El Gran Mendoza concentra las zonas de mayor riesgo sísmico

Las fallas del Cerro de la Cal, que atraviesa el centro de la ciudad o la de Barrancas, en Maipú, están entre las que presentan mayor actividad. Riesgo en ciertos sectores por el tipo de terreno

Estudios han demostrado una decena de fallas activas en la zona urbana y piedemonte. Foto: José Gutierrez / Los Andes
Estudios han demostrado una decena de fallas activas en la zona urbana y piedemonte. Foto: José Gutierrez / Los Andes

Mendoza está ubicada en plena zona sísmica y por ello, la posibilidad de que cada tanto se mueva el piso, existe. Con los años, las mejoras en los procesos de construcción han permitido atenuar los riesgos sobre las consecuencias. Sin embargo, hay sitios en la provincia en los que estos están incrementados. Se trata por un lado de aquellos que tienen las napas freáticas a nivel más superficial y por otro, se destacan dos fallas tectónicas que presentan mayor actividad y están ubicadas en departamentos del Gran Mendoza con mayor densidad poblacional.

Al ser consultada sobre zonas de mayor riesgo, la directora del CeReDeTec, Centro Regional de Desarrollos Tecnológicos para la Construcción, Sismología e Ingeniería Sísmica, Graciela Maldonado, mencionó los terrenos con napas freáticas muy altas que pueden ser propensas a licuefacción. “En esas zonas donde se licua el suelo puede ser problemático”, destacó.

Refirió que puntos con estas características se encuentran en una parte de Guaymallén, de Lavalle y de Las Heras. “Son suelos con menor calidad de resistencia y puede haber más daño”, subrayó la experta.

Pero además, hay otras fallas con potencial actividad en el mismo territorio. Por un lado, la de Barrancas, en Maipú y por otro, la del cerro La Cal, que atraviesa la Ciudad de Mendoza, incluso en pleno Centro.

El lunes por la noche se registró un sismo con epicentro en Villa Media Agua, San Juan, de 6.4 puntos de magnitud en la escala de Richter. Generó importantes daños en edificaciones y en la ruta nacional 40 y se sintió en Mendoza.

Las construcciones

En este contexto hay que sumar al cuadro, las particularidades de las construcciones. “El terremoto le toma examen a lo que está mal hecho”, remarcó Maldonado.

Advirtió que hay dos tipos de construcciones que podrían resultar con perjuicios. Por un lado, aquellas que están hechas de adobe y por otro, las que no tienen habilitaciones antisísmicas. Señaló que de las primeras quedan unas 12 mil en Mendoza y por otra parte, por los costos, las segundas no son tan infrecuentes, como ampliaciones en las viviendas.

Victor Marifil, subdirector de Obras Privadas de la Municipalidad de Guaymallén, explicó que en ese departamento, las napas freáticas están altas en la zona de Los Corralitos. “Se da la particularidad que en alguna época del año llega a 30 cm o casi a la superficie, apenas se hace un pocito se encuentra agua y tiene sales, esto es perjudicial para el hormigón y los materiales que se usan en las obras”, explicó.

Por ello, si bien debería ser esencial que en toda obra intervenga personal idóneo, en este caso se vuelve imperativo.

“Normalmente se usan fundaciones superficiales que son distintas a las que se usan en viviendas en terrenos comunes, se intenta distribuir el peso a través de la superficie del terreno, se utilizan plateas esto quiere decir que los esfuerzos que se generan en la estructura (gravitacionales y sísmicos) se tratan de distribuir”.

Esas bases sobre las que se apoya la construcción son menos profundas que aquellas que se usan en otros suelos.

Advertencias

“Desarrollamos en el libro nuestra preocupación por las fallas ubicadas dentro del ámbito urbano del Gran Mendoza como la falla La Cal, Calle Perú, que produjo el terremoto de 1861, cuyo conocimiento es incompleto y que representan una importante amenaza para esta ciudad de más de un millón de habitantes. Asimismo, señalamos la presencia de fallas en regiones de posible expansión de la ciudad como el piedemonte”, expresó en un informe de Conicet, José Francisco Mescua, Investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla-Conicet). Junto a otros especialistas es autor del libro “¡Está temblando! Origen, efectos y consecuencias de los sismos”.

Otro informe, de Stella Moreiras, doctora del mismo instituto pone en evidencia esta misma situación. Advierte que el Gran Mendoza se encuentra en una región de elevada peligrosidad sísmica.

“Los relevamientos realizados por los geólogos desde mediados del s. XX han permitido identificar una decena de fallas potencialmente activas en la región”, expresa en una publicación de este diario hace unos años. Menciona que muchas de ellas se encuentran en el piedemonte, como el sistema de fallas Cerro de la Gloria y que la falla más activa en los últimos años es la de Barrancas. Menciona que allí se generaron los sismos de 1985, 2006 y 2012.

Manifiesta que la ciudad se encuentra asentada directamente sobre fallas potencialmente activas. La falla La Cal, a la que se atribuye el sismo que destruyó Mendoza en 1861, produjo al menos dos movimientos sísmicos en los últimos 800 años. “Esta estructura continúa hacia el sur, donde puede reconocérsela por un desnivel en el terreno sobre el que se encuentran las vías del ferrocarril”, detalla.

Se refiere al desnivel ubicado en la céntrica esquina de las calles Belgrano y Las Heras podría ser parte de la traza de la falla La Cal.

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