Halloween se adaptará con disfraces en casa y festejos virtuales en Mendoza

La cuarentena impedirá que los chicos salgan a juntar golosinas, aunque algunos barrios privados permitirán recorridos con restricciones.

Justo disfruta cada año de la celebración y ya tiene listo su disfraz. Pero este 2020 no podrá salir a pedir caramelos. Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Justo disfruta cada año de la celebración y ya tiene listo su disfraz. Pero este 2020 no podrá salir a pedir caramelos. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Se acerca el tradicional festejo de Halloween atravesado por la cuarentena que, seguramente, dejará a muchos niños afuera de la tradición norteamericana de juntarse, disfrazarse y salir en grupo a pedir golosinas por las casas del barrio.

¿Cómo se celebrará en los barrios privados, principales puntos de festejo? Todo hace suponer que la clásica manera de “agasajar” a los muertos deberá quedar reducida a festejos más caseros o limitarse a decoraciones de hogares. También deberán reinventarse algunos colegios bilingües o institutos de inglés, que harán sus festejos de modo virtual.

Es que el intercambio de objetos que pueden contener el virus, como bolsas, dulces, máscaras, disfraces y maquillaje, las aglomeraciones y los contactos intergeneracionales que afectarían en mayor medida a los adultos mayores, son algunos de los riesgos más evidentes de llevarse a cabo una jornada habitual del también llamado Día de las Brujas.

Aunque se hayan vendido más por estos días, los disfraces y decoraciones deberán quedar en las casas. Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Aunque se hayan vendido más por estos días, los disfraces y decoraciones deberán quedar en las casas. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Justo es un niño que está por cumplir 11 años. Vive en el barrio Dalvian y desde que tiene uso de razón festeja esta fecha con bombos y platillos. Desde principios de año tenía en mente su disfraz: esta vez iba a cambiar el de calavera fantasma que usó algunos años por el de soldado demonio.

Pero llegó la pandemia y Justo deberá acomodarse a los nuevos tiempos. Ya no podrá salir con sus amigos a pedir caramelos, algo tradicional en el barrio privado del piedemonte de Ciudad, que suele lucir a la altura de las circunstancias los días previos a la noche del 31 de octubre, con viviendas repletas de telarañas, esqueletos y calabazas.

“Me encanta esa fiesta; es un día que paso con amigos y el barrio lo recorremos de punta a punta para terminar en el club house y seguir disfrutando”, recuerda con nostalgia.

“¡Ah! –acota Justo- y vuelvo a casa con una bolsa repleta de dulces”. Silvana, su mamá, siempre lo apoya en estos eventos y hasta suele acompañarlo a visitar vecinos. “Algo, seguramente, vamos a hacer en casa”, asegura Silvana, que exhibe hermosas imágenes de celebraciones pasadas con un fantasma en la puerta de su casa.

Ana, mamá de “Joaco” y Tomás, advirtió que será respetuosa de las restricciones que impone la cuarentena pero que la familia festejará igual, puertas adentro. “Que preparen las máscaras, las pinten y jueguen. No es lo ideal, pero es lo que podemos hacer hoy y lo acepto, porque convengamos que no es más que una celebración, no una cuestión de vida o muerte”, diferenció.

ángeles, quien vive en Solares de Urquiza, en Guaymallén, y también es mamá de dos varones, asegura que en su barrio, el “clásico” de los 31 de octubre son las salidas grupales de los niños más pequeños. “Es una pena esto de la pandemia, pero creo que muchas mamás van a permitir algunas salidas. Los barrios están controlados y no hay grandes aglomeraciones”, dijo.

A vender disfraces

Hasta antes de la cuarentena, Rosa Manrique tenía su local “Disfraces Rulitos” en la galería Tonsa, que fue furor durante ocho años. “La verdad he trabajado mucho y Halloween fue históricamente una fecha clave, así como días patrios y cumpleaños”, recuerda Rosa.

Pero tiempo atrás puso punto final a un rubro que prácticamente quedó fuera del sistema y decidió liquidar sus disfraces desde su casa.

“Estoy vendiendo mucho para la noche de brujas, todo para niños pequeños. Las mamás me cuentan que este año no saldrán a recorrer, sino que se disfrazarán para estar en sus casas y jugar en familia, con hermanos o algún vecino, nada más”, sostuvo.

Rosa aseguró que muchos padres no desean perder la tradición importada. “Además -concluyó- este encierro lleva a buscar maneras de entretenerlos como sea”.

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