Según ATSA, hay al menos 14 enfermeros con coronavirus y por eso piden hisopados masivos

Pandemia. Lo confirmó ATSA. Se quejan de que en lugares como el hospital Central no respetan los esquemas de trabajo. Desde ese nosocomio dice que se busca asegurar el personal disponible.

La pandemia sigue dejando sus huellas en Mendoza. Luego del enorme crecimiento de casos en el último mes (algo que ocurrió en todo el país), la preocupación sigue centrada en los trabajadores del sector sanitario.

Al alto contagio entre médicos y profesionales de la salud se suman, al menos, 14 enfermeras y enfermeros que están cursando la Covid-19 actualmente en nuestra provincia. Así lo confirmó la secretaria general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad de Argentina (ATSA) local, Patricia Irrutia, quien destacó que en Mendoza son más de 4.000 las personas que trabajan en el rubro de enfermería.

“El virus está metido en las instituciones. Contamos con equipos de protección reglamentarios, pero el problema es que ya está circulando dentro de los lugares. Por eso es clave que cuando se detecte a un trabajador, se lo aísle de todo. Pero hay hospitales en los que ni siquiera se está respetando el esquema de 14 días de trabajo por 14 días de descanso”, resumió Irrutia a Los Andes.

Entre las enfermeras confirmadas con coronavirus en Mendoza se encuentra la encargada de la terapia de Covid-19 del Hospital Central, actualmente internada en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) en el Hospital El Carmen. Según fuentes sanitarias, la mujer -de poco más de 40 años- sufre de otra enfermedad de base que ha agravado su situación, aunque evolucionaba favorablemente.

“Lo ideal sería que el Ministerio hiciera hisopados masivos al personal de salud para detectar casos. Y que convoque a todos los gremios para poder ayudar. Nos tienen aislados del conocimiento preciso de datos”, destacó la referente.

“No nos cuidan”

Natalia (no es su nombre real, porque solicitó no ser identificada) tiene 48 años, vive en Las Heras y trabaja como enfermera en la unidad coronaria del Hospital Central. Desde el domingo pasó a integrar el listado de personas confirmadas con coronavirus en Mendoza, por lo que -al ser asintomática- permanece aislada en un hotel de la calle San Lorenzo.

“Antes de dar positivo, mis vecinos ya me habían discriminado y nos habían gritado a mí y a mi hijo que no saliéramos a la calle. Imaginate ahora”, se explayó casi con resignación del otro lado del teléfono y con la tranquilidad de saber que el resultado del hisopado a su hermano dio negativo.

Aunque no se desempeña en el sector Covid-19 del Central y no ha estado en contacto con nadie del área, la mujer recibió la confirmación de su contagio el domingo, luego de compartir una guardia de trabajo jueves, viernes y sábado con otra compañera que también -explica Natalia- tiene coronavirus. “Somos muchas las contagiadas y aisladas en el lugar. No tenemos equipamiento de protección suficientes, no se respeta el esquema de trabajo. Creen que es porque no queremos trabajar, pero era para cuidarnos”, advirtió la mujer.  

“A mí me llamaron por contacto estrecho con otra compañera que había dado positivo. Y como vivo con mi hijo de 20 años, a él también lo han aislado. Pero nos han separado, él se quedó solo en casa y yo estoy acá”, se explayó la enfermera, y lamentó que no puedan acompañarse el uno al otro durante este duro momento.

Contrapunto

Desde el Central, en tanto, confirmaron que tienen registro de una sola enfermera de la Unidad Coronaria con coronavirus, mientras que explicaron que al resto del personal del área a quien se testeó dio negativo.

Una de las posibilidades que manejan desde el nosocomio es que el contagio haya venido de afuera del establecimiento en los casos de los trabajadores que se desempeñan fuera del área de Covid-19. Respecto a los elementos de seguridad, destacaron que se cumple lo que se especifica -no a todas las áreas se les dan los mismos elementos de protección-, y resaltaron que el esquema de 14 por 14 o de 7 por 7 se cumple en la medida en que los servicios cuentan con personal para hacerlo.

Asimismo, explicaron que el índice de contagio del personal sanitario es menor a 1% del total de empleados (son más de 2.000) y resaltaron que -a diferencia del Lagomaggiore, por ejemplo- no han tenido que cerrar ningún servicio.

Esto se debe a que los positivos están diseminados en distintas áreas del efector. Y confirmaron que luego de aislar e hisopar a la mayoría de los contactos estrechos de los confirmados como contagiados, los resultados han sido negativos. En esa sintonía, resaltaron que 90% de los positivos son leves y por ello han sido derivados a los hoteles sanitarios.

El día a día

Según relata Natalia, el mismo día en que la confirmaron como positiva en Covid-19 la quisieron trasladar a los módulos instalados en el predio del Hospital Lencinas (hay 19 camas fuera del hospital para pacientes leves). “No son las mejores instalaciones, y yo veía que a los médicos los mandaban a hoteles. Te juro que me paré adelante del móvil de Salud y no me movía porque no quería que me dejaran en el lugar”, reconstruyó Natalia, siempre del otro lado del teléfono.

La mujer indicó que se siente bien de salud, “algo así como resfriada”; y agregó que los cuatro pisos del hotel en que se encuentra albergan a pacientes con Covid-19. “Todavía no me ha venido a revisar ningún médico de nuevo, pero todos los días nos llaman por teléfono para ver cómo estamos. Y tengo el papelito con el 0-800 COVID para llamar si tengo algún síntoma”, destacó.

Todos los días, a la hora de la comida, le llevan una vianda y la dejan del lado de afuera de la habitación. Cuando el personal del hotel ya se ha retirado; Natalia sale, recoge la bandeja y la calienta en un microondas que tiene en la habitación donde permanece aislada. “En la habitación tengo las cosas de limpieza y todos los días saco la bolsa con basura, la dejo afuera para que pasen a retirarla”, sintetizó.

Antes de ser confirmada y de quedar “externada” en el hotel, Natalia ya había tenido que hacerles frente a situaciones indeseables. “Trataba de que nadie en el barrio me viera llegar cuando salía de trabajar, porque me gritaban que no saliera de mi casa; tenía que andar como a las escondidas. Un día me asomé a la vereda con mi hijo y nos gritaron. Es realmente desesperante, mi hijo hace más de 100 días que no sale a la calle”, concluyó.

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