Con la recuperación del histórico club Newbery más cerca, preocupa el futuro de 13 familias que viven allí

Un proyecto avanza en la Legislatura para refuncionalizar la institución en Las Heras. Quienes ocupan el predio hace años están preocupados por su destino.

En 2010 el club empezó a ser ocupado por más de 100 familias que levantaron precarias casas. La cancha de fútbol se transformó en pozo séptico.
Foto: Claudio Gutierrez / Los Andes
En 2010 el club empezó a ser ocupado por más de 100 familias que levantaron precarias casas. La cancha de fútbol se transformó en pozo séptico. Foto: Claudio Gutierrez / Los Andes

El 21 octubre de 2021, el Club Sportivo Jorge Newbery (Las Heras) celebrará su centenario. Con un rol protagónico en lo social y deportivo durante sus primeros años, la actualidad del lugar dista mucho de lo que fueron sus años dorados: la sede está en un avanzadísimo estado de abandono y en el predio llegaron a vivir casi 100 familias vulnerables durante la última década, quienes levantaron sus precarias viviendas. Muchas de ellas ya no están en el lugar, puesto que se avanzó en un pan de desarraigo conjunto entre la Provincia y la Municipalidad de Las Heras. Sin embargo, aún quedan 13 familias.

Adrián y su familia venden productos de limpieza dentro del asentamiento.
Adrián y su familia venden productos de limpieza dentro del asentamiento.

A un año del centenario de la institución, en la Legislatura de Mendoza avanza un proyecto clave para la recuperación del club, que implica darle seguridad jurídica a la comisión directiva de la institución para dar otro paso importante: refuncionalizarlo con su propia sede, canchas, pista de salud y una cantina. “La ley es clave si a futuro queremos tener a disposición el club para poder empezar a concretar el proyecto. Ya tenemos un expediente de inicio de obras y contar con la aprobación de la ley es como tener las llaves del club. Con eso, ya podemos salir a buscar gente que quiera aportar y participar”, destacó el presidente de la comisión directiva, Daniel Berchessi.

La iniciativa, impulsada por la diputada Daniela García, ya cuenta con media sanción de la Cámara Baja, por lo que deberá ser tratada en Senadores. Tanto su autora como el presidente del club se entusiasman con que el cumpleaños número 100 de la entidad llegue con el proceso de recuperación ya avanzado. El detalle es que las 13 familias que todavía viven en el lugar están preocupadas por lo que les deparará el futuro y no están dispuestas a abandonar sus casas.

“Todo proyecto que sea para mejorar sabemos que es bueno. El tema es qué va a pasar con quienes estamos viviendo aquí. Hay chicos con discapacidad, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Somos 13 familias, más de 50 personas que estamos en la incertidumbre”, destacó Roxana Lucero (43), quien vive hace siete años en el lugar.

Algunas de las familias que están en el terreno aceptaron y firmaron la propuesta del plan de desarraigo de 2017, pero nunca lo abandonaron. Esos casos llegaron a la Justicia. Sin embargo, hay otras familias que nunca lo aceptaron.

El proyecto

Según destacó la diputada García, fueron los vecinos de los barrios aledaños quienes solicitaron a la comuna lasherina oportunamente que se recuperara el club en su función social. “En 2017, el municipio y la Provincia intervinieron el club con el objeto de regularizarlo a nivel administrativo. Además, se implementó un plan de desarraigo para las personas que habían ocupado el terreno y vivían en el lugar. El club tenía una comisión, seguía funcionando, pero había sido usurpado y las instalaciones se desmembraban”, destacó la legisladora.

En 1953, el Gobierno provincial entregó el cargo a término del terreno a quienes eran parte de la comisión en ese momento. En el acuerdo se establecía que durante los siguientes dos años debía comenzar la construcción, y que debía estar culminada antes de que se cumplieran 10 años.

La sede se levantó y tuvo sus años de esplendor. Sin embargo, en los 67 años que ya han transcurrido, el predio tuvo su estrepitosa caída. A tal punto que, tras mucho tiempo descuidado, a partir de 2010 comenzó a ser ocupado por familias que no tenían dónde vivir, que levantaron sus precarias viviendas allí. Lo que alguna vez había sido la cancha de fútbol, se convirtió en el pozo séptico de la barriada.

“A quien le comentamos que estamos con el proyecto del club Newbery nos dice que ha pasado por el lugar. Es como que ha quedado en la memoria colectiva”, rememoró el presidente del club, Daniel Berchessi. La comisión que él preside se hizo cargo de la institución luego de la mencionada intervención de 2017, y presentó el 20 de febrero de este año un ambicioso proyecto para recuperar las instalaciones.

“Desde que asumimos estamos intentando recuperar el espacio y que vuelva a ser un club. Hemos trabajado con la Municipalidad de Las Heras y logramos que se fueran las familias que estaban viviendo en el lugar. Actualmente quedan 13 familias que han usurpado el lugar y estamos hablando con ellas para encontrar una alternativa”, sintetizó el presidente, quien ponderó la importancia de contar con la norma y el gran aporte que hizo el escritor e historiador especializado en fútbol mendocino, Rubén Lloveras, para documentar la historia del club.

Quienes viven allí

En 2017, por medio del mencionado plan de desarraigo, se les ofreció 40.000 pesos a cada una de las familias que vivían en el lugar. Además, se llevó adelante un plan de asistencia social y alimentaria, así como también se hizo entrega de elementos de construcción para que pudieran mudarse.

Milagros peina a su prima y Keila las observa en la precaria casa que habitan.
Milagros peina a su prima y Keila las observa en la precaria casa que habitan.

De las 93 familias que fueron registradas en el lugar ese año, sólo una no aceptó ser parte del plan de desarraigo. No obstante, al momento de dejar el predio, lo hicieron 89 familias. Junto a aquella que no acordó, se quedaron tres familias más, que habían firmado. “El lugar está tirado hace mucho tiempo. Y muchas de las familias que arreglaron para irse lo hicieron por miedo. Porque todos los días tenían a la Policía que se instalaba para que nos fuéramos”, resumió Roxana Lucero, una de las vecinas que aún vive en el lugar.

Daniela Paredes es otra de las mujeres que habita los terrenos del club y quien no aceptó el ofrecimiento hace tres años. “Sabía que con 40.000 pesos iba a tener para alquilar un tiempo y nada más; no era una solución. A una de las asistentes sociales le pedí que nos anotara en el IPV y nos dijo que no se podía. Y ahora nos quieren sacar”, contó preocupada. En su familia son 13 personas y en medio de la pandemia perdió el trabajo, por lo que actualmente vive de la pensión de una de sus hijas (tiene una discapacidad) y de la asignación de sus otros hijos.

“Yo había quedado aislada en otro sector y hace dos semanas me corrieron. Me tuve que venir con lo que pude rescatar. Estamos intranquilos porque la Policía viene cada dos por tres a querer sacarnos. Por supuesto que a todos nos gustaría que nos den una solución. Incluso la inseguridad es un problema acá, porque muchos pibes roban en los barrios de la zona y salen corriendo a esconderse acá. Y quedamos todos marcados como delincuentes”, cerró Yanet Moreno (32).

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