más estables, formales, con remuneraciones decentes”.

También señala que la recuperación económica “se piensa para sectores como construcción, energía, conocimiento e industria, sectores muy masculinizados, lo cual sigue agravando la situación de las mujeres, que sabemos que son más pobres. Por ello, también hay que avanzar hacia el reconocimiento social y salarial de las tareas de cuidados, domésticas y comunitarias que realizan las mujeres, fundamentales para la sostenibilidad de la vida, a la vez que se propicia su inclusión en otras actividades”.

Crecimiento e inversiones

Jorge Day, economista del Ieral, explica que llevamos seis años de estancamiento más dos de recesión y ahora, la pandemia, “así los ingresos tienen que caer y eso genera pobreza. El gobierno sale a asistir, siempre está en discusión cómo se hace la asistencia porque se debería ayudar sin desalentar a las personas a seguir buscando trabajo. En este contexto, es normal que tengamos más pobres y es razonable que se asista a la gente en la urgencia. Pero esas asistencias deben ser temporarias para motivar a la gente a buscar trabajo. Hay que generar empleo y para eso hay que promover inversiones”.

Day tienen claro que el crecimiento lo generan las inversiones y así, a mediano plazo se mueve la economía y baja la pobreza, “es lento el proceso, pero sucede. Hoy eso no está claro porque no se sabe cómo va a ser el futuro y con esas dudas no hay inversión. Este año se recuperó la economía con relación al 2020 pero el crecimiento se estancó. Algunos creen que el año que viene se crecerá al 2% y se debería crecer al 4. Vamos a crecimientos leves y eso es ingresos que aumentan poco y eso será que los niveles de pobreza bajarán más lentos”.

Vulnerabilidad estructural

Para Alberto Gago, titular del Centro de Investigaciones Regionales (CEIR), los programas sociales son un paliativo que hace que la pobreza esté en el 44% y la indigencia, en el 5,9% según el Indec. Cuando se ve el impacto de los planes sociales, vemos la importancia que tienen en paliar problemas acuciantes relacionados con pobreza e indigencia, y esto demuestra la vulnerabilidad estructural a la que está sometida la economía de Mendoza”.

También Gago plantea que la economía debe volver a crecer y generar oportunidades para los sectores postergados y pymes en el sector industrial y de servicios. “Hay que reactivar el aparato productivo. Hay concentración en los sectores que generan la riqueza de base exportable en la provincia. Hay que pensar en otras estrategias para crecer, hay que pensar que el efecto multiplicador de las exportaciones genere más valor agregado. Hay muchos viñedos y olivares abandonados y eso hay que recuperarlo”.

La soberanía alimentaria que puede alcanzar la provincia

Patricia Collado, investigadora del Conicet, entiende que la gran pobreza de cuño urbano tiene que ver con actividades precarizadas a las que está asociada, como servicios y comercios. Esto nos hace ver cómo está el sector del trabajo urbano, porque además son las actividades que más se cayeron en pandemia. ”Esto nos hace pensar como provincia, región y país a qué actividades hay que sostener y diversificar para generar empleos de calidad. Creo que tenemos riqueza en bienes naturales y en producción agrícola y eso está bastante poco apoyado. Podemos hacer la diferencia de soberanía alimentaria tanto con hortalizas, producción de frutas, vid y glucosa que podrían sostener alimentariamente a la población. El 50% es pobre, la mayoría niños y jóvenes, en Mendoza con la producción que tenemos, no tendría que haber ningún niño sin comer. Esas actividades deberían hacer la diferencia si queremos pensar en un desarrollo sostenible, que generen empleo sin precariedad laboral, sustentables y que logren para la gente los insumos más básicos”.

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