La historia de Maira y Maicol conmueve a La Favorita: con su ayuda ella le devolvió la esperanza; él le da su amor

La mujer es voluntaria y fundó una organización donde da apoyo escolar en el piedemonte de Capital. Allí conoció al nene de 7 años, que no sabía ni agarrar el lápiz y prácticamente había perdido el año escolar. Cómo ayudarlos.

El pequeño no pudo iniciar primer grado y no tenía útiles. Pero su interés e inteligencia, sumados a la ayuda y al esfuerzo de Maira, muestran avanzados logros. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
El pequeño no pudo iniciar primer grado y no tenía útiles. Pero su interés e inteligencia, sumados a la ayuda y al esfuerzo de Maira, muestran avanzados logros. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Maicol Moreno vive en una precaria vivienda en pleno corazón de La Favorita. Tiene 7 años, una sonrisa sin dientes y un pantalón gastado azul y oro que delata su fanatismo por Boca Juniors.

Maira Villalba tiene 35, trabaja en la Dirección de Gestión Territorial de la municipalidad de Ciudad y su vocación de servicio afloró desde muy pequeña.

El destino los cruzó por casualidad en plena pandemia: Maicol jugaba a la pelota y Maira, que suele visitar los hogares carenciados de manera voluntaria, se enterneció con sus hermosos ojos negros y con su relato inocente.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

El pequeño le contó ansioso que iba a empezar primer grado en la escuela Danilo Berdasco pero finalmente, a raíz del aislamiento, todo quedó en la nada.

Maira habló con la mamá de Maicol. Roxana tiene otros cuatro hijos “en escalera”. Y así, en medio de carencias de todo tipo y de ninguna herramienta tecnológica, los chicos prácticamente perdieron el año.

Dispuesta y sin tiempo que perder, la voluntaria se unió con dos amigas y pusieron manos a la obra. Establecieron dos días por semana -lunes y miércoles a las 18- y convocaron a los niños del barrio en el puesto Las Gemelas, bajo un tinglado con sólo una mediasombra por techo. La iniciativa resultó un éxito porque, además, allí comenzó a funcionar un comedor.

Foto: gentileza
Foto: gentileza

“Por algún motivo el nene me conmovió desde un principio. Sus ganas de aprender me alentaron. Además, apareció en la clase con dos lápices dentro de una bolsa de nylon”, relató Maira a Los Andes.

Sin útiles y sin psicomotricidad fina para sostener un lápiz y empezar a escribir, Maicol demostró, sin embargo, interés y curiosidad. “Comenzó pintando con fotocopias que su mamá traía de la escuela y más tarde empezamos con letras y números. Ya se largó solo porque es muy inteligente”, relató su amiga Maira.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Al principio no fue fácil. El “alumno” se mostraba tímido y la “docente” pidió herramientas pedagógicas para que la clase fuera enriquedora.

“Como no soy maestra, al principio me costó. Hoy -sostuvo- es emocionante observar sus adelantos”.

Maira regresa a su hogar con el “corazón colmado”. Es consciente de que todo grano de arena que se pueda aportar, en el barrio representa una bendición.

Gentileza
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Junto a Ema León y Karen del Pino -también anónimas que ponen el cuerpo- armaron una organización que se llama “Inclusionarte” y comenzaron una campaña para recaudar útiles escolares, libros, plastilina y cualquier elemento que pueda ser valioso para los chicos. Han juntado algunos elementos pero necesitan más (ver aparte).

Toda ayuda es una bendición

Por las condiciones precarias de su vivienda, Maicol y su familia resultaron afectados durante la última tormenta de granizo que azotó a Mendoza el pasado 12 de noviembre. “La pasamos mal porque se inundó todo, especialmente el baño”, comentó Roxana. Dijo que las necesidades la desbordan; que las camas de sus hijos están atadas con alambre y que, en realidad, transitar la pandemia fue “durísimo”.

Orlando Pelichotti / Los Andes
Orlando Pelichotti / Los Andes

En el terreno lindante a su casa construyó, tiempo atrás, pieza y cocina, pero aún no ha podido techar porque la cuarentena complicó las cosas. Por eso pidió a quienes puedan, colaborar con chapas, membranas y una puerta y ventana. Su teléfono es (261) 152792670.

A pesar de la situación que atraviesa la familia, Roxana es una agradecida a la vida. Sus hijos (Candela, de 12 años; Aldana, de 9; Nahiara, de 4 y Leonela, de 2 años, además de Maicol, crecen sanos.

“Ninguno se ha enfermado. Y, por fortuna, nos cruzamos con estas chicas que le devolvieron a Maicol el entusiasmo que necesitaba”, reflexionó la esperanzada mujer.

Mientras, Maicol sigue pateando la pelota bajo el sol abrasivo de noviembre. Se ríe, inocente, y saluda con la mano. Y cuenta las horas para volver al puesto con sus pocas hojas y sus lápices gastados.

Cómo ayudar

Quienes deseen colaborar con la organización “Inclusionarte” pueden comunicarse al teléfono (261) 155057932. Para ayudar la familia de Maicol, contactarse al (261) 152792670.

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