El autódromo de Mendoza que desapareció entre los cerros

El General San Martín está abandonado hace 22 años. Los anuncios de reactivación y de instalar un parque fotovoltaico en el lugar han sido expresiones de deseo. La Policía mantiene la custodia de las casi 100 hectáreas para evitar usurpaciones.

Con los años, la flora ha logrado doblegar el viejo asfalto y emerge sobre el trazado de la antigua pista de carreras, que fue inaugurada a mediados de los ‘70. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Con los años, la flora ha logrado doblegar el viejo asfalto y emerge sobre el trazado de la antigua pista de carreras, que fue inaugurada a mediados de los ‘70. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El recuerdo del sonido de los autos de carrera se pierde entre los cerros y los vestigios de la pista. Es como si la naturaleza se hubiera tragado al viejo autódromo General San Martín. Con los años, la flora ha logrado doblegar el viejo asfalto y emerge sobre el trazado de la antigua pista de carreras. El circuito fue inaugurado a mediados de los 70; entre 1953 y por 20 años estaba en el mismo Parque General San Martín, pero se decidió trasladarlo más hacia el oeste porque allí había que construir el Estadio Malvinas Argentinas para el Mundial 78. A unas 20 cuadras al oeste del Cerro de la Gloria se encuentra el predio, junto a los barrios y asentamientos de La Favorita. El silencio reina en el lugar desde hace 22 años y el destino es incierto para el ex autódromo que fue el más importante de la región de Cuyo y de gran parte del país. Es que muy pocos circuitos nacionales están emplazados entre los cerros.

En 2000 venció la concesión que tenía el Automóvil Club Mendoza y desde esa época los terrenos que pertenecen a la provincia son custodiados por la Policía de Mendoza. Es para evitar la ocupación de las instalaciones, se trata de un terreno de casi 100 hectáreas del oeste capitalino. Varias veces se habló de la recuperación de la vieja pista, incluso en 2018 se informó sobre la posiblidad de instalar un parque fotovoltaico en parte del predio, pero hasta el momento no hay proyectos concretos. Desde el Gobierno provincial confirmaron que los terrenos pertenecen a la provincia; en el municipio capitalino evalúan el destino, pero por el momento los esfuerzos se concentran en los alrededores del predio con obras de urbanización para los barrios y asentamientos del lugar.

La estructura de la torre de control y cronometraje es mudo testigo de los días de gloria del autódromo, que cobijó a las principales categorías del país y otras de nivel internacional, como la desaparecida Fórmula 3 Sudamericana. En 1979 se presentó en el máximo escenario mendocino la Fórmula 2 Internacional (ex F 2 Europea), que en ese entonces era el paso previo a la Fórmula 1. Tanto en Buenos Aires como en Mendoza corrieron pilotos de la talla de Jean Pierre Jarier, ex F1 y otros que pasaron después a la categoría reina del automovilismo mundial. Corrieron en el circuito más largo, de 5.000 metros, aunque el más usado era el de 3.175 metros.

Los recordados duelos entre Traverso, Bessone y Gayraud en las carreras de TC 2000 colmaban las tribunas y los cerros. Y aquel Gran Premio Vendimia de 1988 fue uno de los más recordados. Tuvo como protagonistas al Peugeot 505 de Coco Fortunato, la Renault Fuego de Traverso y el Dodge 1500 (VW 1500) de Yoyo Maldonado. Desde la salida y durante varias vueltas se disputaron el primer lugar y se mantuvieron “en una baldosa de distancia”, pero la “pelea” terminó con un toque múltiple a la entrada de la recta principal y el vuelco de Fortunato, afortunadamente sin consecuencias para el piloto.

“Por su infraestructura, el lugar en el que estaba emplazado y las características de su dibujo, el Autódromo “General San Martín” de Mendoza Capital fue uno de los mejores de la Argentina. Paradójicamente, el Turismo Carretera lo visitó muy esporádicamente. Fueron apenas 6 carreras en un lapso de 20 años, entre 1977 y 1997″, destaca el sitio del Turismo Carretera solotc.com.ar Justamente la última presentación de la máxima categoría nacional sirvió de despedida del autódromo, con triunfo de Omar “Gury” Martínez (Ford), seguido por el múltiple campeón Guillermo Ortelli (Chevrolet).

