Demora el tratamiento de residuos de la mina Sierra Pintada pero afirman que no hay contaminación del agua

No concluyen las obras preliminares para iniciar la eliminación de los residuos de uranio, radio y arsénico que quedaron en el yacimiento cerrado en 1995 en San Rafael.

Tras el cierre de la mina, quedaron un millón de metros cúbicos de agua en las canteras con uranio, arsénico y radio.
Tras el cierre de la mina, quedaron un millón de metros cúbicos de agua en las canteras con uranio, arsénico y radio.

A casi tres años y medio del inicio de las operaciones para tratar los pasivos ambientales en la mina Sierra Pintada en San Rafael, aún no concluyen las obras preliminares para comenzar con el proceso de eliminación de los residuos de uranio, radio y arsénico que quedaron en el agua de cantera y también los restos sólidos.

El cese generalizado de actividades en 2020 por la cuarentena dictada a causa del coronavirus y otro tanto la burocracia y situación económica, fueron los principales factores que retrasaron el proceso de remediación. Aún resta construir una de las plantas de tratamiento para neutralizar el radio y arsénico en los líquidos.

Mientras tanto, una de las incógnitas generalizadas en la sociedad desde hace 27 años, cuando dejó de operar Sierra Pintada, aún sigue flotando en el ambiente: ¿hay contaminación?

La ingeniera Laura Lucero, a cargo de la comisión que integran especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo (Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria con sede en San Rafael) que tiene la responsabilidad de auditar el proceso de remediación de los pasivos ambientales en la mina, despejó las dudas: “Los análisis del agua y el aire dieron bien, está todo normal”.

Idas y vueltas

El complejo fabril Sierra Pintada es propiedad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que operó la mina desde la década del ‘70 hasta 1995 cuando el gobierno del presidente Carlos Menem decretó la paralización de los trabajos. Por entonces era más económico importar el uranio para abastecer el consumo de la central Atucha I que extraerlo del yacimiento en tierras sanrafaelinas.

Con el cese de las operaciones, en el lugar quedaron alrededor de un millón de metros cúbicos de agua en las canteras (piletas de lixiviación) que contienen uranio, arsénico y radio. Además quedaron enterrados 5.223 tambores de 200 litros cada uno con material sólido que también cuenta con un alto contenido de material radiactivo. Eran los desechos que devolvía Dioxitex en Córdoba luego de procesar el uranio de Sierra Pintada.

Infografía: Gustavo Guevara / Los Andes
Infografía: Gustavo Guevara / Los Andes

A partir de 2004 comenzó a sobrevolar en el ambiente la posibilidad de poner en producción nuevamente a la mina. Esto atrajo voces a favor y también en contra. Hacia el 2007 se realizó una presentación en el juzgado federal de San Rafael con el objetivo de paralizar cualquier iniciativa que condujese a la reapertura del complejo y entre los argumentos estaba que la CNEA nunca remedió los pasivos ambientales.

La Justicia hizo lugar a la presentación vecinal y dictó una medida de no innovar. La decisión judicial fue apelada por la CNEA pero finalmente, en 2010, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó la decisión del juez federal con asiento en San Rafael.

Desde entonces comenzó el proceso para elaborar un plan ambiental y así disponer y eliminar los pasivos ambientales en Sierra Pintada, que finalizó en julio de 2019 cuando se aprobó finalmente la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).

También quedó establecido que el proceso de remediación y los parámetros ambientales son auditados por la Autoridad Regulatoria Nuclear, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial del Gobierno de Mendoza a través de la Dirección de Protección Ambiental, el Departamento General de Irrigación y la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria de la UNCuyo en San Rafael.

En octubre de 2019 la CNEA, responsable de la mina, inició el proceso de remediación de los desechos radiactivos. Actualmente los trabajos están en la etapa 1, que implica la construcción de las plantas de tratamiento y neutralización de los residuos sólidos como así también del agua de cantera y los diques de contención final.

Valores normales

Desde que la mina estaba en operación hasta el tiempo presente, los temores por contaminación, principalmente del agua ya que se encuentra en la cuenca del río Diamante y la zona está atravesada por el arroyo El Tigre, siempre estuvieron presentes en la comunidad del Sur de Mendoza.

