El “lujo” de algunos propietarios que no alquilan viviendas a familias con niños y ancianos: ¿Es legal?

Además, hay quienes sufren el rechazo al contar con familiares discapacitados. Si bien es legítimo decidir a quién alquilar y a quién no, se abre el debate sobre las implicancias éticas y morales en el negocio inmobiliario. La tenencia de mascotas, otro problema a la hora de buscar un hogar.

Algunos propietarios no aceptan niños a la hora de alquilar su propiedad. Los ancianos y las personas discapacitadas también han sufrido el rechazo. / imagen ilustrativa - gentileza
Algunos propietarios no aceptan niños a la hora de alquilar su propiedad. Los ancianos y las personas discapacitadas también han sufrido el rechazo. / imagen ilustrativa - gentileza

Como si las derivaciones de la nueva ley de alquileres que rige desde el pasado 1 de julio no hubieran impactado negativamente en la clase media, se suma ahora una problemática que roza los aspectos éticos, morales y solidarios.

La situación actual de gran demanda y escasa oferta de viviendas para rentar ha dejado en evidencia una serie de exigencias que dejan a los inquilinos en estado de indefensión y hasta de “humillación”, según señalan los propios afectados y reconocen algunas inmobiliarias.

De este modo, frente a la gran cantidad de posibilidades de alquilar, los propietarios “seleccionan” sus locatarios rechazando, por ejemplo, niños, personas discapacitadas, ancianos y hasta mascotas.

“Esto siempre ha existido, solo que ahora sale a la luz”, advirtió Eduardo Rosta (mat. 530), vicepresidente del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios de Mendoza (CCPIM). Dijo, además, que hasta el año pasado los valores se regían por la oferta y la demanda, mientras que la nueva ley generó que el mercado se convirtiera en caro y exigente. De allí que muchos se dan el “lujo” de elegir sus clientes.

Prejuicios

“No es lo que corresponde pero suele darse en distintos tipos de propiedades teniendo en cuenta ciertos prejuicios, por caso que una casa sufre más deterioro frente a la presencia de niños”, ejemplificó.

En cuanto a mascotas, opinó que las restricciones se han incrementado y que suelen registrarse en mayor medida en los consorcios de edificios.

“Los propietarios tratan de fijar un perfil de inquilino y la inmobiliaria debe mediar”, agregó, para señalar: “Más allá de las connotaciones, el locador puede elegir perfectamente a quién alquilarle su vivienda”.

Desde Openhouse Inmobiliaria se aclaró que cada propietario puede exigir los requisitos que desea. “Con respecto a las mascotas, existe una cláusula en la nueva ley que no las admite”, aclaró uno de sus colaboradores.

Para Fanny Cruz, de Fanny Cruz Negocios Inmobiliarios, estas conductas deben visibilizarse ya que generan una guerra desigual. “Lamentablemente es cierto y es muy terrible pensar que a esta altura de las circunstancias, y luego de todo lo que hemos vivido, existan personas retrógradas en nuestra sociedad que se nieguen a alquilar viviendas con niños”, opinó.

“Cuando me han exigido situaciones de esta naturaleza decidí no tomar la propiedad para trabajarla porque me parece hasta cruel. Pero sí –confió-- es algo que no quisiéramos ver pero existe”.

Fabián Balaguer, de Balaguer Propiedades, explicó que los clientes que rechazan alquilar con niños son “aislados”, aunque sí se dan restricciones con respecto a mascotas en complejos cerrados. “Esto último –dijo- no suele darse en casas pero sí en departamentos”.

Balaguer coincidió con Jorba Promotora Inmobiliaria, quien destacó que las mascotas condicionan en determinados edificios y que, en tal sentido, rige un reglamento interno.

“Las quejas a veces surgen porque los inquilinos salen a trabajar y dejan horas a los animales en balcones y terminan molestando o incomodando al resto”, ejemplificó. Diferenció que cuando el propietario acepta las reglas de juego, se firma un contrato en el que el inquilino se responsabiliza de lo que su animal pueda provocar.

Adriana Peña y Lillo, referente del Movimiento Inquilinos Desamparados, admitió que hoy los requisitos y exigencias que deben padecer los locatarios son imposibles de sortear.

Las peripecias de Paola para conseguir una casa

Paola Stai todavía recuerda como si fuera hoy la humillación que la invadió la mañana en que, mientras embalaba sus pertenencias -porque por fin había conseguido una propiedad acorde a su presupuesto- el dueño la llamó arrepentido argumentando que finalmente no se la alquilaba: eran muchos de familia.

Empleada doméstica y madre de cinco hijos (uno de ellos, de 12 años, falleció hace poco en un accidente), confesó que con gran desazón les comunicó a sus hijos: “No nos alquilan porque somos cinco”.

“Creo que hay una gran discriminación y falta de humanidad que va más allá de los valores inaccesibles. Esto tiene que ver con la falta de ética y moral”, sostuvo.

El caso de Paola es apenas uno en un millón. “Sé que suelen rechazar a familias con adultos mayores por temor a que mueran en la vivienda, por ejemplo, y ni hablar las mascotas”, expuso.

Las garantías, los incrementos, los recibos de sueldos y las deficientes condiciones de las propiedades también se suman a la lista de requisitos desfavorables para quienes no poseen vivienda propia.

“Uno tiene que aguantarlo y hasta perder la dignidad”, se lamentó, para concluir: “Mi hijo falleció en el patio de la casa que alquilo y por eso intenté mudarme, me trae recuerdos muy tristes. Pero, lamentablemente, me siento prisionera: no encuentro nada”.

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