Preservar el patrimonio en zona sísmica, una tarea de todos

Mantener el patrimonio en zona sísmica es un desafío de diseño. La meta es reducir la vulnerabilidad sísmica de la construcción mientras se conservan sus materiales y características históricas de la mejor manera posible y se eviten o minimicen las alteraciones a los materiales y sistemas estructurales originales.

Estado actual de la fachada del edificio de la ex escuela Mitre en avenida San Martín después  de la puesta en valor de 2015 debido a los daños que generó el terremoto de 1985.
Estado actual de la fachada del edificio de la ex escuela Mitre en avenida San Martín después  de la puesta en valor de 2015 debido a los daños que generó el terremoto de 1985.

Conservar el patrimonio en zona sísmica es un desafío ingenieril y social. Las preguntas que están en revisión permanente en preservación son: ¿qué preservar, por qué preservar y cómo preservar? A través del tiempo se ha ido conformando la orientación iniciada por la Carta de Atenas (1931), la Carta Italiana del Restauro (1932) y la Carta de Venecia (1964) que ha sido adoptada por la Unesco (Iccrom) para lograr la protección del patrimonio. La destrucción del patrimonio por terremotos en las últimas tres décadas ha sido muy significativa en el mundo (ejemplos: Bam, Irán, 2003; Nepal, 2015, Norcia, Italia y Bagan, Myanmar, 2016).

Se entiende que el patrimonio es valioso para las identidades comunitarias y nacionales, los vínculos con el pasado y la cohesión social en curso. Pero el patrimonio también es importante para promover el desarrollo económico y puede desempeñar un papel clave en el crecimiento y la reducción de la pobreza, así como contribuir al desarrollo sostenible y a la resiliencia de la sociedad. La protección del patrimonio y el desarrollo socioeconómico actualmente no pueden estar desligados.

Mantener el patrimonio actualmente tiene un importante impacto social por los aportes a la economía local. Por ejemplo, el área metropolitana de Mendoza se ha constituido en un lugar turístico donde hay edificios icónicos que requieren especial atención por su valor patrimonial entre los que se pueden citar: ex Jockey Club (edificio de Turismo, 1914), Pasaje San Martín (1926) y edificio Gómez (1954) en el llamado km 0 de la ciudad de Mendoza y los chalets de bodegas como Arizu (Godoy Cruz), Giol y Gargantini (Maipú) o casas señoriales como la Mansión Stoppel (avda Emilio Civit), la residencia Juan Serú (diario Los Andes, San Martín 1049), entre las más conocidas.

El Museo Fader en distintas etapas (1950, 2013 y 2020) hasta llegar a su estado actual, tras sucesivos arreglos.
El Museo Fader en distintas etapas (1950, 2013 y 2020) hasta llegar a su estado actual, tras sucesivos arreglos.

En general, las estructuras históricas no satisfacen los requisitos de seguridad por dos razones principales: la primera se debe a que los requerimientos de hoy son más exigentes que los que estaban en el momento de su construcción y la segunda es que han pasado muchos años desde su construcción y la seguridad estructural se ha deteriorado por el uso y por el tiempo. Para llevar a estos edificios históricos a un nivel de normas de seguridad actuales, es casi necesaria la adecuación de su estructura. Sin embargo, el valor histórico puede perderse debido a la intervención, por lo tanto, se necesitan nuevos enfoques para alcanzar la seguridad suficiente. El procedimiento de la ley y cómo decidir los métodos apropiados son diferentes en cada país. Sin embargo, la práctica entre la seguridad y la preservación histórica son casi las mismas en todos los países que cuentan con normativa, pero los problemas se agudizan cuando se suma el efecto de las acciones sísmicas. El Código de la Construcción Histórica de California (2010) ha unificado la visión respecto a los aspectos patrimoniales y la seguridad; incluye el tema de uso y ocupación, protección frente al fuego, vías de escape y accesibilidad, requerimientos estructurales, materiales y métodos antiguos de construcción y requerimientos de instalaciones. A nivel nacional el Reglamento INPRES-CIRSOC 103 (2018) considera que las construcciones de valor histórico requieren de un cuidado particular, por lo que en el proyecto y construcción de modificaciones deben participar equipos interdisciplinarios. En particular las intervenciones no deberían alterar la esencia de la construcción primitiva.

El desafío estructural es más importante cuando hay que habilitarlos para el uso público en zonas de alto riesgo sísmico (ejemplos: escuelas, iglesias y museos).

Las técnicas de restauración estructural pueden ser reversibles y no reversibles. Las técnicas reversibles son preferibles ya que pueden reemplazarse casi sin daño en la obra original, y en el caso de que en un futuro la técnica o el material mejoren, se pueden reemplazar fácilmente.

La ex Escuela Mitre con su fachada original 1906, luego en 1999, 2010 y finalmente la actual que se hizo en 2015 sin los efectos de los terremotos de 1917 y 1920.
La ex Escuela Mitre con su fachada original 1906, luego en 1999, 2010 y finalmente la actual que se hizo en 2015 sin los efectos de los terremotos de 1917 y 1920.

Cuando las técnicas reversibles no dan resultado, en especial en mampostería, hay que recurrir a las técnicas no reversibles, que no pueden evitar el daño a la fábrica tradicional, en especial cuando hay que restablecer la integridad estructural. Para las técnicas irreversibles se debe tener en cuenta la compatibilidad de los materiales para reparar y reforzar la fábrica original y la durabilidad de los nuevos materiales (tiempo estimado de vida útil). El término “compatibilidad” está referido a las propiedades mecánicas, químicas, mineralógicas y físicas de los nuevos materiales. También incluye la armonía del conjunto: resistencia, rigidez, adherencia, coeficientes de expansión térmica y permeabilidad (problemas de eflorescencia). El término “durabilidad” se refiere a la necesidad de que el tiempo de vida útil de los nuevos materiales debe ser por lo menos igual al del material original. Estas restricciones implican que se deben conocer en profundidad las propiedades de los materiales originales y las de los nuevos materiales. Muchas intervenciones actuales han inducido un mayor deterioro por errores en la elección de materiales.

Debido a que las condiciones de temperatura y humedad, tanto en el exterior como en el interior de un edificio, afectan a su comportamiento y a la calidad de los materiales que lo componen; para la habitabilidad de una construcción patrimonial es necesario hacer un balance energético completo.

Un desafío de la rehabilitación sísmica es reducir las vulnerabilidades sísmicas de la construcción mientras conserva sus materiales y características históricas en la mayor medida de lo posible y evitar o minimizar las alteraciones a las características y espacios históricos significativos. Las rehabilitaciones sísmicas exitosas de edificios históricos requieren tanto el uso hábil de la mejor tecnología disponible como una comprensión adecuada de la preservación histórica y la resistencia inherente de los materiales y sistemas estructurales antiguos. La rehabilitación sísmica de edificios históricos es tanto un arte como una ciencia y sin excepción la construcción rehabilitada debe seguir estando bien mantenida.

*La autora es doctora ingeniera. Especialista en Control de Calidad de Estructuras Sismorresistentes FRM, UTN

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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