Casa Molina Pico: un hito que marca las raíces de Pedro Molina

La construcción convertida en museo municipal está en proceso de refacción y puesta en valor, con el fin de contar la historia de un lugar que forma parte de los tiempos fundacionales de Mendoza.

La histórica zona, marcada por calle Pedro Molina, antiguamente llamada Calle Larga, se comunicaba con el área fundacional, actual plaza Pedro del Castillo. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
La histórica zona, marcada por calle Pedro Molina, antiguamente llamada Calle Larga, se comunicaba con el área fundacional, actual plaza Pedro del Castillo. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En el corazón del distrito Pedro Molina (Guaymallén), sobre calle Paroissien, se encuentra una antigua construcción de fines del siglo XVIII que formó parte de una estancia en tiempos coloniales. A unas pocas cuadras del área fundacional, con el canal Cacique Guaymallén de límite, esta casona es una de las pocas de la zona que sobrevivió al gran terremoto de 1861. Y a partir de esta propiedad se fue formando uno de los poblados más antiguos de Guaymallén y la provincia: Pedro Molina.

La zona de la Media Luna, el hogar del folclore y la cultura cuyana, y la misma calle Pedro Molina son los puntos más importantes de este histórico sector, que vincula la vieja Ciudad de Mendoza, con el Noreste de Las Heras, El Bermejo y el centro guaymallino.

Desde hace unos años, este lugar de alto tránsito y de casas antiguas se viene adaptando a los nuevos tiempos y la Casa Molina Pico, convertida en museo municipal, también experimenta cambios. Actualmente está en proceso de refacción y puesta en valor.

Carlos Frías, a cargo del museo Casa Molina Pico, señala que la construcción formó parte de una estructura mucho más grande, que se denominaba Hacienda de la calle Larga. “Este tipo de hacienda de viñas y potreros eran muy características en la zona rural, aledaña a la Ciudad de Mendoza, tenían un tipo de producción diversificada, había frutales y distintos cultivos. Es decir que no había una especialización, como pasó después de 1880 con el auge de la industria vitivinícola (monocultivo). Dentro de sus establecimientos poseían bodegas donde se producían vinos y aguardiente”, explica Frías.

El investigador comenta que históricamente se ha creído que Manuel Ignacio Molina era el propietario de esta hacienda, pero asegura que es un dato erróneo. “Manuel Ignacio era hermano de Francisco Javier, el propietario de este lugar. Cuando muere Francisco Javier, Manuel Ignacio queda como albacea de los hijos de su hermano. Pedro Molina era uno de ellos, que fue luego gobernador de Mendoza y que a su vez tuvo un hijo que se llamó Luis Molina, quien también fue gobernador de Mendoza en 1860-1861, cuando se produjo el gran terremoto”, aclar.

A su vez, Frías resalta la figura de Manuel Ignacio Molina. Describe: “Cuando la Primera Junta de Gobierno decidió incorporar a los diputados del interior, envió una circular a las ciudades para que eligieran un representante. En un primer momento la elección recayó en el doctor Bernardo Ortíz, pero ante el fallecimiento de este se debieron realizar nuevas elecciones y, de esta forma, el 21 de septiembre de 1810 fue designado el licenciado don Manuel Ignacio Molina como nuestro diputado”.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

También comenta que durante la gestión del coronel mayor don José de San Martín como Gobernador Intendente de Cuyo, los Molina formaron una fuerte amistad con el libertador y Padre de la Patria y se convirtieron en unos de sus más fervientes colaboradores. De acuerdo con el historiador Raúl Aguirre Molina, descendiente suyo, don Manuel Ignacio habría tenido participación en la confección del plan estratégico del cruce de los Andes.

Frías subraya que, con el trascurrir de los años, esta hacienda se fue fraccionando en varios predios por los herederos de Francisco Javier y mucho tiempo después fue dando origen al distrito Pedro Molina.

Actualmente, el equipo del municipio e investigadores están trabajando sobre la casa y el origen de la propiedad. Carlos Frías añade que tienen la certeza que desde 1830 funcionaba allí un establecimiento dedicado a la producción vitivinícola artesanal con el complemento de actividades económicas como alfalfares, frutales y producción de aguardiente.

Los Molina Pico fueron los últimos propietarios antes de que pasara al municipio y se convirtiera en museo. “A fines del siglo XIX, los Molina se fueron emparentando con diferentes familias, entre ellos los Civit, que introdujeron muchas reformas en la morfología y aspectos arquitectónicos de esa casa y que dieron el estilo neocolonial que tiene actualmente”, comenta Carlos Frías.

La leyenda del túnel

Sobre la existencia de un túnel, el director del museo asegura que es un mito de la zona y fue trascendiendo. “Se trata de una construcción comunitaria muy atractiva. En realidad esa creencia se construyó en lo que hoy justamente estamos investigando, que es una estructura subterránea que hay en la casa, pero de ninguna manera corresponde a un túnel”, aclara Frías.

Y agrega: “El mito dice que había un túnel que llegaba hasta la actual plaza Pedro del Castillo, área fundacional. Es una obra de ingeniería que no tiene justificación. Históricamente no se puede reportar ningún hecho que justifique una obra de esa envergadura. Además sería inviable porque debería atravesar el canal Cacique Guaymallén. Está en investigación este espacio subterráneo, que puede corresponder a una cava, un depósito o hasta una cisterna. Esas son las hipótesis que estamos manejando”.

Frías rescata la casa y esta histórica zona marcada por calle Pedro Molina, que hace muchos años se llamó la Calle Larga. Era un camino directo que comunicaba con la Capital. Explica que Rodeo del Medio era la última posta del Camino Real del Oeste (Buenos Aires-Mendoza). Luego el viajero debía atravesar el carril Nacional (actual calle Bandera de los Andes) y el humedal conocido como la ciénaga del Bermejo, doblar por la calle de Sotomayor o de las Carretas (actual Las Heras de Pedro Molina), tomaba la Calle Larga y por su continuación (actual Beltrán) se salía directo a la Ciudad de Mendoza, más específicamente en lo que hoy es la plaza Pedro del Castillo.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Entre los siglos XVII y XVIII, se instalaron a lo largo de ella las propiedades de las familias Videla, Segura, Lemos, Sotomayor, Correas y Molina, a las que en el siglo XIX se incorporaron: Morán, Parodi y Berratti. Tras el terremoto de 1861, el gobernador Luis Molina decidió proyectarla hasta la calle del Arenal (actual Mitre). Su nombre actual le fue colocado por la Municipalidad a través de un decreto de 1888, y hace referencia a don Pedro Molina, quien ejerció cuatro veces la gobernación de Mendoza y amigo y colaborador del general San Martín.

El cine teatro Recreo, fundado en 1920 como “Belgrano”, tenía dos salas: la techada es el actual centro cultural Armando Tejada Gómez, y la abierta la ocupa el jardincito “Pepe Molino”.

La comisaría de Pedro Molina (frente al cine), la Casa Casale (demolida en el 2014), la bodega Pravata, la casa de Lila Levinson (quedaba al lado de la comisaría, hoy demolida) y la casa Berratti, donde en su momento funcionaron la primera botica y estafeta de Guaymallén. Otra institución que funcionó en esta calle fue la Superintendencia de Policía. Hilario Cuadros (compositor, cantautor y fundador del conjunto folclórico “Los Trovadores de Cuyo”), Armando Tejada Gómez (escritor y compositor cuyos trabajos han traspasado las fronteras), Lila Levinson (periodista, conductora y locutora) y Vicente Mirón (poeta y grabador) son algunos personajes ilustres que han residido en esta calle.

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