San José, de los cultivos junto al río, la sequía y la esperanza en el turismo rural

Unos 200 habitantes conforman esta comunidad del secano de Lavalle, mal llamado desierto. Crianza de ganado menor, venta de lana y guano son las principales actividades. Ahora buscan desarrollar el turismo.

Centenaria capilla del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle Foto: Claudio Gutiérrez
Centenaria capilla del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle Foto: Claudio Gutiérrez

“Por amor a este lugar, a nuestro pueblo, nos quedamos aquí. Ahora es tiempo de reinventamos, como lo hemos estado haciendo todos estos años”, asegura Darío Jofré, uno de los 200 habitantes de San José, en medio del secano de Lavalle. Le dicen “secano” porque es difícil disponer de agua. “Pero no es un desierto, allí sólo hay arena, y aquí tenemos vegetación”, aclaran los pobladores.

Dario Jofre visita la centenaria capilla del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.
Dario Jofre visita la centenaria capilla del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.

A 80 kilómetros de la villa de Lavalle y a poco más de 100 de la ciudad capital, los descendientes de huarpes (la mayoría) se esfuerzan por sacar adelante el pueblo.

El polvo prácticamente borró las innumerables huellas que dejaba el agua en el suelo, cuando el río Mendoza bañaba este lugar y los cultivos crecían a lo largo del brazo principal hasta unirse con el río San Juan. Luego, el ferrocarril fue un motor de crecimiento, pero también desapareció de la zona; el último pasó hace seis años.

Desde hace muchos años, la gente se gana la vida criando ganado caprino, vendiendo guano y lana de oveja. Pero también se plantea un desarrollo agro-turístico, es una buena manera de mostrar el visitante cómo se vive en el campo, con la posibilidad de vivir la experiencia.

Al lugar se llega a través de la ruta 142 de las Altas Cumbres, luego de pasar Asunción y cruzar el puente sobre el río, se debe girar hacia la izquierda (noroeste) para transitar por un camino de tierra que conducirá al pueblito, luego de unos 23 kilómetros. Está a mitad de camino de las Lagunas del Rosario.

Miembros de la comunidad del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.
Miembros de la comunidad del Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.

La escuela albergue Maestro Pizzurno, primaria y secundaria, Raíces Huarpes, junto al centro de salud, son las construcciones más nuevas y una veintena de casas se levantan entre chañares, algarrobos y retamos, junto a las vías del ferrocarril. Allí viven unas 50 personas, en el “pueblo nuevo”. El resto vive en zonas más alejadas, en puestos de ganado.

Frente a la escuela, Nicolás, un hombre de más de 60 años, cuenta que su padre, Luis Villegas, tenía los cultivos más importantes de la zona: “Zapallos, sandías, maíz, trigo, teníamos de todo. Mi padre y el resto de los vecinos conducían el agua del río hacia las chacras, pero con el tiempo comenzó a llegar cada vez menos agua y, con los cauces impermeabilizados, no podíamos derivar el agua y hacer tapones. Así desapareció la agricultura aquí”.

Lo que sucedió es que se priorizaron otras zonas de la provincia para irrigar. El pueblo, en un principio, estaba más cerca del río. La iglesia de San José, levantada a mediados del siglo XIX, es la construcción que da testimonio de ello. Y cada 1 de mayo y en setiembre es centro de las principales festividades del lugar: en honor a San José Artesano y la Virgen del Tránsito. Ambas celebraciones reúnen a fieles de distintos lugares de la provincia, además de músicos y comerciantes, que durante tres días se instalan en esta parte del secano.

Desde principios del siglo XX, San José aprovechó el paso del tren que venía desde San Juan. El ferrocarril Belgrano instaló la estación 976. Allí se formó el pueblo nuevo, a instancias de la llegada del convoy y especialmente de la carga de mercadería y productos del lugar hacia otros sitios. Desde animales, productos agrícolas, leña y madera para levantar viñedos y parrales a lo largo y a lo ancho de la provincia. La minería era una actividad rentable, cerca de allí se extraía yeso.

Hace unos 10 años, los alumnos de la secundaria armaron un museo en la exestación. Allí se observa desde piezas cerámicas que los antiguos huarpes elaboraron hasta los equipos de comunicación ferroviaria. María González, Deolinda Fernández y Marisa Mayorga son las encargadas del lugar y cuentan que el museo sirvió de espacio de reflexión para pensar en nuevas formas de desarrollo del sitio.

Junto a Nancy González, presidenta de la comunidad huarpe de esta zona, destacan que ahora, los esfuerzos están centrados en el turismo rural y en mostrar la vida actual de los descendientes de los pueblos originarios, como crianceros o productores de lana.

La gastronomía es otro punto fuerte que se desarrolla aquí como en otros sectores vecinos, como Asunción o Tres de Mayo. El desafío ahora es armar el paquete, previamente deberán acondicionar alojamientos para que los visitantes puedan permanecer al menos dos jornadas.

Juan Miguel Villegas atiende el centenario almacén Don Perucho en el Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.
Juan Miguel Villegas atiende el centenario almacén Don Perucho en el Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.

Aquí también quedan vestigios de algunas de las grandes lagunas que se extendían entre Mendoza, San Juan y San Luis. Entre la ruta 142 y San José una depresión de 200 metros por algo más de un kilómetro de largo, bordeada por médanos fue un reservorio.

“Esa era la laguna Guaquinchay, llevaba el nombre de un cacique”, explica Darío y agrega que son pocos los nombres originarios que han quedado, como Guaquinchay, Pelaitay o Azaguate. La actividad pesquera de los huarpes en sus balsas de totora se pueden ver en imágenes en el Museo del Área Fundacional de la Ciudad de Mendoza.

Sobre el turismo, Juan Villegas comenta que San José siempre ha recibido visitas, especialmente de peregrinos que se dirigen a la Difunta Correa (San Juan). En su antiguo almacén cuenta que hace un par de años, dos equipos de filmación estuvieron por estos pagos, interesados en el lugar y la centenaria construcción. “Filmaron escenas de La calma y también vino un equipo de la película Las furias, con el actor Juan Palomino”, resalta mientras su esposa invita a pasar al salón para tomar el té y degustar unas sopaipillas con miel pura de la zona.

Marisa Mayorga sostiene una antigua pieza de cerámica Huarpe Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.
Marisa Mayorga sostiene una antigua pieza de cerámica Huarpe Pueblo San José, a unos 80 kilómetros al Norte de la villa cabecera de Lavalle, y que tiene como escenario central una centenaria capilla de adobes.

Villegas reitera que en ese comedor se reúne gente que viene de paso hacia la Difunta Correa. “Esta peregrinación existe hace muchos años y San José es una escala muy importante”, afirma el hombre, que promociona el lugar en Facebook. “Al Comedor Don Miguel viene gente de todos lados, caminando, a caballo, en bicicleta o en moto. Hacen una parada aquí, descansan y siguen camino a San Juan, siguiendo las vías del tren”.

Juan avisa que el 9 de Julio hará locro para todo el pueblo. “Antes lo hacíamos para el 25 de Mayo, pero es el cumpleaños de mi nieta y por eso ahora lo hacemos los 9 de Julio”. Sobre los visitantes que recibe, el comerciante del secano cuenta: “una vez le pregunté a un hombre que viene todos los años, de dónde era él y me contó que hacía 40 años que hacía este viaje, que venía de Agua de las Avispas (Cacheuta Sur). Y le pregunté cómo había llegado aquí la primera vez y me dijo que él se viene por el río, por el cauce, así llega hasta acá”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA