Hubo más nevadas que en 2019 hasta el momento y se espera que haya más agua en verano

Si bien las nevadas fuertes se registran en julio y agosto; las intensas precipitaciones de las últimas semanas en la cordillera han llevado a que en las áreas de los cauces haya entre 20% y 60% más de acumulación respeto a la media.

Mendoza 25 de junio de 2020 Sociedad
Paso Internacional cortado
Operativo de Vialidad Nacional en Villa Las Cuevas para despejar la nieve acumulada sobre Ruta Internacional 7.   

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Mendoza 25 de junio de 2020 Sociedad Paso Internacional cortado Operativo de Vialidad Nacional en Villa Las Cuevas para despejar la nieve acumulada sobre Ruta Internacional 7. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El 2019 fue un año malo en Mendoza, hidrológicamente hablando y con respecto a las precipitaciones níveas. De hecho, fue el peor de los últimos 23 años; que es el período en que el Departamento General de Irrigación tiene registros con las estaciones en Alta Montaña y otros registros. Y este dato se vio reflejado en los cauces de los ríos, en la acumulación de los embalses y en la cantidad de agua disponible (tanto para consumo como para riego),

Sin embargo, y aunque recién han entrado en escena las primeras nevadas de la temporada -muchas, de forma anticipada-; el 2020 asoma con optimismo. Y es que no sólo que la cantidad de precipitaciones registradas hasta fines de junio han estado por encima de las del año pasado para la misma época (algo no muy difícil si se tiene en cuenta que fue el peor de las últimas décadas); sino que -incluso- estuvo por encima de la media de lo que se podría considerar como un año normal.

“El año pasado ni se había considerado la media de un año normal, porque realmente los registros habían sido bajos y estaban muy por debajo de la media histórica. Pero este año, si se compara con esa media, los registros hasta la fecha están por encima. En las cuencas del Sur, en Valle Hermoso -por ejemplo- ha precipitado 20% más de lo que tendría que haber nevado en un año normal y de acuerdo al registro promedio en esta época. Y, más al norte -ya en la cuenca del Río Mendoza y la zona-, estamos entre 55% y 60% por encima de lo que precipita en un año normal para esta fecha”, se explayó el director de Gestión Hídrica del DGI, Rubén Villodas.

Consecuencias, en verano

Más allá del incremento en las precipitaciones de nieve en lo que va del año y del optimismo para esta temporada, los resultados aún no se reflejan en los cauces y los embalses. Esto es porque las temporadas son bajas, y las consecuencias se evidencian a partir de noviembre; cuando comienzan los deshielos.

“La temporada fuerte de nevadas es en julio y en agosto, por lo que es a lo que hay que estar atentos. Los pronósticos no son del todo buenos para este año, ya que el Servicio Meteorológico Nacional y otras entidades han pronosticado 50% de probabilidades de que las nevadas estén por debajo de lo normal. Pero habrá que esperar”, sintetizó Villodas, quien resaltó como positivo las nevadas hasta el momento.

Recién en setiembre, con la temporada de precipitaciones ya culminada, Irrigación presenta año tras año el pronóstico de escurrimiento para los cauces (que son los alimentadores de los embalses), y con consecuencias que se observan a fines de noviembre. Hasta tanto, y prácticamente durante toda la primavera, el consumo se nutre de lo acumulado en los diques. En ese sentido, la mayoría de los embalses de la provincia están con niveles óptimos; a excepción del Atuel (Sur).

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