El General San Martín tuvo dos hechos trágicos, en 1975 falleció el piloto mendocino Nelson Darío Poggio, durante una competencia de autos de turismo. El Fiat 128 de Poggio se golpeó a la entrada del puente. En 1981, durante una competencia de motos con sidecar, un participante falleció tras un accidente al final de la recta opuesta a la principal, donde se transitaba a la máxima velocidad y en pocos metros había que rebajar cambios para doblar en la zona de “La horquilla”.

“Había que manejar en ese circuito, transitar debajo del puente era impresionante. Eduardo Copello nos enseñó cómo había que ir. Él nos dijo que había que doblar a fondo. Había que tener coraje para hacerlo”, recuerda Robeto Patti, varias veces campeón del automovilismo local. El piloto de Palmira, que ganó sus primeros campeonatos en el actual autódromo Ciudad de San Martín, Jorge Ángel Pena, agrega que en su momento, el autódromo ubicado en el piedemonte mendocino “era uno de los mejores del país, fantástico, es una pena lo que pasó. Transitar por arriba del puente también era impresionante porque se iba a fondo y allí había un pequeño saltito, eso había que tenerlo en cuenta. En la horquilla podías pasar autos, te permitía hacer una maniobra en tijera para superar a otro auto. Y en la curva del fosforito se necesitaba pericia, inteligencia para encontrar el radio ideal para salir rápido y ganar velocidad”.

Con la llegada del nuevo milenio, el Automóvil Club se disponía a renovar la concesión del autódromo y anunciaba la modificación de la pista, especialmente el ingreso al puente. Una especie de chicana tenía el objetivo de bajar la velocidad en esa zona para proporcionar mayores condiciones de seguridad a los participantes. Personal de Vialidad provincial se encargó de los trabajos y levantó el asfalto para dar inicio a las modificaciones. La crisis, diferencias entre partes y hechos de inseguridad complicó las tareas y por un tiempo solo quedó habilitado el kartódromo, que estaba ubicado junto a la torre, entre la recta principal, la horquilla y la recta opuesta. Luego quedó totalmente abandonado, para evitar la ocupación de las instalaciones, demolieron la zona de boxes y así se mantiene hasta la actualidad. Solo queda el recuerdo de una época dorada. En noviembre de 1979, la Fórmula 2 se presentaba en Mendoza. “¡Bruno, come vai! le dijo el suizo Gianclaudio Regazzoni al periodista de Los Andes, Bruno Rizzi, ante la sorpresa de todos que en ese momento estaban en esos boxes. Es que Bruno, cada vez que viajaba a Europa, aprovechaba para ir a las carreras de F1, su gran pasión. Hacía unos pocos meses, Clay Regazzoni había dejado el equipo Ferrari y el argentino Carlos Reutemann ocupaba su lugar en la 312 T2.

91 años del Automóvil Club Mendoza

El periodista Miguel Títiro, señala que en el libro “Automóvil Club Mendoza 91 aniversario”, escrito por el profesor de Historia Gabriel Magni, recientemente presentado por Zeta Editores, el actual presidente del ACM y ex corredor, Carlos Manuel Manzano, se refiere al legendario circuito, donde compitió. “Al correr se generaba una adrenalina especial y servía como banco de prueba para las diferentes categorías que los pilotos mendocinos utilizaban”. El corredor sanjuanino, radicado en Mendoza, también recordó lo siguiente de la pista: “Tenía una largada extraordinaria frente a boxes, con una ligera pendiente que complicaba las posiciones de los pilotos, los cuales debían mantenerse en ‘punta y taco´ para evitar moverse de la posición de largada y, de esta forma no ser sancionados o recargado. Incluso, en algunos casos los corredores colocaban corchos para evitar el descenso de largada”. En el libro sobre el Automóvil Club Mendoza, se explica que “esa curva (conocida como “Fosforito” en recuerdo del gran dirigente del automovilismo local, José Antonio Fernández) por sus características obligada a los conductores a disminuir la velocidad, ya que en carrera traían cuarta o quinta marcha a fondo y así poder ingresar, haciendo que el ingreso fuese muy delicado; esta curva fue uno de los motivos por los cuales la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) desafectó el autódromo. Seguidamente se encontraba la curva de ‘los mirones’, que demandaba mucha técnica porque en general tiraba el auto hacia el guardarrail. Luego se continuaba por una especie de rulo y ya se subía al puente que tenía un salto muy clásico para los pilotos, que por la velocidad tendía a que el auto se fuera sobre el guardarrail derecho. La famosa horquilla mencionada anteriormente, que dependiendo de la categoría, permitía el ingreso de uno o de dos y, quien ganaba horquilla, obtenía uno de los mejores resultados…”

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