Cuál es la protección y el riesgo de quienes no han completado el esquema con Sputnik V

Sólo un cuarto de quienes tienen esta vacuna ha recibido las dos dosis. Cuál es su situación ante una inminente tercera ola de Covid-19

Vacunación Sputnik. Orlando Pelichotti / Los Andes
Vacunación Sputnik. Orlando Pelichotti / Los Andes

Se asegura que es inevitable una tercera ola de Covid-19, a la que se suma la amenaza de la variante Delta, de la cual ya se han notificado 89 casos en cuatro provincias de nuestro país. Se ha anticipado que esta cepa se disemina con gran facilidad, tienen mayor poder de contagio y además, la eficacia de las vacunas se reduce frente a ella.

Por ello, la campaña de vacunación se enfoca ahora en alcanzar la mayor proporción de población con dos dosis para lograr mayor protección.

En ese sentido corren con desventaja quienes han sido inoculados con una primera dosis de Sputnik , ya que sólo ha llegado al país alrededor de 25% de componente 2 respecto del 1 que ha sido enviado por Rusia. Hay que señalar que poco más de 15% de la población argentina ha completado su esquema con cualquiera de las vacunas.

Esto ha generado intranquilidad en los millones de personas que aguardan por la opción rusa, en particular aquellos a quienes ya se les han cumplido los 90 días que indica el intervalo recomendado entre dosis.

Vacunación Sputnik.
Vacunación Sputnik.

Adultos mayores: qué pasará con la colocación de las segunda dosis de Sputnik

El asunto es que esta vacuna ha sido colocada mayormente a adultos mayores, quienes tienen mayor riesgo de desarrollar cuadros graves y entre quienes se concentra la mayor mortalidad por Covid-19.

Se estima que a fines de julio había 2,7 millones de personas mayores de 60 años que aguardaban la segunda dosis de Sputnik V en el país.

Pero, ¿qué implica esto? ¿Hay riesgos? ¿La persona queda desprotegida? ¿Se pierde la eficacia de la primera dosis?

En principio, hay que decir que tanto las autoridades sanitarias como especialistas han pretendido llevar tranquilidad. Aseguran que la eficacia de la primera dosis no se pierde y que no sería necesario reiniciar el esquema. Sobre todo aclaran que el intervalo sugerido es un mínimo pero que no existe uno máximo, al menos no se conoce aún. Es que no hay evidencia sobre cuánto dura la protección que aportan las vacunas.

Pero hay un punto de particular interés: justamente la eficacia informada que tiene la primera dosis de la Sputnik V se encuentra entre las más altas. Incluso es equivalente a la que aporta la vacuna de Janssen que requiere una sola dosis y aporta 66,3% de eficacia para evitar cuadros graves. Es esto en lo que se paran muchos de quienes piden calma. Ambas funcionan con el mismo adenovirus, que es el vector viral que utilizan las vacunas para transportar la información genética del virus que genera la respuesta inmunológica.

“La primera dosis de Sputnik V es muy parecida, casi igual a la vacuna monodosis de J&J, usan el mismo Ad26 y usan la misma proteína Spike para inducir inmunidad. Además, las dosis inoculadas son muy similares”, detalló a Los Andes el doctor Sergio Saracco, especialista en Salud Pública. De hecho, la Sputnik Light, versión monodosis, tiene el componente uno.

“La primera dosis de Sputnik V genera entre un 70% y un 80% de eficacia para prevenir un contagio. Las de AstraZeneca y Sinopharm alcanzan entre el 60% y el 65% de eficacia. Luego, las personas no pierden la inmunidad. De todos modos, está el interrogante de si una sola dosis servirá para enfrentar a las nuevas variantes”, explicó a La Nación la infectóloga Leda Guzzi.

Lo cierto es que no hay demasiadas certezas, pero el mundo está recomendando completar esquemas para afrontar mejor un nuevo embate del virus. Es en este sentido que estas personas corren con desventajas frente al probable contagio con la variante Delta.

Un trabajo desarrollado en el país arrojó que el 94% de las personas que recibieron la primera dosis y que no habían tenido previamente el virus generaron una fuerte respuesta de anticuerpos IgG. El abordaje, liderado por Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora superior del Conicet, señaló que la cifra se elevó al 100% tras completar el esquema de dos dosis y que en realidad esta segunda inoculación no aportaba grandes diferencias en cuanto a la generación de anticuerpos.

En tanto, el Centro Gamaleya, que desarrolló la vacuna rusa confirmó que la eficacia de la Sputnik V frente a la variante Delta es de alrededor de 90%, una de las más altas informadas.

“La Sputnik tiene una eficacia de 80%, con una dosis, y cae entre un 10% y un 15% frente a la variante Delta, según datos aún a base de pocos casos”, explicó a Clarín el infectólogo Javier Farina.

¿Pierde eficacia la primera dosis de la Sputnik?

La presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), Florencia Cahn, desmintió que, pasados los 90 días, la inmunización pierda eficacia.

Ha asegurado que las personas que reciben la primera dosis de la vacuna Sputnik V “están protegidas”.

“La eficacia que tienen las vacunas contra las formas graves de Covid se genera en gran parte con la primera dosis”, subrayó la especialista a Radio Nacional.

“No es que se pierde efectividad o caduca si, en lugar de dársela (la segunda dosis) a los 30 días, se la da a los 90 o a los 120”, explicó. Ya la ministra de Salud, Carla Vizzotti ha remarcado que “ninguna dosis de ninguna vacuna ‘vence”.

Pero están todos los esfuerzos enfocados en lograr mayor cobertura. Desde el Ministerio de Salud de la Nación esperan tener este mes 3 millones de dosis del componente 2 desarrollado en el país mientras que la intención es llegar durante agosto a 60% de quienes tienen 50 años y más con dos dosis, lo que incluye todas las vacunas.

Guzzi planteó la situación: “El cuerpo no pierde inmunidad. Hay estudios que muestran que si se extiende el intervalo entre las dosis le das más tiempo a que el sistema inmune consolide el primer contacto con el antígeno. Luego, cuando se aplica el refuerzo, el sistema inmune responde de una manera más exagerada y duradera”. Y continuó en una nota publicada por La Nación: “Los anticuerpos producidos por la infección natural duran entre ocho y doce semanas; sin embargo, estudios recientes demuestran que aun en ausencia de anticuerpos dosables la memoria inmunológica persiste gracias a la permanencia de células plasmáticas en la médula ósea. Estas células, enfrentadas nuevamente al virus, son capaces de activarse y generar anticuerpos neutralizantes, que evitan la infección o que reducen su impacto clínico”.

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