Ante este gran interrogante, desde el Gobierno mendocino como así también la titular de la comisión auditora de la UNCUyo, llevaron tranquilidad a los vecinos.

La construcción de las plantas de tratamiento y los diques “forman parte de las tareas previas al proceso en sí de remediación y todos esos trabajos son necesarios para mantener ambientalmente seguro todo el sitio”, comentó Miriam Skalany, directora de Protección Ambiental de Mendoza.

Entre las obligaciones que tiene, la CNEA realiza mediciones bimestrales de radio, uranio y arsénico en el agua “y hasta ahora no se notó ninguna variación en la calidad”. “Nosotros también hacemos controles mensuales y, en general, el sitio no presenta ninguna peligrosidad desde el punto de vista ambiental ni como foco de contaminación”, dijo Skalany.

“No hay registros de que haya alteraciones en la calidad del agua, subterránea o superficial”, insistió la funcionaria.

La ingeniera Laura Lucero, a cargo de la comisión auditora de la UNCuyo, ratificó los dichos de la directora de Protección Ambiental. “Somos encargados de auditar el proceso de remediación, que lo cumplan según está establecido en la DIA, y vamos verificando que realicen el proceso de seguimiento y control en la calidad del agua, suelo y el aire. Está todo en orden” afirmó.

En paralelo a los estudios que realiza la CNEA “también controlamos la calidad de agua, hacemos nuestros propios análisis en los cursos de agua afectados por estar en la zona de influencia del complejo y hasta ahora dio todo normal. Es más, no está dentro de la función de la comisión (hacer análisis por cuenta propia) pero también los hacemos”, agregó Lucero.

La demora

Si bien las tareas previas a la remediación en Sierra Pintada debían estar finalizadas en 2021 con la construcción de la última planta, la de neutralización del arsénico y el radio en el agua, el Covid demoró todo el trabajo y la burocracia también jugó su papel.

Por otro lado, el año pasado se cayó la licitación para la construcción de la última planta de tratamiento y desde entonces la CNEA está en proceso de realizar una nueva licitación.

En paralelo, la Autoridad Regulatoria Nuclear (ANR) todavía no extiende la licencia que el organismo necesita para realizar la operación de remediación.

“En líneas generales va bien. La pandemia retrasó todo el inicio y todavía están con las obras preliminares. No va lo rápido que podría haber avanzado pero va bien”, afirmó Lucero.

Skalany tiene esperanza de que en un lapso no mayor a sies meses “podría estar todo listo” y que, finalmente, inicie la tarea de remediación de los pasivos ambientales.

A partir de ese momento, se estima que demorarán cinco años en realizar todo el proceso de remediación de los residuos sólidos y 10 años en total para ponerle punto final a los pasivos en Sierra Pintada.

Retirar 14.000 kilos de uranio

El objetivo de la remediación es tratar el agua de cantera y los residuos sólidos que existen en el lugar. Luego continuarán con las colas y los minerales del tratamiento, que constituyen pasivos de menor riesgo.

La remediación se realiza de forma conjunta, sólidos y agua de cantera, y al final del procedimiento se habrán eliminado casi 14.000 kilos de uranio que actualmente se encuentra enterrado en las denominadas trincheras y disuelto en el agua almacenada.

Tratamiento de agua y residuos

Primero se conducirá el agua desde la cantera hacia la planta donde se extraerá el uranio que será envasado y acopiado temporariamente dentro del predio. Luego, el agua se transferirá a otra planta para neutralizar o eliminar los restos de radio y arsénico.

El precipitado resultante se dispondrá en un dique de contención final, construido con múltiples barreras de protección, y luego se utilizará para riego en un área habilitada y monitoreada dentro del predio.

Los tambores que están enterrados en las trincheras deben ser manipulados y tratados en forma adecuada para evitar fugas cuando se realice la apertura. En la planta los residuos sólidos se lavarán con el agua de cantera (no se utiliza agua fresca superficial o subterránea), el uranio se extraerá fijándolo en columnas con resinas específicas y será envasado y acopiado temporariamente dentro del predio. Los efluentes generados en este proceso se tratarán y ubicarán en el dique de disposición final.

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