Destino trágico: paseos para revivir historias de aviones caídos en los cerros mendocinos

Entre los cerros quedaron los restos de naves siniestradas, que son visitados por muchos en extensas caminatas. Otros rinden homenaje a quienes murieron allí.

En estas tierras quedaron restos de aviones que llegaron de otros países. 
Foto: Gentileza Horacio Bollati
En estas tierras quedaron restos de aviones que llegaron de otros países. Foto: Gentileza Horacio Bollati

Ver una foto de un grupo de caminantes, ciclistas o motociclistas sentados en el fuselaje o la cabina de los restos de un avión en medio de los cerros ya es una imagen común en las redes sociales o en los grupos de WhatsApp. Seguramente se trata de una salida de fin de semana hacia el Oeste, organizada con la intención de hacer ejercicio y conocer los atractivos que guarda la montaña. En este caso, los sitios no son naturales, fueron “marcados” por la actividad humana.

Piezas de las naves quedaron diseminadas en distintos cerros de la provincia. 
Foto: Gentileza Horacio Bollati
Piezas de las naves quedaron diseminadas en distintos cerros de la provincia. Foto: Gentileza Horacio Bollati

Se trata de una salida feliz de largas caminatas por bellos senderos hacia lugares pero con un destino trágico en la mayoría de los casos.

El paseo más común es al avión caído cerca de Potrerillos. Son casi dos horas de trekking hacia la zona del aeroplano, desde la ruta internacional 7 en las proximidades del cauce aluvional Cacheuta y el embalse. Allí se encuentran los restos del Piper del aeroclub La Puntilla que se precipitó el 6 de febrero de 2010 y causó la muerte de sus tres ocupantes.

“Son muchos los accidentes aéreos en nuestra montaña. Tengo la idea que las visitas que la gente realiza por estos sitios deberían ser, además de un paseo turístico, recreativo o deportivo, una forma de rendir homenaje a estas personas que fallecieron”, destacó Horacio Bollati, técnico electrónico, piloto civil y especialista en accidentes aéreos.

Es autor del libro “Brillos en la montaña”, que recopila los siniestros registrados entre 1985 y 2010. Este rescatista de los vuelos siniestrados ha transitado en moto y caminando por todos esos lugares y otros accidentes en otras provincias. Comenta que a todos estos lugares se puede llegar caminando. “En unos tardás un par de horas y en otros, algunos días. Pero podés llegar caminando tranquilamente”, aporta Bollati.

Entre las caminatas principales que recomienda, además del Piper de Potrerillos, destaca el famoso vuelo del Douglas C54 Skymaster con matrícula de Estados Unidos, que se precipitó en la falda del cerro Pelado el 12 de noviembre de 1946. El ingreso al sitio es por la ruta 13. Años más tarde se supo que la aeronave contaba con equipamiento para detección de uranio y por este motivo se montó un operativo muy importante para rescatar los restos.

“También se puede hacer un trekking al avión de Recalde, un A4B que cayó en enero de 1982. Llegás bien caminando, pero hay que conocer la zona. Ese avión estuvimos como 10 días buscándolo; no se visualizó ahí nomás. Se encuentra en el cerro El Diablo, junto al Mogote del Pozo”, detalla Bollati.

Otro accidente para visitar, también en la precordillera, es del Pampa que se precipitó en diciembre de 1994, en el escote del cerro Alfalfal, durante un vuelo de adiestramiento. También está el avión de Razquin sobre el cerro Alumbre

En el Valle de Uco, más precisamente en El Manzano, Bollati comenta que otro trekking conocido es el que conduce al avión Curtiss C-46-D, de matrícula chilena accidentado el 3 de febrero de 1967 en el cerro Las Yaretas, en el Cordón del Portillo, que transportaba carne vacuna de Mendoza a Santiago.

Sobre otros accidentes, el especialista, vecino de la capital provincial, nombra algunos muy pocos conocidos, que sucedieron en la precordillera. Entre ellos, el accidente del piloto Irigoyen en 1935. “En el hotel Villavicencio hay un pequeño homenaje. Frente al hotel, en la playa de estacionamiento, hay un ala que recuerda aquel accidente del avión Aemo de Fabricacinones Militares. Allí mismo fue el accidente”, relata Bollati. Y agrega: " Subiendo del hotel hacia los los caracoles que va a Paramillos, cayó el Mentor, de Leandro Speroni. Allí está el monumento con las placas recordatorias. Fue el 1 de mayo de 1962. Mi hermano se llama Leandro en recuerdo al piloto, que era muy amigo de mi padre", recuerda.

También explica que en el Balcón de Paramillos se estampó un Cessna 180 uruguayo que cayó al pozo del balcón. El 11 de marzo de 1933 cerca del tendido del All American Cables se precipitó un Fairchild de la compañía Panagra.

En la cordillera, cerca de los caracoles del Cristo Redentor, cayó en 1971 un DC 6. En 2006, ya más cerca de la Ciudad, en la cascada de San Isidro cayó un avión brasileño. Murieron sus cuatro ocupantes. El 3 de febrero de 2003, en Villavicencio se precipitó el Sukhoi-29 de la escuadrilla acrobática Cruz del Sur, en el que perdieron la vida los pilotos Rubén Cortés y Danilo Soldera.

“Hay más accidentes, más caminatas que se pueden realizar y muchas historias por conocer”, resalta Horacio. Y agrega: “Uno a veces subestima la montaña pero tiene mucha convergencia de aire, vientos, de térmicas. Si entrás con poca altura, no tenés lugar para escape”.

Y concluye que en un avión las consecuencias son muy graves, pero sostiene que la regla de conocer bien la montaña es para todos los que quieren visitarla.

Accidentes más famosos en tierras mendocinas

El trekking más promocionado es obviamente es el del avión de los uruguayos, en Malargüe. “Está bueno este tipo de actividades pero vuelvo a insistir en que debe ser una visita con respeto porque actualmente, gran parte de los que van al avión lo hacen para probarse en la travesía de cruzar a Chile por el mismo lugar por el que fue Canessa”, asegura Bollati. Un párrafo aparte merece el accidente del Potez de Henri Guillaumet, en junio de 1930. El amigo del aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry hizo un aterrizaje forzoso en la zona de la Laguna del Diamante y tras días de caminata fue rescatado por el entonces joven puestero Juan Gualberto García, condecorado años más tarde por el gobierno de Francia durante la presidencia de Jacques Chirac. En 1914, Jorge Newbery, pionero de la aviación nacional, encontró la muerte en un vuelo de prueba en Los Tamarindos, Las Heras. Frente al Campo Histórico El Plumerillo hay una pirámide que señaliza el sitio donde cayó con su aeroplano. También en nuestra provincia se accidentó el piloto chileno Dagoberto Godoy, que fue el primero en cruzar la Cordillera de Los Andes. Aquel 12 de diciembre de 1918, tras superar los 7.000 metros de altura y numerosos escollos, logró llegar a El Plumerillo para aterrizar, pero un desperfecto en su Bristol lo obligó a un aterrizaje de emergencia en la Cieneguita o Lagunita (El Bermejo). Afortunadamente salvó su vida. “Este también es un buen motivo para colocar un monolito de Godoy ante tamaña hazaña”, asegura Bollati.

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