La “plumofobia”: cómo es el machismo en las relaciones homosexuales

Se trata de un comportamiento que traslada estereotipos de las parejas heterosexuales. Se considera “la pluma” una modalidad femenina y, por tanto, inferior a lo masculino.

Es el término que utilizan expertos para describir este tipo de comportamientos que suelen presentarse dentro de la comunidad LGBTIQ+.
Es el término que utilizan expertos para describir este tipo de comportamientos que suelen presentarse dentro de la comunidad LGBTIQ+.

Es tarde y no hay nada para hacer. Mira por última vez el celular antes de dormir y revisa las redes sociales. Entre las notificaciones está el me gusta de un chico en una red de citas. “Es lindo”, piensa mientras mira sus fotos. En la mayoría aparece sin remera, mostrando los abdominales. “Es perfecto”, piensa y se anima a escribirle “Hola”. Empiezan a hablar y la conversación fluye mientras ambos revisan sus perfiles. Todo parece ir bien hasta que el diálogo termina abruptamente con un: “Me caes bien, pero no me pinta juntarme con vos porque tenés fotos con las uñas pintadas”.

Y esta escena se repite en distintos ámbitos para muchos gays. “No me gusta dar besos porque ´no soy puto´”, “Te cambiás esa ropa porque con vos vestido así no salgo a la calle”, “¿En verdad escuchás esa música?”, “¡Parecés una loca!”, “¿Por qué bailás así?”, “¿¡Podés hablar normal!?”.

Es que aunque no parezca, el machismo también existe en las relaciones homosexuales y a este tipo de discriminación se la suele llamar “plumofobia”. “Es algo muy común sobre todo en las redes sociales. Te encontrás con bio que dicen ´musculoso, fachero, masculino. busco lo mismo´ o que aclaran ´sin pluma por favor´. Este tipo de afirmaciones sólo busca mantener el estereotipo de que lo masculino es lo correcto y que lo femenino no es atractivo. Para muchos lo pluma o femenino es inferior”, explica Matías.

“También es muy común cuando estás en pareja que te pregunten quién es el hombre y quién es la mujer, quién es el activo y quién es el pasivo como queriendo traspasar la lógica heterosexual a todas las relaciones. Y en una pareja gay somos dos hombres que quieren compartir la vida y listo”, agrega.

Según el psicólogo Gabriel Martín, la plumofobia es despreciar comportamientos femeninos y colocarlos por debajo de lo masculino en una muestra clara de machismo. “Buscan adaptarse a las normas heterosexuales para pertenecer o encajar en las reglas heteropatriarcales y no ser discriminados”, aclara.

“En el colectivo LGBTIQ+ somos herederos de un sistema falocéntrico heteropatriarcal, somos hijos de este sistema”, resume Julián.

“La puta, trola, marica, pasiva son todos insultos porque hacen relación a lo femenino a la ´pluma´que en realidad no tiene nada de malo. Yo no dejo de ser quien soy porque un día metiño el pelo o me pinto las uñas. Tenemos que lograr vivir libremente. Somos más que nuestra sexualidad. Pensar que la sexualidad nos define, nos limita”, añade.

Y en su experiencia personal la “plumofobia” llegó a puntos extremos en algunas relaciones que ahora puede darse cuenta que hasta fueron violentas. “Estábamos hablando de cualquier tema y me hacía callar, quería pagarme todo para someterme económicamente. Insultos, denigración. Era algo habitual. Pero puede salirme de ahí”, cuenta.

Además, en la comunidad ciertas personas que parecen femeninas porque son más delgadas o por la forma de vestirse, caminar o hablar suelen ser las más acosadas. “Vas a bailar y te manosean, te quieren dar besos como si todo estuviera permitido, te persiguen en el boliche, te quieren levantar por la calle. Y eso a uno de aspecto masculino no le pasa”, cuenta Julián.

Por último, la socióloga chilena Nicole Rojas de la organización Rompiendo el Silencio explica que el homopatriarcado tiene que ver con la internalización del concepto de patriarcado, que se basa en la dominación del hombre, pero también en la reproducción de esta dominación, consciente o inconsciente. “Tiene que ver con que la estructura de dominación que se da también al interior de los colectivos LGTBIQ+ o en relaciones de parejas del mismo sexo. También los vínculos que establecen los hombres gays contra lo femenino. Lo que hay ahí es esta lógica de que como hombre siempre deben resaltar. Una dinámica que se da también en la sociedad. Somos criados todos en la misma cultura. No por ser gay o lesbiana estás fuera de la cultura”, indica la especialista.

Y se sale del marco de las relaciones interpersonales para adentrarse en cuestionamientos retóricos más amplios para repensar el machismo en el colectivo: “¿Cuántas mujeres son las líderes de los movimientos por la diversidad que tienen mayor figuración pública? ¿Es una casualidad que no figuren en medios de comunicación?”.

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