Natalio Botana: “Mendoza siempre fue un gran ejemplo de alternancias democráticas”

El historiador habló de la vigencia del sistema federal en el país a través de los años y del desequilibrio demográfico en torno de Buenos Aires, entre otros temas

"Mendoza es un gran modelo de alternancia, no tiene reelecciones. Incluso supo tener un sistema político de tres partidos, con el radicalismo, el peronismo y los demócratas" comenta Botana. / Archivo
"Mendoza es un gran modelo de alternancia, no tiene reelecciones. Incluso supo tener un sistema político de tres partidos, con el radicalismo, el peronismo y los demócratas" comenta Botana. / Archivo

El prestigioso historiador Natalio R. Botana recibió recientemente el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo. Un justo reconocimiento a su trayectoria y al aporte intelectual e investigativo que durante décadas brindó a esa casa de estudios.

En el acto académico organizado con motivo de la distinción, el doctor Botana ofreció una interesante disertación sobre el tema “El federalismo argentino. Historia y problemas”.

Entrevistado por Los Andes sobre su visión histórica de la Argentina, no dudó en dar sus puntos de vista sobre un tema tradicionalmente controversial: la vigencia del sistema federal en el país a través de los años.

El doctor Botana considera que desde hace muchas décadas el creciente desequilibrio demográfico en torno a Buenos Aires y el fortalecimiento de provincias dominadas por dirigencias hegemónicas terminan sustentando las apetencias autoritarias y populistas que copan la escena política del país.

- Tenemos un distrito gigantesco – resaltó Botana con dos grandes formaciones socio históricas muy diferentes. Una es la provincia de Buenos Aires propiamente dicha, como la llamo yo, que tiene un poquito más de 6 millones de habitantes. Y la otra formación sociológico urbana es la megalópolis del conurbano bonaerense, que, de acuerdo a los últimos datos, debe estar por o arriba de los 11 millones de habitantes. He sostenido desde hace muchos años, y lo sigo sosteniendo, que hay que buscar una suerte de división de la provincia de Buenos Aires, porque el distrito con ese tamaño y con esa formación es, en mi opinión, inviable. Habría que pensar cómo organizar el conurbano bonaerense de acuerdo al modelo, por ejemplo, que existe en la ciudad de Buenos Aires. Hacer dos o tres distritos autónomos urbanos y dejar el resto de la provincia con el potencial enorme que tiene.

- Nunca serían distritos pequeños, porque, por ejemplo, La Matanza tiene más habitantes que Mendoza. Serían distritos importantes, de varios millones de habitantes, pero con una posibilidad de gobernabilidad mucho más grande. Y, sobre todo, se liberarían todas las energías de la provincia de Buenos Aires, que pasaría a formar parte de un grupo de provincias que son las más postergadas en este momento de la distribución de recursos fiscales del país. Conforman lo que yo definiría como la franja de las provincias de clase media argentina. Esa franja está integrada desde el Litoral. Podríamos pensarla a partir de Entre Ríos, pasando por Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Y le sumaría la ciudad de Buenos Aires, con sus tres millones de habitantes.

- Es una franja de provincias con características muy interesantes. En primer lugar, el número de habitantes es importante pero razonable: oscilan entre el millón y medio y los tres millones, o un poco más, de habitantes. En segundo lugar, tienen potencial económico, ya que todas ellas son grandes exportadoras; en el caso de Mendoza, con una diversidad de productos de exportación sumamente interesantes.

- Además, tienen la autonomía de la sociedad civil. ¿Qué entiendo por la autonomía de la sociedad civil? Que el empleo lo provee la actividad económica privada y ésta es muy diversificada. Por esto considero que ésta es la franja de provincias postergada en el país.

- Lo que nos está postergando en el país es el grupo de las provincias llamadas chicas, sobrerepresentadas en la Cámara de Diputados. Tienen 5 representantes, cuando en rigor, como indica la Constitución, en relación con el número de habitantes de cada una, deberían tener como máximo dos diputados cada una.

