El Challao: de surtidor de la Ciudad a reino del esparcimiento

Desde allí nació el primer acueducto de área fundacional. Un sitio que comparte las actividades de tiempo libre. La zona de campings, parque de diversiones y discotecas presenta ahora un importante desarrollo inmobiliario.

Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes
Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes

”El agua provenía, inicialmente, de un manantial ubicado en las serranías próximas (El Challao), donde era conducido por un acueducto hasta el centro de la plaza, atendiendo al hecho de ser la mejor calidad del agua de manantial que el agua que circulaba por las acequias y de la cual se proveía la mayoría de la población”.

La cita es de La fragilidad de la memoria, libro en el que el arquitecto y exinvestigador del Conicet, Jorge Ricardo Ponte, explica cómo era el antiguo sistema de provisión de agua de la vieja ciudad, desde la época colonial hasta mediados del siglo XIX. Allí es donde destaca que El Challao fue uno de los sitios de paseo preferidos por los mendocinos de entonces.

Las vertientes de El Challao han dado vida a un lugar que, de alguna manera, se ha reinventado a lo largo de los años. De ser “el primer surtidor de la Ciudad”, se convirtió en centro reunión de fin de semana, con baños curativos a principios del siglo XX, para luego dar paso a la instalación de campings, clubes, un parque de diversiones y hospedajes; además del desarrollo de la actividad nocturna promovida por las discotecas que funcionaron a full hasta fines de los 90 y principios del siglo XXI.

Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. El Ecomuseo al aire libre. Foto: Mariana Villa/ Los Andes
Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. El Ecomuseo al aire libre. Foto: Mariana Villa/ Los Andes

Desde hace unos años, el distrito del oeste de Las Heras muestra un gran crecimiento inmobiliario en varios sectores, pero especialmente al oeste del centro del lugar, marcado por una rotonda y muy próxima a ella está el santuario de la Virgen de Lourdes.

Con el cerro Arco como paradigma de la actividad deportiva de la zona, aún se mantiene un perfil recreativo. En la rotonda se pueden observar vestigios de lo que fue el parque de diversiones Challaolandia, que contaba con diversos juegos, entre ellos: alfombra mágica, kartings, tren fantasma y una extensa telesilla entre la cerrillada.

Brenda Junín, de la Fundación Pedemonte y vecina del sitio, es veterinaria, pero dedica gran parte de su tiempo diario a trabajar en la puesta en valor de El Challao. Hace unos años, la entidad presentó un proyecto a legisladores nacionales y provinciales para lograr que lo que queda del antiguo acueducto de la ciudad (de 12 km de extensión) logre la categoría de monumento y así se puedan “salvar” los pocos tramos que se observan muy cerca de la antigua Villa Marista, entidad que todavía mantiene sus viejas canchas de rugby, fútbol y cámping. Sin embargo, y a pesar de los despachos favorables en comisiones, la idea de poner en valor el acueducto es solo un deseo de varios vecinos y patrimonialistas.

Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes
Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes

La fundación también realizó un circuito educativo, denominado EcoMuseo del Pedemonte, que se extiende desde Regalado Olguín y la variante de Maristas casi hasta el mirador de San Isidro. El paseo le da la posibilidad al caminante o ciclista de interpretar lo que está viendo, la flora y la fauna del lugar, las huellas paleontológicas, entre otras explicaciones a través de carteles.

“Un sector del paseo quedó dañado, nos cuesta mucho mantenerlo, sería bueno contar con apoyo oficial para que no se pierda este trabajo que hemos hecho con mucho esfuerzo y que es un atractivo turístico”, explica Brenda. La fundación destaca el agua como fuente de vida. “Toda la biodiversidad del pedemonte es posible gracias al agua, muchas veces escondida, que nutre y forma vida”, puede leerse en uno de sus carteles. Y agrega: “Es agua mineral, medicinal e hipotermal... Luego de un largo recorrido bajo tierra se acumula en la cuenca Challao, palabra que en lengua milcayac significa ‘agua de la hondonada’. Emerge naturalmente de la tierra, en algunos lugares especiales”.

Hacia el norte de la rotonda central de El Challao y junto al arroyo principal, que lleva el mismo nombre, un bosque de grandes eucaliptos marca el inicio de una extensa arboleda hacia el Este. “Mi padre le compró el terreno a Frank Romero Day, gran parte de este lugar pertenecía a él”, comenta Roberto Villarreal, vecino de toda la vida. Con más de 50 años, Roberto cuenta que su padre plantó los árboles en la década del 50 y que por su propiedad pasa la vertiente principal, que era la que abastecía el antiguo acueducto de la ciudad. Y aclara que las otras propiedades vecinas, de las familias Palero, Llanos y Romero Day también cuentan con esta misma fuente de agua.

Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes
Lugares mendocinos, El Challao, zona de religión y boliches. Foto: Mariana Villa/ Los Andes

En el lugar conviven actividades diversas, surgidas en las distintas etapas de las que se habló al principio. Hace unos meses, el municipio de Las Heras anunció la realización de un acueducto (esta vez de recorrido inverso) para dotar de agua a los pobladores de los barrios que están al oeste de la villa de El Challao (zona que está fuera del alcance de las vertientes por estar aguas arriba de las surgentes).

La ampliación del servicio de agua potable a esa zona seguramente acelerará el proceso de urbanización. Villarreal resalta que frente al avance urbano que está experimentando el sitio, uno de los puntos clave es la seguridad, un condicionante del desarrollo.

Ubicado al norte de El Challao, el excamping del Círculo de Periodistas es una muestra de la falta de seguridad. La entidad que este año cumplió 95 años y prepara los festejos por el Día del Periodista el próximo martes, tuvo que desprenderse de este bien, tras una ola de hechos de violencia e inseguridad, especialmente entre 2010 y 2014. Jorge Enrique Oviedo, ex director de Los Andes, recuerda que el camping de El Challao, “surgió por iniciativa del presidente del Círculo, Mario Fanelli, en la década del 60. Ubicado detrás del cerro La Bodeguita, tenía una vieja construcción y una pileta de natación alimentada por una surgente. Había un gran terreno poblado de árboles, que lo aprovechaban mucho los socios y sus familias con asados en varias churrasqueras, reinando un gran espíritu de camaradería entre afiliados de distintos medios”.

Carlos Simón, quien fue presidente por varios años de la entidad y que falleció el año pasado, aseguraba que esa frondosa y variada arboleda del Círculo de Periodistas tuvo origen gracias a que este lugar fue una estación experimental agrícola. La Fundación Pedemonte resalta que las surgentes de El Challao fueron sitio propicio para plantar distintas especies, desde Palmeras, casuarinas, robles y coníferas, pinos especialmente y observar cómo respondían en un ambiente semi desértico. Justamente, el predio en cuestión contaba con toda esta variedad arbórea, aunque gran parte de ha perdido por falta de mantenimiento, desastres naturales o actos de vandalismo.

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