Los 5 alimentos que son perjudiciales para el cerebro

Los especialistas afirman que una mala dieta es perniciosa para el órgano más importante de nuestro sistema. Esta es la lista de las comidas que deberíamos evitar.

Brigadeiros.
Brigadeiros.

Los alimentos que consumimos repercuten en nuestra salud, por lo que debemos seguir una dieta saludable para que, a la larga, no nos terminen pasando factura. Sin embargo, el órgano que termina siendo más comprometido en el tema de la alimentación es el cerebro.

Resulta muy obvio decirlo, pero la clave para que nuestro organismo se mantenga saludable y funcional cotidianamente, es cuidar la forma en la que no alimentamos. Si controlamos la comida que ingerimos ayudaremos a que el organismo cumpla las funciones fisiológicas necesarias siempre y cuando se obtengan las vitaminas, proteínas y minerales requeridos para vivir más y mejor.

El aprendizaje se produce como fruto de la experiencia, pero, a veces, nuestro cerebro aprende y nosotros no. ¿Cómo es posible?
El aprendizaje se produce como fruto de la experiencia, pero, a veces, nuestro cerebro aprende y nosotros no. ¿Cómo es posible?

Por lo tanto, si no se sigue una buena dieta, existen cinco alimentos que afectan directamente al cerebro según Infobae y los mismos se detallan a continuación.

1 - Azúcar

Dulce de leche. Foto: Archivo / Los Andes
Dulce de leche. Foto: Archivo / Los Andes

El azúcar está presente no sólo en las dos cucharadas que se usan cada día para endulzar el café o en la taza que utilizamos para preparar budines o tortas caseras. Es una sustancia que se incluye en gran cantidad de productos industriales y naturales, muchas veces de manera “oculta” en las bebidas como refrescos o gaseosas, en los panificados industriales y también en los jugos de frutas.

El cerebro es sensible a la cantidad de glucosa (azúcar) que recibe. “Los niveles altos de azúcar en la sangre, con el tiempo, van dañando los vasos sanguíneos del cerebro que llevan sangre rica en oxígeno”, destacan los especialistas de la Clínica Mayo de EEUU y señalan que un consumo excesivo prolongado en el tiempo “puede provocar atrofia cerebral y causar problemas con la memoria y el pensamiento y, al final, causar demencia vascular”.

2 - Alimentos ultraprocesados

Pancho. Foto: Archivo / Los Andes
Pancho. Foto: Archivo / Los Andes

Los alimentos ultraprocesados suelen incluir altos niveles de azúcar, grasas y sal. Además, suelen ser tener alto contenido calórico y bajo contenido en otros nutrientes. Ejemplos cotidianos de estos productos son las papas fritas, las pizzas congeladas, las salchichas, los aderezos industriales, las salsas o comidas preparadas.

Un amplia investigación publicada recientemente vinculó a los alimentos ultraprocesados con el deterioro cognitivo. El estudio fue presentado por un grupo de científicos brasileños durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2022, en San Diego, EEUU. Los expertos evaluaron a más de 10.000 personas durante una década, con una edad promedio de 51 años.

3 - Grasas trans

Doritos. Foto: Web
Doritos. Foto: Web

Existen distintos tipos de grasas en los alimentos. Los lípidos que se encuentran naturalmente en productos de origen animal como la carne y los lácteos, no son la peor opción. Y hasta existen grasas buenas, como los ácidos Omega-3 presentes en el pescado, la palta, las semillas de chía y nueces.

Las grasas trans producidas industrialmente, conocidas como aceites vegetales hidrogenados, son las que deberían preocuparnos. Estas grasas trans artificiales se pueden encontrar en la manteca o margarina vegetal, las papas fritas, snacks dulces y salados, hamburguesas, galletitas y en budines o muffins industriales.

Una dieta alta en grasas extendida en el tiempo no sólo provocará aumento de peso, niveles poco saludables de colesterol, diabetes, hipertensión y enfermedades del corazón. Según un reciente estudio realizado por investigadores australianos y chinos, las capacidades cognitivas se deterioran con una alimentación de este tipo a largo plazo. “La obesidad y la diabetes afectan el sistema nervioso central, lo que exacerba los trastornos psiquiátricos y el deterioro cognitivo”, dijeron los investigadores.

4 - Sal

Salero. Foto: Web
Salero. Foto: Web

En los últimos años, los científicos han descubierto que la inflamación en el cerebro, también conocida como neuroinflamación, juega un papel importante en el desarrollo de obesidad, la presión arterial alta y el colesterol elevado, que a su vez son factores de riesgo de enfermedades crónicas graves.

Un estudio, el primero de su tipo, dirigido por investigadores de la Universidad de Georgia, EEUU, reveló la relación entre la actividad neuronal y el flujo sanguíneo en el cerebro y cómo la función cognitiva se ve afectada por el consumo de sal.

“Cuando las neuronas se activan, normalmente se produce un rápido aumento del flujo sanguíneo en la zona. Esta relación se conoce como acoplamiento neurovascular o hiperemia funcional y se produce a través de la dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro llamados arteriolas”, detalló Javier Stern director fundador del Centro de Neuroinflamación y Enfermedades Cardiometabólicas del Estado de Georgia y autor del estudio.

5 - Alcohol

Cerveza
Cerveza

El consumo excesivo de alcohol provoca una reducción del volumen cerebral, cambios metabólicos y alteración de los neurotransmisores, que son las sustancias químicas que utiliza el cerebro para comunicarse.

Investigadores de las Universidades de Wisconsin y Pensilvania, EEUU, publicaron un estudio en la revista Nature Communications en el que analizaron el consumo de alcohol, incluso en niveles que la mayoría consideraría moderados (unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana).

Examinaron las asociaciones entre la ingesta de alcohol y la estructura cerebral utilizando datos de imágenes multimodales de 36.678 adultos sanos del Biobanco del Reino Unido. Con sus hallazgos, lograron determinar por primera vez las consecuencias que el consumo de alcohol de leve a moderado ocasiona a la masa cerebral, con reducciones en el volumen general.

Según detectaron, el vínculo se hizo más fuerte cuanto mayor era el nivel de consumo de alcohol. Por ejemplo, en personas de 50 años, a medida que el promedio de consumo de alcohol aumenta de una unidad de alcohol (alrededor de media lata de cerveza) al día a dos unidades (una pinta de cerveza o una copa de vino), se producen cambios asociados en el cerebro, equivalente al envejecimiento de dos años.

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