Entre el estrés y la emoción: así trabajan los encargados de los operativos de vacunación contra el coronavirus

Los responsables de algunos centros cuentan cómo combinan la difícil logística con la alegría de ver a los recién vacunados.

Los responsables de algunos centros cuentan cómo combinan la difícil logística con la alegría de ver a los recién vacunados. Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes
Los responsables de algunos centros cuentan cómo combinan la difícil logística con la alegría de ver a los recién vacunados. Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes

La campaña de vacunación para paliar los efectos del Covid-19 en Mendoza ya es una realidad desde hace varias semanas. Diversos grupos de población (personal de salud, mayores de 60 y 70 y docentes primarios) ya han estado recibiendo la inoculación y esto, sin dudas, es motivo de alegría para muchos, desde el sector estatal hasta el adulto mayor que esperaba con ansias poder vacunarse.

Pero, en el medio, son cientos de trabajadores de la salud que deben estar a cargo para coordinar que todo operativo, diariamente, se desarrolle sin inconvenientes, y para asegurar que quienes asisten a los sitios previstos para la vacunación lo hagan de la manera más expeditiva.

Una de las protagonistas de la campaña en la zona de la Ciudad de Mendoza es Celeste Echegaray, encargada de coordinar la vacunación en la Nave Cultural (Parque Central). La profesional compartió con Los Andes la alegría de poder participar de este hecho, a pesar del esfuerzo que requiere la coordinación para que todo salga bien.

En cuanto a los desafíos con los que lidia a diario, detalló que el procedimiento para aplicar las vacunas, desde que las personas llegan hasta que se van, debe durar 15 minutos, y para conseguirlo hay toda una operación “por detrás” que debe ser articulada con precisión.

En el mismo sentido, Martín García (quien tiene una función similar a la de Celeste, pero en el departamento de Godoy Cruz, específicamente en la estación del Parque Benegas), contó su propia experiencia, sorprendido, también, por “la felicidad con la que se van los vacunados del lugar y cómo son recibidos por sus familias” una vez que se retiran con su dosis ya colocada.

“Se siente una emoción muy grande ser parte de la vacunación a nivel nacional y mundial. Somos un eslabón para cuidar a nuestros abuelos y poder poco a poco volver a la vida normal”, dijo Celeste respecto a la tarea diaria.

Alegría y fotos

García y Echegaray coincidieron en señalar que una de las escenas más alegres es cuando muchos adultos mayores van a acompañados de sus familiares y que estos los esperan afuera para sacarles fotos y celebrar que han sido vacunados. “En Benegas tenemos las paredes transparentes y ves a los familiares sacándose fotos. Es una ocasión festiva y termina con la ansiedad”, dijo.

Una compañera de Martín, Paola, quien también trabaja en Godoy Cruz, contó que vacunar ha sido “una experiencia hermosa”, sobre todo por la emoción que representa para la gente. “Los abuelos están muy emocionados, se nos ponen a llorar, muchos nos dicen que es la primera vez que salen en pandemia”, describió, admitiendo que, aunque han sufrido mucho y están cansados, en los mayores hay esperanza de que todo esto terminará pronto.

Echegaray, en tanto, remarcó que, si bien ve que las personas están contentas al vacunarse, también las observa preocupadas. Además, ha observado que hay familiares que esperan a sus adultos mayores sin barbijo en el exterior de la Nave. “Somos hijos del rigor, nos hemos relajado”, se lamentó.

Coordinados

Para dar más detalles del operativo, Echegaray contó que ellos reciben las vacunas que llegan por Correo Argentino al Vacunatorio Central y luego son trasladadas en el camión refrigerado a la Nave. Según contó, en este momento todas las que usan son las vacunas Sputnik V, pero cuando se vacunó a los docentes también administraron la proveniente del laboratorio Sinopharm.

“Desde que recibimos a las personas (de 600 a 800 por día) les tomamos los datos y les damos el carnet. Mientras se van descongelando las vacunas, las cuales necesitan de 5 a 7 minutos a temperatura ambiente para esto”, explicó Celeste, añadiendo que la vacuna tiene una duración de dos horas una vez descongelada. “Armamos filas de cinco personas y vamos descongelando de a cinco para que la gente no demore más de 15 minutos”, explicó.

De todas formas, Echegaray contó si bien a primera hora de la mañana van descongelando las vacunas con tiempo, para evitar aglomeraciones, a lo largo del día van observando la cantidad de personas que están esperando para ingresar para descongelarlas. “Tratamos, de todas formas, de que sea corto el tiempo entre que entran a la nave y luego salen por la Báscula”, dijo la coordinadora agregando que algunas demoras se han dado con aquellos adultos mayores que tienen libreta cívica o libreta de enrolamiento, cuyos documentos no coinciden en el sistema.

La complejidad logística

Martín García, director de Salud de Godoy Cruz, comentó que el ingreso al área de vacunación en la Estación Benegas se hace por una puerta y la salida es por otra. Y que sólo pueden ingresar aquellas personas que hayan obtenido su turno ese mismo día o el día anterior.

Para organizar estas y otras actividades cuentan con personal municipal -enfermeros municipales- y tres de la Provincia. También tienen personas haciendo registro y la gente que entró por el programa de empleo de Godoy Cruz. Son 19 personas que colaboran y van dos días a la semana.

“Quienes se van a vacunar que tienen turno del día anterior o del día lo hacen. Igual, hace 10 días se ha incrementado la gente que perdió sus turnos y que vienen a vacunarse. Algunos, porque no estaban convencidos, otros porque un familiar les planteó dudas y otros, por problemas de salud. Pero en general no estamos perdiendo turnos. El miércoles tuvimos 800 turnos asignados y se vacunaron 745 personas”, dijo el funcionario aclarando que siempre tienen un remanente de 50 personas de días anteriores que se van a vacunar.

En este sitio las vacunas están ubicadas en tres heladeras. De menos de 18 grados para las Sputnkik V y tres heladeras grandes que conservan de 2° a 8°C la temperatura de las vacunas restantes. Además, poseen un grupo electrógeno para prevenir cualquier contingencia.

Así, quienes llegan al lugar de recepción, se les toma el documento, se registran sus datos en una tablet (donde se escribe qué lote y vacuna ha recibido la persona) y luego de vacunadas las personas están cinco minutos en el puesto y se van a la salida.

García contó que a veces las personas no pueden trasladarse, entonces las enfermeras deben ir a vacunar al vehículo que las trae. Una situación similar ocurre con quienes se trasladan en ambulancia, porque son oxígeno-dependientes por ejemplo, o en taxi. “Pero la alegría de venir es muy grande. Te das cuenta de cómo la gente se relaja”, dijo.

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