Demanda de agua: la crisis ambiental sigue su curso

La escasez del agua en el mundo es tan importante que hace difícil fijar prioridades en cuanto a las decisiones a tomar. Algunos gobiernos son criticados porque no han hecho mucho para proteger el imprescindible líquido ni tampoco para disminuir los consumos excesivos del recurso.

El caudal de los ríos y el llenado de los embalses de la provincia se encuentran en su mínimo histórico. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
El caudal de los ríos y el llenado de los embalses de la provincia se encuentran en su mínimo histórico. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La mayoría de los países tienen problemas con el agua. Algunos por falta, otros por contaminación y otros por deficiencias en las redes de distribución. En Europa algunos gobiernos han impuesto medidas de racionamiento urgentes, algunas de ellas están relacionadas con el control de riego, el lavado de vehículos, o el uso de piscinas domiciliarias. La naturaleza, de la mano del cambio climático, no parece dar tregua ni con las ondas de calor, ni con eventos violentos como sequías o inundaciones.

Ciertas decisiones adoptadas por el gobierno británico tanto para la actividad pública como privada llegan hasta niveles máximos de regulación como por ejemplo las duchas, que deberán ser más rápidas o la limitación de uso de hasta 110 litros de agua al día con la obligación de reducir aún más el consumo personal en un 25% hasta el 2050, fecha límite para lograr contener el consumo per cápita solicitado a los países.

En cuanto al regado y limpieza generales están siendo regulados en estos días para evitar excesos debido a que julio pasado fue el mes más seco en lo que va del año, en el que además se produjeron incendios forestales especialmente en Dartford, condado de Kent, al sur del país con temperaturas altísimas. El control de cumplimiento de estas normas está a cargo del Ofwat (The Water Services Regulation Authority), que es el ente regulador del agua en Inglaterra.

Es por todo esto que la citada institución ya pronostica que el Reino Unido necesitará cuatro mil millones de litros de agua adicionales por día para 2050. Las compañías proveedoras están planeando actualizaciones sustanciales de la infraestructura y anticipando costos significativos y desafíos de planificación para construir más depósitos y conectores para canalizar agua desde las partes más húmedas del país, y si fuera necesario desalinizar aguas marinas.

En el resto de Europa algunos países están concientizando a sus poblaciones con el propósito de producir cambios en sus rutinas diarias y especialmente poner atención en las fugas domiciliarias que llegan hasta 117 litros por día en cada casa o 48 litros por día y por persona en promedio.

Asimismo, las proveedoras del servicio general de aguas en las ciudades deberán cuidar el buen funcionamiento de las redes de distribución que como sabemos tienen fugas que pueden llegar en algunos casos hasta un 40% del recurso ya potabilizado, lo que nos hace pensar que es más lógico cuidar la seguridad de las redes que poner limitaciones estrictas al consumo.

Medidores de consumo de agua, una solución para bajar los consumos irresponsables
Medidores de consumo de agua, una solución para bajar los consumos irresponsables

En realidad, la escasez del agua es tan importante que hace difícil fijar prioridades en cuanto a las decisiones a tomar, por eso algunos gobiernos son criticados porque no han hecho mucho para proteger el agua dulce, ya que solo han recomendado y por ahora no obligado a realizar la medición de sus consumos a los efectos de que todas las viviendas y unidades inmobiliarias se ajusten a un objetivo máximo de uso diario por persona al igual que Inglaterra. Finalmente, si se quiere realmente controlar el consumo de agua no hay mejor decisión que poner medidores: por lo menos así dicen los ingleses.

Francia llegó a tener en este verano más de noventa pueblos sin agua potable, por causa de la sequía que sigue extendiéndose y por lo cual está restringiendo su uso aun en zonas turísticas, mal que les pese a las poblaciones y mucho más cuando comienzan a verse evidencias claras como la disminución de causes en ríos como es el caso del Loira, que es el más importante del país donde han aparecido bancos de arena nunca vistos en bajantes anteriores algo similar como lo ocurrido meses atrás con nuestro río Paraná. Como vemos, la naturaleza no anda con miramientos a la hora de castigar cualquier región y principalmente a aquellas que no han hecho mucho en tareas de mitigación de riesgos.