- ¿Qué ocurre? Son provincias beneficiadas enormemente por la distribución de recursos de la coparticipación federal. Provincias en las que la mayoría del empleo lo da el Estado y con muy poco dinamismo. Esas provincias, más el Conurbano bonaerense, son las que constituyen la base sociológica de la coalición política que hoy nos gobierna. Y no hay por qué extrañarse que en el Senado de la Nación tengamos una presidenta provisional de esa cámara que pertenece a Santiago del Estero y que el jefe del bloque oficialista, y mayoritario del cuerpo, pertenezca a Formosa. Ahí está todo dicho.

Por lo tanto, esas provincias también son determinantes en la suma de votos en las elecciones, junto al Conurbano…

- Hasta ahora sí y es un asunto muy difícil de penetrar, porque la evidencia comparada de los estudios electorales va mostrando que en esas provincias sobrerepresentadas es muy difícil derrotar electorarlmente al gobierno. Son provincias sin alternancia, hegemónicas, que le dieron al kirchnerismo el modelo que luego aplicaron en el resto del país. En realidad, no solo se lo dieron al kirchnerismo; también se lo dieron al menemismo en la década de los 90; no se olvide de que Kirchner venía de la provincia de Santa Cruz, y Menem de la provincia de La Rioja. Mientras tanto, Mendoza no ha tenido nunca en la historia del país un presidente de la Nación.

- Una anécdota para ejemplificar esto de las provincias sobrerepresentadas y hegemónicas. En mi último libro recuerdo un texto que encontré entre mis viejos papeles, que dice: “Provincia de San Luis: ha sido electo Adolfo Saá.”. Era un recorte del diario La Nación ¡del año 1934! Ahí está todo dicho. Son gobiernos hegemónicos y, además, de familia.

- En cambio, Mendoza es un gran modelo de alternancia, no tiene reelecciones. Incluso supo tener un sistema político de tres partidos, con el radicalismo, el peronismo y los demócratas.

¿En ese reacomodamiento que usted propone, el traslado de la Capital del país podría estar previsto?

- Por el momento creo que no. No niego que es un problema histórico muy interesante. Alfonsín tuvo una gran visión, que era llevar a la capital del país más al sur, pero su idea no prosperó porque eso plantea toda una transferencia de recursos fiscales muy grande. En el Cono Sur tenemos como exitosa la experiencia de Brasil, con un distrito creado de la nada, como Brasilia, pero hasta ahí llegamos.

- Es cierto que Buenos Aires ha crecido mucho tanto como capital federal y como ciudad autónoma, por lo que se podría pensar en una capital más chica en otra parte del país. Pero no tengo la impresión de que esa posibilidad esté en la agenda del país en este momento.

¿Qué opinión tiene del momento del país, inmerso en una enorme grieta que parece trascender cada vez más lo meramente político?

- Estamos en un momento de declinación histórica de la Argentina, que yo remonto a la década de los años ’70 del siglo pasado. El último medio siglo. Desde esos años hay signos muy evidentes de declinación, tanto demográfica, como social y política. Lo único que tenemos como realidad, y es a la que debemos aferrarnos, es la democracia, que debe ser desagregada en varias dimensiones, partiendo de la electoral.

- Gracias a que respetamos los preceptos republicanos y democráticos, el populismo en la Argentina no prosperó y hubo una alternancia luego de la larga década inicial del kirchnerismo en el poder. La alternancia fue importante, aunque después volvió esa corriente y gobierna durante estos cuatro años.

- Hay un punto crucial. Hay que estar muy atentos a que no se afecte el principio electoral de la democracia. Por ejemplo, ese principio ha sido alterado hace muy poco tiempo en el corazón de la democracia de esta gran región, que es Estados Unidos. Donald Trump alegó fraude y sigue alegando fraude, que indudablemente no hubo. Fue una victoria electoral clara del ahora presidente Biden, que se encargó de valorar en todo momento los beneficios democráticos frente a una intentona autoritaria muy concreta.

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