El niño peruano, “momia” de la capacocha del Aconcagua

La posible restitución de la momia al ámbito del Parque Provincial Aconcagua implica vincular el aporte de múltiples actores y armonizar un proyecto que prevea todas las condiciones de preservación y conservación necesarias.

Momia del Aconcagua. - Archivo / Los Andes
Momia del Aconcagua. - Archivo / Los Andes

Para los mendocinos y habitantes de otras latitudes en general, andinistas en particular, el Parque Provincial Aconcagua tiene interés especial.

No sólo por albergar el cerro más alto de los Andes en Suramérica -c. 6.962 msm-, sino por su paisajística, sus posibilidades de recorrerlo, acampar y de ascensos a múltiples elevaciones.

Esas posibilidades cuentan con una organización institucional que permite visitas guiadas, servicios oficiales y privados a favor de la prevención, la seguridad y el bienestar de los visitantes.

Dispone de instalaciones y personal, como los guardaparques, profesionales laboriosos y atentos a dar el mejor servicio, en buena medida en pos de la preservación y conservación ambiental de la extensa área, que hace poco se extendió a la Quebrada de Matienzo.

1. El cuerpo del niño de la capacocha del Aconcagua, una vez retiradas las envolturas del fardo y prendas textiles (foto J. Roberto Bárcena)

2. Proceso de desenfardelado del "fardo funerario" de la "momia" del C° Aconcagua (foto J. Roberto Bárcena)
1. El cuerpo del niño de la capacocha del Aconcagua, una vez retiradas las envolturas del fardo y prendas textiles (foto J. Roberto Bárcena) 2. Proceso de desenfardelado del "fardo funerario" de la "momia" del C° Aconcagua (foto J. Roberto Bárcena)

En este contexto la labor de todos los actores involucrados en el Parque, oficiales y privados, es compleja, tanto que institucionalmente se conformó una comisión para asesorar sobre su mejor funcionamiento que, por ejemplo, trabaja desde hace tiempo en la zonificación apropiada en tan extensa área, según usos posibles y atendiendo a la mejor sustentación de las prestaciones.

Sumarle al Parque nuevas funciones implicaría formalizar proyectos sustentables en el tiempo, para los cuales la realidad de los recursos logísticos y económicos a disposición debería ser una consideración que se atendiera desde el inicio de cualquier iniciativa.

Llevar el cuerpo conservado por congelamiento y su ajuar -textiles principalmente-, propio de la capacocha o sacrificio ritual incaico, de hace unos 500 años, en La Pirámide del Aconcagua –c. 5.300 msm-, al seno de una instalación que se acondicionaría en el Parque, como ha propuesto el Ministerio de Cultura del Gobierno de Mendoza, es una idea a considerar.

La cuestión es que cómo debe vincularse el aporte de múltiples actores y que se convierta en proyecto que prevea todas las condiciones de preservación y conservación necesarias y suficientes en el tiempo; con personal especializado y presupuesto acorde, que el sistema sostenga por décadas.

Es más, las implicancias de la idea de la gestión patrimonial cultural de este lapso de gobierno provincial, del traslado a una nueva ubicación y conservación perenne -entre otros- de bienes tan especiales y preciados, debería asegurarse por norma específica de nuestra Legislatura, que asegurara el compromiso bajo la administración que fuere, incluyendo el presupuesto necesario.

Si se lee la cartela que lleva como aclaración el mapa, se puede observar que tiene la mención de donde se extrajo (dato que coincide con una de las menciones de la bibliografía final).
Si se lee la cartela que lleva como aclaración el mapa, se puede observar que tiene la mención de donde se extrajo (dato que coincide con una de las menciones de la bibliografía final).

Si los textiles del ajuar y el cuerpo del niño del Aconcagua han sido tratados, estudiados, protegidos, preservados y conservados durante más de 37 años -los textiles y otros objetos en el Museo Arqueológico de la FFyL de la UNCuyo; el cuerpo del niño en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, Incihusa-Conicet, CCT Mendoza-, no debe ponerse en riesgo lo logrado, ni siquiera en pos de la mejor idea, que no tenga el correlato de asegurar este muy excepcional patrimonio cultural, desde cualquier posición que se mire.

Incluso sobre la restitución y pertenencia que orienta a los orígenes americanos, pueden surgir más actores interesados, como podrían ser etnias peruanas, pues es muy alta la probabilidad del origen del niño con ascendientes en la costa Norte peruana. Así lo hace prever y se enmarcaría en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la Asamblea General de la ONU, en 2007.

