¿Es posible mitigar el riesgo ambiental?

El riesgo de que un millón de especies animales corrían peligro de extinción movió a los científicos a intensificar las investigaciones con más investigadores y tecnologías buscando avances, ya que la realidad hacía pensar que los esfuerzos por la preservación hechos hasta el momento fracasarían.

Uno de los tantos peligros de la humanidad, las inundaciones por huracanes, fenómeno que afecta a no menos de 300 millones de personas en diversos lugares de la Tierra. Foto: AP
Uno de los tantos peligros de la humanidad, las inundaciones por huracanes, fenómeno que afecta a no menos de 300 millones de personas en diversos lugares de la Tierra. Foto: AP

Cada año crece el número de investigaciones e informes sobre el impacto humano en la naturaleza y lamentablemente sin que esto signifique muchos avances en el sentido de preservar la biodiversidad aun existente.

Durante a pandemia la ciencia ambiental no ha dejado de seguir buscando soluciones al problema de la degradación y el cambio climático.

En 2019 y antes del inicio de la pesadilla Covid, las Naciones Unidas habían publicado un extenso informe sobre la marcha de las acciones mitigadoras de los efectos del cambio climático de acuerdo con los parámetros fijados en 2015 en la convención de París denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21).

El riesgo de que un millón de especies animales corrían peligro de extinción movió a los científicos a intensificar las investigaciones con cada vez más gente y tecnologías buscando avances, ya que la realidad hacía pensar que los esfuerzos por la preservación hechos hasta el momento fracasarían. Esto los llevó a pensar que debían cambiar la estrategia de abordaje por una más radical, especialmente en el análisis de los riesgos ambientales a nivel global.

Queda claro que después de emitido el extenso documento denominado GAR-2019 (Global Assessment Report, en inglés) patrocinado por las Naciones Unidas nadie podrá alegar ignorancia del tema, porque lo que está en juego es nada más y nada menos que la calidad de vida de las próximas generaciones destacando la importancia universal de la diversidad; de ésta dentro de las especies, y entre ellas y los ecosistemas.

Dentro de las conclusiones se explica que también las relaciones comerciales y financieras están amenazadas, las economías se están erosionando y los medios de subsistencia se están debilitando, lo que hace pensar en algo más preocupante como es la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida cada vez más difícil de mantener. Pero la preocupación es, no sólo por los efectos del cambio climático, sino también, como lo expresa el nuevo informe recientemente editado, por eventos globales normalmente imprevisibles como la pandemia Covid-19 y ahora también la guerra provocada por la invasión de la Federación Rusa al estado independiente de Ucrania. Este conflicto ha creado un clima de crisis internacional debido al poderío energético y alimenticio de estos dos países en relación con el comercio mundial a causa de lo cual se ha potenciado el riesgo climático por desequilibrio de movimientos de commodities y mayor contaminación producida por el estado de guerra.

Uno de los tantos peligros de la humanidad, las inundaciones por huracanes, fenómeno que afecta a no menos de 300 millones de personas en diversos lugares de la Tierra. Foto: AP
Uno de los tantos peligros de la humanidad, las inundaciones por huracanes, fenómeno que afecta a no menos de 300 millones de personas en diversos lugares de la Tierra. Foto: AP

Ya en 2019, 75% de la vida terrestre y 66% de vida marina estaban significativamente alterados por la acción humana. Al mismo tiempo 300 millones de personas estaban y continúan estando con riesgo de inundaciones y huracanes debido a la pérdida de hábitats y a la falta de protección costera.

Asimismo la polución plástica ha aumentado 10 veces en casi 40 años y por citar algún ratio más de medición de riesgos ambientales, el informe también asegura que la acumulación de minerales pesados, solventes así como residuos tóxicos industriales que ascienden a 400 millones de toneladas son arrojados en los sistemas de aguas de todo el planeta. Infelizmente todo esto es provocado por los seres humanos que son la causa principal de la contaminación que lleva al desequilibrio del clima y al consecuente efecto negativo sobre los ecosistemas y la biodiversidad. Además y paradójicamente son ellos mismos los más perjudicados.

La mayoría de las propuestas pre informe han aportado información e ideas que han sido muy útiles al momento del documento final. Solo para ilustrar con un ejemplo veremos el cambio de paradigma propuesto por el antropólogo brasileño Eduardo Brondizio, en el procesar y consumir productos originados en la misma región como forma de evitar el transporte y todo lo que ello significa en términos de combustibles y energía de fuente fósil usada para ellos. Un ejemplo que el autor utiliza es la producción y comercialización de celulares y productos electrónicos e informáticos en China para que luego sean distribuidos por todo el mundo.

En el mes de abril pasado se conoció el nuevo documento GAR 2022 (Informe bianual de evaluación de riesgos ambientales) que vuelve sobre el tema para dar seguimiento a las acciones muy lentas que se vienen dando frente a un contexto difícil desde el punto de vista ambiental, político y también por indicadores ecológicos preocupantes tras haber cerrado la década más calurosa en la historia. Este informe versa sobre las crecientes dificultades para cumplir las metas definidas en el marco del Acuerdo de París y los Objetivos de Desaarrollo Sostenible (ODS) fijados en 2015.

El planteo del GAR 2022 se enfoca hacia tres frentes fundamentales, que tienen mucho que ver, en primer lugar, con la mencionada pandemia que ha afectado el mundo sin que hayan quedado países indemnes de ella. Luego la reducción de riesgos ambientales que ha sido prioridad para conseguir un desarrollo sustentable y finalmente la necesidad de transformar los sistemas si es que de una vez la humanidad acepta y actúa en estrategias de reducción de los efectos del cambio climático y la defensa de los lugares y núcleos poblacionales más vulnerables.

La pandemia y el cambio climático han producido un enorme y negativo impacto en nuestro mundo globalizado con repercusiones en las acciones humanas que resultaron muy condicionantes de la agenda política internacional sin perjuicio de los avances y el progreso que han producido en ella.

El informe propone también un enfoque más específico que sirva para generar nuevos protocolos de acción y políticas de mitigación e incluyendo conceptos ya tratados en 2019 como ser el trabajo directo con poblaciones locales afectadas, con sus testimonios, costumbres y formas de uso de los servicios ambientales y todo conocimiento para elaborar respuestas más eficaces y sinérgicos con las comunidades.

Los desastres ambientales no solo provocan enormes pérdidas económicas, sino que debilitan las estructuras sociales y los ecosistemas. Así, una población afectada por estos desastres es propensa a sufrir graves consecuencias como el aumento de la conflictividad, la sobreexplotación a escala local, el bloqueo o pausa en alguna de las cadenas de comercio a escala internacional y/o hasta movimientos migratorios importantes. Asimismo, los indicadores demuestran que, en sociedades donde se vive por debajo del umbral de la pobreza, el riesgo de desastres incrementa esta situación de manera más significativa. El riesgo climático no se puede eliminar pero todos los esfuerzos destinados a disminuir los efectos de ocurrencia redundaran en un sistema de respuesta más eficaz.

El mencionado informe GAR no solo se refiere a los desafíos que estamos enfrentando sino que señala también la importancia de la comunicación y el desarrollo de estrategias que contemplen acciones de locales y trabajo conjunto de entes públicos, privados y también la ciudadanía abriendo caminos para apropiarnos de un futuro más resiliente para salvar las generaciones futuras y también acordar que los países en desarrollo puedan avanzar y realizarse sin destruir nuestro hábitat.

*El autor es periodista especializado en temas ambientales.

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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