La pandemia y la atención del corazón: bajaron 40% las consultas y se internó a más mayores por infartos

Son parte de las conclusiones de un estudio presentado en el 47° Congreso Argentino de Cardiología que se realiza desde hoy.

La pandemia y la atención del corazón: bajaron 40% las consultas y se internó a más mayores por infartos (Imagen ilustrativa / Web)
La pandemia y la atención del corazón: bajaron 40% las consultas y se internó a más mayores por infartos (Imagen ilustrativa / Web)

Con la llegada de la pandemia de Covid-19 se advirtió que las personas dejaron de hacer consultas médicas, en particular en los momentos más críticos. Esto incluso por parte de quienes tienen enfermedades crónicas o cuadros de riesgo. En este punto, un capítulo especial se ha dedicado al cuidado del corazón, sobre lo que han advertido los especialistas y que han implicado el ingreso de pacientes con cuadros más graves. Incluso se señala el riesgo a futuro que esto puede implicar.

Un análisis hecho por cardiólogos y sociedades médicas concluyó, entre otras cosas, que las personas infartadas demoraron más en llegar a la consulta y obtener atención.

La internación por infarto ocurrió en pacientes de mayor edad, se presentaron dificultades para la derivación y demoras en los tiempos de consulta e ingreso a las instituciones de casi una hora más que el promedio histórico. Además, la mortalidad intrahospitalaria fue de 9,2% frente al 8,6% en el período prepandémico. Sin embargo, el tiempo durante la atención fue más eficiente pese al escenario sanitario.

Son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por especialistas de la Sociedad Argentina de Cardiología a partir del Registro Continuo de Infarto ARGEN-IAM-ST, que analizó la situación de la enfermedad cardiovascular durante el primer año de pandemia y su comparativo respecto de los valores históricos. Tomó en cuenta un relevamiento en 50 instituciones médicas del país e incluyó datos desde abril de 2020 hasta marzo de este año.

Estos datos fueron presentados en el marco del 47° Congreso Argentino de Cardiología (SAC.21) que comenzó hoy y se extenderá hasta el sábado.

Allí se espera la participación en formato virtual de más de 10 mil participantes y exposiciones de reconocidos cardiólogos de Argentina, la región y del mundo.

Reducción de la atención

En todos los países, durante la pandemia se atendieron menos infartos; se estima que la reducción fue de entre el 30 y el 40%, algo que se atribuye a la falta de consulta por temor al contagio. En nuestro estudio observamos un cambio en la edad de los pacientes, una edad mayor durante la pandemia al momento de la internación, dificultades para la derivación y demoras reflejadas en los tiempos de consulta e ingreso a las instituciones. Pero lo más relevante fue que los pacientes consultaron con una demora de una hora adicional respecto al promedio anterior, lo que llevó a que el tiempo total de sufrimiento cardíaco se prolongara y comprometiera los resultados del tratamiento para destapar las arterias”, indicó Carlos Tajer, expresidente de la SAC y uno de los autores del trabajo.

“No obstante, hay algo que fue bueno -afirmó- la manera en que funcionaron los sistemas de tratamiento: si bien los pacientes consultaron más tardíamente, los tiempos institucionales fueron más cortos que los que se habían registrado en el período control. Así, el tiempo puerta-balón, fue más corto”, señaló el doctor Juan Gagliardi, director del Registro Nacional de Infarto Agudo de Miocardio con Elevación del Segmento ST (ARGEN-IAM-ST) de la Sociedad Argentina de Cardiología y co-autor del estudio.

El tiempo puerta-balón hace referencia al que transcurre desde que el paciente ingresó al centro asistencial hasta que se dilata el balón en la angioplastia en el interior de sus arterias. Fue más corto, de un promedio de 90 minutos frente a los 118 históricos, lo que se explica seguramente por una optimización en los tiempos internos de cada centro hospitalario.

“Es probable que esto responda a que se armaron estructuras más específicas, hubo mayor alerta y, por lo tanto, los pacientes recibieron más rápidamente los procedimientos de reperfusión coronaria (angioplastia) en comparación con el grupo control”, completó Gagliardi.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes -
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes -

Impacto

En distintos trabajos se reportó una caída del 40% en la utilización de angioplastia coronaria en pacientes con infarto agudo de miocardio y de un 80% en procedimientos como el reemplazo de la válvula aórtica, que de no realizarse en pacientes con síntomas en presencia de estrechez de esa válvula implica un riesgo de muerte muy elevado en los dos años siguientes al diagnóstico.

“Durante el año 2020 vimos claramente una reticencia para consultar por síntomas agudos debido al temor de contagiarse el virus, preocupación por los problemas legales que pudo implicar movilizarse hasta el hospital para aquellos ciudadanos que no estaban exentos del aislamiento, cancelación de turnos médicos programados, disminución en la dotación de trabajadores de la salud considerados población de riesgo para Covid-19 a causa de licencias preventivas, disminución en la dotación de trabajadores de la salud debido a infección viral y desviación de los recursos institucionales (por ejemplo, camas de cuidados intensivos para la atención prioritaria de pacientes infectados por Covid-19, entre otros”, afirmó Alejandro Hershson, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y del Comité organizador del Congreso.

En tanto, Tajer agregó: “El sistema de salud cargó todo el esfuerzo en la prevención del desborde sanitario que podría haber llevado el Covid-19 y, sin dudas, la estrategia fue exitosa, pero esto se hizo a expensas de una afectación a la asistencia ambulatoria por el cierre de consultorios, demoras en la atención de problemas cardiovasculares que requerían intervenciones y reducción de camas disponibles de unidad coronaria”.

Desde su punto de vista, es poco realista pretender que todo hubiera funcionado perfectamente ante un desafío inédito de esta magnitud, “pero esperamos haber aprendido lo suficiente para que ante nuevas amenazas podamos coordinar la atención de las patologías cardiovasculares y otras relegadas con mayor eficiencia”, concluyó.

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