Por riego inadecuado hay 20.000 árboles muertos o secos en Mendoza

Hay que hacer un triage de riesgos y actuar con inmediatez en los casos más peligrosos. Esperan datos del Censo del Arbolado Público.

El último lunes un árbol se quebró a la mitad en la Peatonal. Una de las mitades quedó suspendida en los cables de luz y el peso del tronco arrastró el poste. | Foto: Mariana Villa / Los Andes
El último lunes un árbol se quebró a la mitad en la Peatonal. Una de las mitades quedó suspendida en los cables de luz y el peso del tronco arrastró el poste. | Foto: Mariana Villa / Los Andes

Vientos fuertes o tormentas implican en Mendoza la caída de ramas o árboles que son un verdadero riesgo para las personas. Pero además ocasiona otros daños materiales como roturas de viviendas, vehículos o arrasar con el tendido eléctrico.

Lo cierto es que el hecho de que esto suceda es una situación multifactorial que en Mendoza tienen quizás como su factor de peso distintivo las dificultades para el riego.

Cambios en la organización del territorio, riego inadecuado y acciones humanas son elementos que inciden en estas circunstancias al contribuir al deterioro del arbolado público en el Gran Mendoza, al menos, aunque el resto del territorio no está exento de verse afectado por las mismas variables.

Por lo pronto no hay datos fidedignos sobre cuántos podrían ser los forestales de la vía pública que presenten algún tipo de riesgo.

El Censo del Arbolado Público que ya se realizó y ahora está en etapa de procesamiento de datos, vendrá a iluminar al respecto.

Por lo pronto se sabe que en el Gran Mendoza hay 20.567 árboles muertos o secos sobre un total de 582.603.

Pero desde la secretaría de Ambiente explicaron que se trata de una situación relativa. Es que por un lado señalaron que hay árboles que pueden estar secos pero tienen menos riesgo de caída que uno que está enfermo o sano pero inclinado a 45 grados.

“Cuando esté esa información se va a poder empezar a semaforizar los casos en cada municipio para saber por dónde hay que empezar los trabajos de reforestación”, apuntó una fuente del área.

Con la tormenta del 16 de diciembre el saldo fueron 39 árboles caídos. Durante el verano pasado, la temporada de tormentas dejó hasta inicios de marzo más de 200 árboles caídos en el Gran Mendoza. De hecho, el último suceso que tuvo trascendencia pública fue la caída de prácticamente medio árbol sobre la peatonal, en la Ciudad, en la intersección con calle 9 de julio. Ocurrió el martes. Por el peso de una enorme rama el forestal se partió y cayó con todo su peso sobre la calle, arrastrando los cables del tendido eléctrico en una zona en pleno centro.

Causas

Ante esto, los municipios trabajan evaluando las condiciones de mayor riesgo para actuar sobre lo inminente.

Federico Perinetti, Director de Espacios Verdes de Guaymallén señaló que se puede hablar de dos grupos. Por un lado, explicó que lo que está en riesgo muy alto, de caída inminente, se identifica y se va a haciendo casi en tiempo real: “Lo que se relevó en la semana se hace en la semana, por eso se van atrasando los reclamos de menor índole de los vecinos”.

El segundo grupo es de aquella proporción de árboles que son poco sustentables, que no representan un riesgo inminente pero pueden presentarlo en el corto o mediano plazo porque tendrán un deterioro muy alto. Esto implica que están en mal estado vegetetivo o irrecuperable. Estimó que en Guaymallén en torno a 15 a 20% está en esa situación. De los municipios del Gran Mendoza consultados fue el único que pudo brindar esa información.

Los cambios en la organización del territorio son reconocidos como uno de los elementos que más inciden en el deterioro del arbolado. Se trata de aquellos ejemplares que fueron plantados hace décadas en zonas antes irrigadas, por ejemplo cercanas a fincas que ya no existen y que por ende quedan sin riego.

“Guaymallén y tal vez otros municipios de la zona urbana lo comparten, tenemos un ámbito que es que el que más aporta a esto que es el resabio de la antigua colonización agrícola y que hoy han quedado en la zona urbana”, detalló Perinetti. Puede ser el caso de las alamedas que se plantaban para frenar el viento.

Dijo que además impacta en el estado del arbolado una sumatoria de cosas como la edad de los forestales y las especies ya que varias ya no son las más adecuadas para las condiciones actuales.

En Ciudad comentaron que el riesgo de caída es multifactorial, depende de la fisiología de la especie, del desarrollo radicular, de condiciones climáticas y edafológicas. El municipio realiza un triaje periódico de las zonas que requieren intervención.

Allí hicieron referencia al hecho sucedido en Peatonal y lo atribuyeron a lo que llaman “Caída de ramas de verano”, una falla que se produce en árboles maduros con mayor incidencia en algunas especies ( por ejemplo, Plátanos, Eucaliptos, Moreras). Se incrementa con condiciones de altas temperaturas y carga vegetativa de las ramas, que son algunas de las causas del desprendimiento.

También mencionaron la cladoptosis, como un proceso particularmente importante en ciertas coníferas y también en varias angiospermas como el caso de robles, álamos y sauces. Este también se incrementa ante condiciones climáticas adversas (sequía, compactación del suelo, enfermedades): el árbol reacciona liberándose de pequeñas ramas, que tuvieron que interrumpir su conexión hidráulica. Refirieron que esto se reconoce por la forma redondeada que adquiere el extremo de la misma al caer.

Perinetti agregó que por otra parte, pestes y plagas son un factor de menor peso al cual se pueda atribuir el mal estado de un árbol.

“La parte gruesa pasa por la baja adaptabilidad a la situación actual que involucra lo climático y lo antrópico que es lo que hace el hombre alrededor de árboles”, apuntó.

Al respecto puede haber conductas positivas como el cuidado y el riesgo o negativas como rodearlos de cemento o afectar su crecimiento.

Destacó que actualmente los antrópicos negativos son importantes como el avance urbano y la falta de compromiso de la ciudadanía en el cuidado del arbolado público.

Agregó que también cuenta el factor climático, como la temperatura, la demanda atmosférica y la disponibilidad de agua para riego. Sobre esto dijo que se observa que serán cada vez más restrictivas lo que contribuirá a un mayor deterioro si no se toman medidas.

Respecto de si hay especies más adecuadas que otras, dijo Perinetti que hay que considerar que no es un problema de ellas en sí mismas sino de en qué marco están, con qué finalidad y el cuidado que reciben.

En Godoy Cruz, el licenciado Diego Gutiérrez, director de Espacios Públicos puso en relieve el impacto de la sequía que vive la provincia hace años.

Detalló que se viene trabajando desde el 2016 con la recuperación del arbolado público y desde entonces se han erradicado 10.791 forestales con dichas características.

En Ciudad explicaron que se prioriza la especie predominante en calles emblemáticas y en renovaciones o plantaciones nuevas, se trabaja con especies de menor requerimiento hídrico, como en otros municipios como Acacia visco, Cina cina, Molle, Cercis, Robinias, entendiendo que el agua es un bien escaso.

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