Es de Junín, le escribió una carta a un soldado de Malvinas hace casi 40 años y ahora obtuvo una conmovedora respuesta

Santiago Giglio mandó a sus 13 años una carta que fue recibida por Ramón Benítez, quien el pasado 2 de abril decidió buscarlo en las redes. Ahora, iniciaron una amistad a la distancia y emocionaron con su historia.

El mendocino envió la carta y casi 40 años después recibió una respuesta del soldado. - Gentileza
El mendocino envió la carta y casi 40 años después recibió una respuesta del soldado. - Gentileza

Durante el mes de abril de 1982, cuando cientos de jóvenes argentinos dejaban la vida en la Guerra de Malvinas, a Santiago Giglio (52) y sus compañeros del primer año de la escuela Ingeniero Marcelo Arboit de Junín les tocó la tarea de escribir una carta para los soldados de nuestro país. Sin saberlo, él se convirtió en un apoyo fundamental para Ramón Benítez (57), excombatiente correntino, quien la conservó durante casi 40 años y que decidió contactarlo hace unos meses a través de las redes sociales.

“¿Se acuerdan de la cartita que tuvimos que hacer para los soldados de la Guerra de Malvinas?”, ese fue el mensaje que Santiago envió al grupo que comparte con sus compañeros de secundaria y con el que inició una historia digna del guion de una película. Es que durante varios meses él tuvo un mensaje privado pendiente en su cuenta de Facebook, sin saber la alegría que guardaba detrás.

El pasado 2 de abril, como desde que terminó la guerra, Ramón Benítez, se puso a releer las cartas que algunos jóvenes le habían mandado en aquel entonces. Su sobrino, que lo acompañaba en ese momento, le propuso contactar a uno de ellos a través de Facebook para contarle que él era quien tenía la misiva. Así, con la ayuda del joven llegó al perfil de Santiago, donde dejó una fotografía de la carta y un mensaje en el que le explicaba la situación.

Al pasar los días y no tener respuesta, Ramón pensó que quizás ese perfil no pertenecía a Santiago, pero no perdió la ilusión. Por falta de tiempo, no fue hasta el sábado 26 de junio que el juninense abrió el mensaje pendiente y se dio cuenta de que se trataba del ex combatiente que recibió esa carta que escribió hace casi 40 años.

El mensaje de Ramón estuvo más de dos meses esperando en el perfil del Santiago. -
El mensaje de Ramón estuvo más de dos meses esperando en el perfil del Santiago. -

No lo podía creer, le agradecí por su labor y le pedí perdón por los errores y la caligrafía de un chico de 13 años. En ese momento no sabía qué escribirle, pero fue con el corazón en la mano y parece que le llegaron a él esos sentimientos”, dijo a Los Andes Santiago, quien tiene todavía el recuerdo de aquel momento en el que la profesora de Historia les pidió la tarea que acompañaron con chocolates, frazadas, medias, bufanda y guantes para los soldados.

“Él le dio un valor que nunca imaginé que tuviera y yo estoy feliz por ese efecto”, reconoció Giglio, quien vio interrumpida la tranquilidad de su trabajo en el Laboratorio Agrícola de la Municipalidad de Junín con decenas de mensajes de sus familiares y amigos conmovidos con la historia.

Con la emoción a flor de piel, intercambiaron los teléfonos y comenzaron así una amistad que tiene un abrazo pendiente que la pandemia y la distancia entre Mendoza y Misiones -donde Ramón vive ahora- no ha permitido que se concrete por el momento, pero que seguro se van a dar.

Ojalá que nos podamos juntar y darnos ese abrazo que prometí al final de la carta. Él me comentó que ya ha venido a Mendoza y le pedí que cuando venga me avise. Es un abrazo que nos merecemos”, agregó.

Ramón envió a Santiago una fotografía de la carta que le llegó en 1982. -
Ramón envió a Santiago una fotografía de la carta que le llegó en 1982. -

Cómo llegó la carta de Santiago a Ramón

Cuando los alumnos de la escuela Arboit escribieron esas cartas, no sabían a cuál de todos los soldados argentinos estaba dirigida. Con un reparto dispar, donde a algunos les tocó la correspondencia y a otros los chocolates que mandaron, la suerte quiso que Ramón recibiera algunas cartas, medias y una bufanda.

