La historia de “Rulo”, el simpático perrito que les dijo adiós a sus dueños por la crisis económica

Los ahora ex cuidadores de la mascota no pudieron afrontar los costos del alquiler y se fueron a un lugar en el que no pueden tener animales.

Rulo fue dado en adopción porque sus dueños ya no podían tenerlo. / gentileza
Rulo fue dado en adopción porque sus dueños ya no podían tenerlo. / gentileza

La noticia de Rulo corrió ayer como reguero de pólvora en varios sectores de Mendoza a partir de un WhatsApp enviado a una asociación proteccionista de animales por parte de una mujer llamada Brisa -ahora su ex dueña- y a quien le colapsó su teléfono de inmediato.

“Lamentablemente volvemos a vivir a la casa de mi mamá porque se nos hace imposible seguir pagando el alquiler. Esta cuarentena nos está matando económicamente y no podemos llevar a Rulo”.

El mensaje, enternecedor para algunos, extraño para otros, resultó fugaz: Rulo, un simpático caniche de dos años, encontró un hogar en el acto.

“Tenemos hasta principios del mes que viene para dejar la casa, necesito su ayuda urgente”, continúa, antes de brindar información detallada del cachorro y manifestar las condiciones imprescindibles para quienes se postularan con la intención de adoptarlo.

Añade en el flyer que Rulo está “castrado, desparasitado y que se lleva perfecto con perros, gatos y niños”.

“Se entrega sí o sí con seguimiento y contrato de adopción”, continúa, para agregar: “Se busca a la mejor familia del mundo, fue rescatado del abandono y ya está rehabilitado”. Y concluye: “Se entrega recién peluqueado”.

Detractores y defensores

Ayer no hubo quien no se conmoviera con esta historia que recorrió muchísimos grupos. De hecho, fue tanta la repercusión que, en un momento determinado, sus dueños iniciales dejaron de responder los innumerables llamados.

Pero también hubo quienes cuestionaron este tipo de accionar.

“Desconozco la historia de Rulo, pero un caniche es muy fácil de mudar. No justifico esta decisión”, sostuvo Daniela Broitman, proteccionista de los caniles de Dalvian, quien agregó que, por el contrario, “esta cuarentena ha acercado mucho más a las familias a sus mascotas”.

“Un perro es una responsabilidad y en el caso de Rulo no veo motivos para deshacerse de él. Insisto, no conozco la historia, pero es pequeño, ocupa poco lugar y es fácil de alimentar”, continuó.

Desde hace seis años a esta parte, cuando se puso al frente de estos refugios que reciben perros de una amplia zona aledaña al barrio, muchas de ellas carenciadas, Daniela junto a un grupo de voluntarias ha recopilado las más increíbles y tiernas historias.

“En el inicio de la cuarentena, cuando directamente no había trabajo, asistimos a tres familias que no podían darles de comer pero que, pese a las necesidades, jamás pensaron en entregarlas”, recordó.

Para Daniela, muchas personas se encuentran solas y angustiadas, producto del confinamiento, y aclaró que las mascotas han pasado a ocupar un lugar, incluso, aún más preponderante.

“Hubo gente que en los primeros meses de la pandemia ha salido a la veterinaria casi como excusa para tomar aire”, ejemplificó.

Este grupo de voluntarios ha logrado la adopción, en el transcurso de seis años, de alrededor de mil perros, a los cuales se les hace el correspondiente seguimiento.

“No es cierto que la cuarentena ha dejado a las mascotas a la deriva ni que existan más adopciones. La gente necesita a sus animales más que nunca y observamos que cada vez más forman parte del núcleo familiar”, concluyó.

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