Lápices de papel reciclado, con semillas para cultivar

Una materia de la tecnicatura en Gestión Ambiental fue el disparador para que Dagma y Matías iniciaran un exitoso emprendimiento

Los Miranda fueron reconocidos en el municipio alvearense. Trabajan a mano y hacen hasta 20.000 lápices por mes.
Los Miranda fueron reconocidos en el municipio alvearense. Trabajan a mano y hacen hasta 20.000 lápices por mes.

En 2017 Matías Miranda (25) buscaba una idea para reutilizar o reciclar residuos sin más interés que rendir exitosamente una materia en la tecnicatura en Gestión Ambiental. Dagma Miranda (27, que es licenciada en Gestión de Negocios, poco conocía de ese rubro pero decidió estar a su lado para darle una mano a su hermano menor.

Lo que fue un proyecto que nació bajo un propósito tan simple, dos años más tarde los hermanos Miranda lo convirtieron en un innovador emprendimiento que revolucionó la escritura y tuvo un impacto inesperado en el país y es único en Latinoamérica: fabrican lápices ecológicos reutilizando papel. El otro aspecto a tener en cuenta, es que todo el trabajo es artesanal.

A partir de los lápices hechos con papel de diario, resmas, fotocopias o revistas montaron la empresa Suyana (en Quechua que significa esperanza) y actualmente poseen puntos de venta en 33 localidades argentinas.

Junto con el lanzamiento de la tienda online el viernes pasado, Dagma y Matías avanzaron un paso más en la innovación y sacaron a la venta, para celebrar el Día de la Tierra los “lápices plantables”.

Son negros o de color y una vez que cumplieron con la función básica, se los puede emplear para tener una huerta en casa o un florido jardín. Hay de remolacha y acelga, entre otras verduras y hortalizas, o flores como caléndula y alhelí de mahón.

“Lo importante es que todo es amigable con el ambiente porque todo el material del lápiz es biodegradable y cumple con nuestro objetivo, el consumo responsable, no hay que desechar porque sí, todo lo que tiramos es un recurso que se puede reutilizar o reciclar”, afirmó Matías Miranda.

Lo que hoy conocemos como Suyana comenzó en el comedor de la casa de los Miranda en Bowen. Mientras Juana, la mamá, hacía la comida, Matías y Dagma ensayaban como hacer los lápices.

“Los primeros no nos salieron como esperábamos y lo dejamos ahí. Mi hermana retomó el proyecto más adelante y en este caso reutilizamos papel, principalmente de diario, y ahí sí salió como queríamos. Después empezamos a publicarlo en redes sociales y sin quererlo se transformó en un bum”.

“En mayo se cumplen dos años del lanzamiento de los primeros lápices”, indicó Matías.

Actualmente Dagma y Matías son dueños de Suyana y a la vez los obreros, una persona los asiste con el manejo de redes sociales y tienen la esperanza de contratar dos personas más a través del programa gubernamental Enlace.

Mientras esperan por empleados, los Miranda, trabajando a toda máquina, en realidad con las manos, pueden fabricar alrededor de 20.000 unidades al mes.

Con un sacapuntas

El proceso de elaboración de cada lápiz implica acopiar el papel, si es de diario mejor, después lo desinfectan y humedecen con pegamento, le insertan el grafito y comienzan a envolverlo.

El paso siguiente es el secado al sol, “igual que una ciruela o un durazno”, aclaró Matías, y para darle las terminaciones finales, con una lija le dan forma a la base y le sacan punta.

“Cuando empezamos utilizábamos un sacapuntas, como el que llevan los chicos a la escuela. Hoy por suerte pudimos comprar una máquina para sacarle punta a los lápices, es manual, pero nos permite hacerlo con más rapidez, también hay una para lijadora eléctrica. El resto del proceso es todo artesanal”, remarcó Matías.

Cultivo de lápices

Desde que salieron a la venta los productos, desde Suyana buscaron innovar pero sin resignar el principal lema de la empresa: ser amigables con el ambiente.

Para evitar que el packaging (embalaje) termine en el cesto de residuos y al mismo tiempo sea de ayuda, lo convirtieron en señaladores, también le imprimieron el abecedario o las tablas de multiplicar.

Ahora, en un nuevo salto, lanzaron al mercado los lápices plantables.

En la base colocaron una cápsula degradable (similar a la de los medicamentos) y dentro semillas de verduras, hortalizas o flores. Una vez que el lápiz se vuelve inutilizable, solamente hay que humedecer la cápsula y colocarla en tierra. Al cabo de unas dos semanas se empezarán a ver los primeros resultados en la mini huerta o el jardín.

“Existen los lápices plantables pero son de madera. Los nuestros son los primeros al ser completamente de papel”, comentó el joven emprendedor.

Puntos de venta

En mayo de 2019 presentaron los primeros lápices y desde entonces no pararon de crecer. Actualmente cuentan con 33 puntos de venta en el país, se los puede encontrar en Mendoza, Jujuy y Santa Fe, desde San Luis a La Pampa, también en la Patagonia (Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Chubut), la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.

Como son un pequeño emprendimiento no han podido exportar, sin embargo el requerimiento del producto por extranjeros es constante afirman los hermanos emprendedores de General Alvear.

“El Chaltén (Santa Cruz) es un lugar muy visitado por extranjeros y desde allá nos han mandado fotos de turistas de Holanda, Estados Unidos e Inglaterra que han buscado nuestros lápices”, dijo orgulloso Matías.

Además de estar presentes en las redes sociales, estrenaron la tienda online suyana.empretienda.com.ar y realizan envíos a todo el país para mayoristas o particulares.

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