Pero, ¿cómo llegó a sus manos la carta de Santiago? La historia de Benítez en el Ejército Argentino comenzó el 28 de enero de 1982, cuando con 18 años dejó el primer año del profesorado de Matemáticas y Física y se sumó al Grupo de Artillería III de Paso de los Libres.

Tres días antes del 2 de abril los convocaron a todos. “Yo lo encontré raro porque nos empezaron a hablar de guerra”, reconoció Benitez. Allí les anunciaron que tendrían tres días de franco, para regresar a sus casa, y luego vendría lo que todos ya conocemos. “A esa edad no éramos conscientes de todo lo que pasaba. Todos decíamos ‘nos vamos a la guerra’, pero yo por dentro pensaba qué pasaría con mi mamá y mi abuela si moría allí”, reveló.

Por un guiño del destino, Ramón Benítez nunca llegó a las islas. Fue su vocación docente, quizás, lo que lo salvó. Justo antes de partir, cuando él y sus compañeros ya estaban preparados para abandonar el continente, lo llamaron y le pidieron que se quedara para trabajar en el sector de finanzas. Así, lo separaron de su grupo y mientras ellos partieron, Ramón se quedó ayudando con el pago de sueldos y otras tareas del sector.

“El día domingo llegaron mi mamá y mi abuela al regimiento. Yo las vi llorando y no entendía nada. Ellas no lo podían creer porque les habían dicho que yo estaba en el listado de los que habían ido”, recordó.

Unos días después, él y algunos compañeros fueron trasladados a Bahía Blanca, donde esperaban la orden para partir a Malvinas. Fue allí donde se encontró con la carta de Santiago. “Yo las tomé y las traje en mi bolso. Cuando volví a Paso de los Libres las leímos con todos mis compañeros”, dijo Benítez.

En ese momento nos sentimos acompañados, porque las leíamos todos juntos en voz alta. Compartíamos porque en ese momento era lo único que podíamos tener, porque no podíamos comprar el diario, escuchar la radio o ver la tele, no teníamos información de lo que pasaba, salvo los partes oficiales donde nos mentían”, añadió el correntino.

Una vez terminada la guerra, Ramón volvió a su pueblo, se recibió de profesor y siguió con su vida, pero nunca se olvidó de esas cartas. Incluso, una vez que le tocó en la escuela hacer el acto en conmemoración al 2 de abril, él decidió leer la carta en público para compartirla con sus alumnos. Desde allí, desde otros establecimientos le han pedido varias veces que comparta su testimonio y hasta le piden las misivas para leerlas. “Para mí tiene un valor incalculable, pero ni se me había ocurrido buscar a esa persona”, reconoció.

GUERRA DE MALVINAS. Imagen ilustrativa (Archivo).
GUERRA DE MALVINAS. Imagen ilustrativa (Archivo).

El 2 de abril es un día triste para mí, porque me tocó perder a un amigo con el que fuimos juntos. Malvinas es triste porque me recuerda a mis compañeros que se murieron”, sostuvo con la emoción traspasando el teléfono.

Y él también, al igual que a su ahora amigo mendocino, se ilusiona con el abrazo prometido: “Me re emocionó que respondiera. Sobre todo, por el final de su carta, donde me prometió un gran abrazo. Ahora creo que eso se va a dar”, expresó.

La historia de Santiago y Ramón puede ser la primera de muchas, ya que como contó el excombatiente, otros de sus compañeros también atesoran esas cartas y su gesto los ha impulsado a contactarse con sus remitentes. “Tengo contacto con otros compañeros de colimba, como decimos nosotros, que también tienen cartas. Uno de mis amigos me dijo que esto que he hecho lo ha animado a escribirle a quienes se la mandaron. Y yo tengo otras más de Junín que cuando vuelva a mi pueblo seguro les voy a escribir”, completó.

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