Hace unas semanas, más concretamente el 5 de agosto pasado el economista Alieto Aldo Guadagni (90) en video conferencia afirmaba que los últimos siete años han sido los más calurosos en el mundo y que la temperatura promedio en la tierra ya ha alcanzado 1,10 grados desde el inicio de la era industrial lo cual no es un buen augurio para el cumplimiento del objetivo pedido por la ciencia que como máximo es de 2,0 grados al año 2050, y agrega que los glaciares están perdiendo su volumen desde el inicio de la década de los 80 creando problemas hídricos que se originan en el aumento de la temperatura global. Algunos ejemplos recientes de calores extremos que hemos visto son los 54º grados registrados en California o los 49º en Sicilia (Italia) en este verano del hemisferio Norte, así como incendios en varios países de Europa y otras regiones debido a las altas temperaturas que llevaron al récord de carbo-emisiones en 2021 llegando a 422 PPM (partes por millón) siendo que el límite fijado es de 450 PPM. Lo cual no ayuda a la buena circulación hídrica por esas regiones.

El tema es cómo se detiene el calentamiento global. La respuesta ya parece no tener dudas: el parar con la quema de combustibles fósiles para producir energía y esto significa desmontar de forma urgente un gigantesco negocio en el que se ha invertido enormidades de dinero y para el que no hay un sustituto inmediato y eficiente en términos económicos para reemplazarlo.

A pesar de que ya se ha iniciado un proceso de transición hacia energías limpias el mundo no está preparado todavía para soportar un proceso rápido de cambio tal como queda demostrado con el actual retiro momentáneo de uno de los proveedores más importantes de energía fósil para Europa que es Rusia, hoy en estado de guerra.

La situación ambiental vista hasta ahora también castiga otras regiones. Según un informe de la OMM (Organización meteorológica Mundial) en América Latina continua la degradación de glaciares y el avance de las sequías que complicarán las cosechas y consecuentemente el suministro de alimentos por la escasez de agua, algo que ya está presente en América Central donde varios países ya estuvieron en situación de vulnerabilidad alimentaria.

El informe también expresa la preocupación por la deforestación del Amazonas que en 2021 tuvo una tasa de tala de 22% más alta que el año anterior siendo la mayor de los últimos quince años y produciendo la disminución de la formación de lluvias de la floresta.

Los acuíferos no han estado exentos de la contaminación por causa de huracanes, inundaciones y salinización por avance de nivel de las aguas oceánicas.

Los Andes centrales no han tenido mejor suerte para mejorar la crisis hídrica y la llanura pampeana tampoco fue la excepción, ya que hubo una reducción de cosechas principalmente de maíz y soja en la región de la cuenca de los ríos Paraná-de la Plata.

Las previsiones para los próximos años son de mayor estrés hídrico en esta parte del mundo, pero las autoridades no parecen pensar en estos riesgos ya que no vemos reuniones cumbres regionales o nacionales dedicadas a como frenar el cambio climático y sus efectos.

Mientras tanto nuestros pueblos viven organizando protestas, marchas, peticiones o huelgas, pero solo para obtener soluciones salariales, sanitarias o sociales y no para disminuir los riesgos de deslaves, inundaciones, incendios, huracanes, lluvias torrenciales, sequías prolongadas o simplemente falta de agua para la producción de alimentos.

El mundo se dirige irremediablemente a un aumento de la temperatura de 2,5 por ciento hacia el 2050, y por lo que estamos viendo, si esto se confirma, estaremos muy lejos de alcanzar las recomendaciones de cumplimiento de las metas propuestas por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) y la cumbre París.

Es más, esto significaría no cumplir con nuestro implícito mandato de conservar la vida en el planeta Tierra, algo que parece no preocuparle demasiado al liderazgo mundial a pesar de que uno de los principales recursos que tenemos en riesgo es la comida.

*El autor es especialista en temas ambientales

Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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