Fueron múltiples y fructíferos los trabajos sobre el hallazgo, desde los primeros, de los andinistas descubridores, que no vacilaron en dar prioridad a la comunicación institucional de su hallazgo por sobre el objetivo de seguir la ruta de La Pirámide hacia la cima del Aconcagua y que acompañaron después el rescate por científicos, arqueólogos especialistas; hasta los numerosos y pormenorizados estudios del cuerpo del niño sacrificado,-de unos siete años de edad-, de su ajuar de textiles, piedras semipreciosas, vegetales, metales como el oro y la plata, conchas marinas de las costas ecuatorianas, entre muchos elementos tratados que contenía el fardo funerario y su entorno pircado.

Los trabajos los supo coordinar el doctor Juan Schöbinger, con su experiencia profesional en registros de sitios ceremoniales andinos inca de altura, en sus ofrendas votivas de objetos y de niños o jóvenes -qhapaq hucha- y sus conocimientos de historia de las religiones.

Los resultados, propios y del conjunto de científicos involucrados, los compiló en un libro editado por Ediunc (446 páginas; 2001).

En esos primeros quince años de numerosas labores, las instituciones e investigadores -locales, nacionales e internacionales-, colaboraron y aportaron para alcanzar esos resultados.

Se hicieron con las perspectivas teóricas, metodológicas y posibilidades tecnológicas de entonces, aprovechándose ese tiempo y avances, para dar continuidad a la obligación y compromiso patrimonial del comienzo: trato respetuoso y digno de los restos humanos y de su ajuar, preparación sustentable para su perenne conservación.

No se descuidó las posibilidades de estudios futuros, que los avances disciplinares y tecnológicos hacían prever, por lo que en los últimos años, y es una novedad de investigación para y particularmente en procurar el conocimiento del genotipo del niño, que permitiría, entre otros, ayudar a develar su procedencia geográfica, sus ancestros y grupos con genotipos relacionados hasta la actualidad, contrastando hipótesis sobre aspectos de la capacocha, como aquellos que las evidencias de textiles y otras orientaban a la costa peruana.

Se ha determinado el ADN mitocondrial del niño del Aconcagua, aporte materno, al igual que el del cromosoma Y, aporte paterno. Por lo que al conocimiento de base sobre haplotipos con raigambre en los primeros grupos del poblamiento sudamericano -de hace unos 15.000 años-, sumó el cromosoma Y mejor relación parental con grupos de la costa peruana, particularmente del norte de ella, novedad que nos ha llevado a interesar a especialistas peruanos en genética y biología molecular, que ya trabajan en precisar mejor estas relaciones de origen (comunicación personal).

En síntesis: hay prioridad de preservación, protección, conservación, estudios, sobre este hallazgo complejo, bien conservado hasta la actualidad y tratado en el marco deontológico institucional científico (UNCuyo, Conicet) y de responsabilidades profesionales y personales, como para supeditar los cambios que se proponen al análisis de conjunto, mesurado, sin premuras del lapso de una administración, Hay que asegurar este patrimonio, que ya es de la Humanidad, sustentando su conservación, por nosotros y por las generaciones futuras, cumpliendo con las legislaciones, atendiendo las declaraciones universales de los derechos indígenas.

*El autor es miembro de Incihusa-Conicet; SIIP UNCuyo; UNLaR

Producción y edición: MIguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

Referencias bibliográficas mínimas:

  • Bárcena, J. Roberto. 1989. Pigmentos en el ritual funerario de la momia del C° Aconcagua. Xama 2: 61-116. Incihusa, Conicet. Mendoza.
  • Gómez-Carballa, Alberto et alii. 2015. The complete mitogenome of 500-year-old Inca child mummy. Scientific Reports, 5: 16462. Nature.
  • Endere, María Luz. 2022. Informe sobre marco legal y políticas de gestión de restos humanos aplicables a la provincia de Mendoza… Conicet. 35 páginas
  • Nakatsuka, Nathan et alii. 2020. A Paleogenomic reconstruction of the deep population history of the Andes. Cell, 181: 1-15. Cell Press. Elsevier.
  • Salas, Antonio et alii. 2018. Y-chromosome Peruvian origin of the 500-year-old Inca child mummy sacrificed in Cerro Aconcagua (Argentina).
  • Schöbinger, Juan (Compilador). 2001. El santuario incaico del Cerro Aconcagua. Ediunc. Mendoza.

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