Le robaron el auto a una madre mendocina y un músico español le regaló el suyo

Graciela es masajista terapéutica que trabaja a domicilio. Su vehículo era una herramienta fundamental, ya que lo utilizaba para trasladarse de un lugar a otro. Hace dos semanas se lo robaron. Fue allí que su camino se topó con Bati, un joven aventurero que le entregó su propio vehículo para que pueda seguir trabajando.

Graciela junto a Bati.
Graciela junto a Bati.

Graciela es masajista terapéutica y mamá de dos hijos. Como todos los días, dejaba su vehículo en la puerta de casa. En él guardaba la camilla que utiliza en su trabajo, el cual realiza a domicilio. Una noche, hace dos miércoles atrás, fue a guardarlo en la cochera, sin embargo, se encontró con la descargable sorpresa de que ya no estaba: delincuentes se lo habían robado y no había rastro de él.

Luego de radicar la denuncia, comenzó una intensa búsqueda por todos los medios posibles. Desde cadenas y estados de WhatsApp, hasta publicaciones en Facebook.

Gracias a esta difusión, su camino se topó con Gotzon Batikon Etxegarai, conocido por sus amigos como Bati. Él es un joven actor y músico español radicado en Mendoza desde el año 2019. Bati se vio movilizado por la historia de Graciela, y por esto decidió ayudarla de una forma inesperada.

Graciela, contó a este medio que “una amiga le contó a Bati que me habían robado el auto. Cuando se enteró me mandó a decir que me regalaba su propio vehículo. Yo obviamente no lo entendía. Pensaba que me lo iba a prestar por un tiempo porque es un auto. Pero no, finalmente él ha decidido regalármelo”.

Ellos no se conocían, por lo que el acto solidario del español toma mayor relevancia. “Él ha tenido este gesto conmigo, que obviamente aún no lo puedo creer. Lo estoy procesando porque no es algo muy lógico, ni muy común que se de”, explicó.

En momentos difíciles aparecen las personas necesarias, Graciela dijo que “mucha gente me ha asistido. Mi familia lo ha hecho de forma incondicional. Mis pacientes y amigos también, ellos me dieron dinero y me pude comprar una nueva camilla para seguir atendiendo”.

Graciela recordó que no es la primera vez que es víctima de la inseguridad: “Me pasó hace unos años atrás, también con otro auto. Pero esa vez entraron a casa con armas. Asique estoy feliz de que se hayan llevado el auto y que yo no me enteré. Lo he tomado con esa actitud”.

“Vino Bati con este regalo, estoy muy agradecida con él, con la vida y toda la gente que está conmigo, que me quiere, me aprecia y me ha dado una mano. Eso para mí ha sido muy reconfortante”, sentenció la masajista.

Bati habló con Los Andes y contó la historia del vehículo que regaló: “El auto estuvo cinco meses en el taller porque han tenido que rectificar el motor. Al tratarse de un vehículo importado, han tenido que pedir piezas a Japón. Yo lo compré como un capricho. Vendí una Kangoo que tenía en España, vine aquí sin ningún conocimiento de mecánica y me compré a ciegas el auto porque era bonito y barato”.

“Mis familiares me habían advertido que no lo compre. Pero bueno yo no hice caso y me lo compré igual. Lo manejé desde agosto hasta diciembre y la verdad que fue una maravilla, pero se fundió”, explicó.

“Lo tuve que meter al taller y fue un dolor de cabeza porque el precio de los insumo aumentaba a diario, asique fue un aprendizaje de vida”, reflexionó el joven músico.

Bati señaló que “tampoco lo quería vender. Sentía que yo no podía hacer lo mismo que me hicieron a mi, tenía que parar con esto de algún manera”.

De todas maneras, aclaró que el auto quedó nuevo y anda perfectamente. “El mecánico realizó un trabajo artesanal increíble. Yo he seguido el proceso de cómo lo han arreglado y ojalá que a Graciela le sirva y pueda usarlo por mucho tiempo. Ella lo necesita para trabajar”.

Por último, Bati recordó un episodio de su vida que lo llevó a ayudar a la mujer: “Para mi fue como cerrar un círculo, porque mi madre hace años atrás se quedó tirada con un auto. Su suegro le regaló uno y le duró 8 años. Yo veía a Graciela en mi madre”.

Gotzon Batikon Etxegarai, mejor conocido como "Bati", el jóven solidario.
Gotzon Batikon Etxegarai, mejor conocido como "Bati", el jóven solidario.

La historia de Bati

La historia de Gotzon Batikon Etxegarai, conocido como Bati, es emocionante y digna de dar a conocer. El joven comenzó a tocar el piano cuando apenas tenía 6 años. A los 13 se encontró con el acordeón diatónico y fue un viaje de ida. Este instrumento lo trajo por primera vez a la Argentina en 2012, el primer contacto con el territorio nacional lo hizo en la localidad de Rosario, Santa Fe.

En esa provincia se realizó una fiesta vasca, con motivo de conmemorar el aniversario número 100 de una comunidad. “Allí conocí a la Argentina por primera vez, me enamoré, me cautivó. No me esperaba que había una cultura tan hermosa, una música tan buena y muchos vascos también viviendo aquí”, comenta Bati a Los Andes.

En 2018, el joven realizó otro viaje al país pero de manera independiente con la música como bandera. “Recorrí la Patagonia en bicicleta, pasé por los centros vascos que encontré en el camino desde el Sur hasta acá”.

En septiembre de 2019, llegó a Mendoza. “Arribé aquí unos meses antes del inicio de la pandemia. A penas llegué a esta provincia me enfermé. Mi idea era seguir hasta la Quiaca, pero tuve una pequeña molestia y me tuvieron que internar unos días en el Hospital Central”.

En el hospital, según contó el músico, lo atendieron “muy bien” y le indicaron reposos estricto. “Me quedé y comencé a trabajar acá, porque también se me estaba terminando el dinero. En ese momento había turismo, entonces comencé a trabajar en la recepción de una hostería y en una rotisería”, relató.

Todo esto fue antes de la pandemia. Cuando comenzó la cuarentena estricta, Bati quedó varado en la tierra del vino. “En ese momento tenía dos opciones: tomar un avión de repatriación o quedarme. Como estaba en la recepción de la hostería me tocó ser guía de todos los turistas que estaban en la misma situación que yo”, explicó el joven.

“Tuve que llamar a las embajadas, hablar con diferentes organismos y tratar de mantener la calma. Yo estaba igual de nervioso pero me tocaba hacer ese papel. Finalmente lo conseguimos, la embajada de Austria en Buenos Aires, nos ayudó mucho y conseguimos que poco a poco se fueran yendo los turistas a sus respectivos países”, aseguró.

“El jefe de la hostería me propuso quedarme a cambio de que le ayude a construir, él aprovechó la pandemia para seguir construyendo. Le dije a mi madre que me quedaba aquí y ella lo entendió y acompañó mi decisión”, dijo a este medio.

Bati tiene grandes expectativas para su futuro: “Me di cuenta que podía seguir mi vida aquí, que podía seguir desarrollándome como músico. Comencé a estudiar en la UNCuyo la carrera de teatro y gracias a esto puedo permanecer en Argentina y ser un ciudadano más.”

-¿Considerás seguir, en un futuro, con tu travesía en bicicleta hasta la Quiaca?

-Pude llegar hasta la Quiaca en un viaje que hicimos con amigos en auto. Pero hoy en día no se si me animaría a seguir en bicicleta, pero sinceramente no lo sé.

Me encanta andar en bici y Mendoza es una ciudad fantástica para recorrer de esta forma.

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