Aventureros: recorren el país en bicicleta y se enamoraron de Mendoza

Los bonaerenses Antonella Nizzolini y Gastón Bentaberri cumplieron a pedal, durante cinco meses, el trayecto hasta cataratas del Iguazú. Este año llegaron a la provincia, donde siguen cosechando anécdotas.

Ambos ofrecen stickers y fotografías de su aventura para costear el viaje. Foto: gentileza
Ambos ofrecen stickers y fotografías de su aventura para costear el viaje. Foto: gentileza

El amor y la aventura los unieron en abril del año pasado y, desde entonces, Antonella Nizzolini y Gastón Bentaberri, ambos oriundos del bonaerense Partido de la Costa, forman un equipo indestructible siempre a bordo de sus bicicletas.

Tras cumplir el año pasado el sueño de visitar las cataratas del Iguazú, trayecto que hicieron a pedal desde Las Toninas -donde vive ella-, en 2022 se fijaron otra meta: llegar a Mendoza en colectivo (con los rodados incluidos) y desde aquí subir hasta La Quiaca.

Claro que no contaban con la belleza indiscutible de la Tierra del sol y del buen vino, donde el tiempo de estadía se prolongó más de la cuenta: están aquí desde hace un mes y medio y piensan emprender la retirada recién la semana próxima.

“Así somos los de géminis”, repite “Anto”, a cada rato. Tiene 26 años y conoció a Gastón 15 días antes de empezar a pedalear, el 15 de abril de 2021. En principio eran tres, aunque una de las integrantes, la “celestina”, luego siguió su camino hacia otros lugares.

Encantados con Mendoza y con su gente, clima, paisaje y energía, la pareja no deja de sorprenderse y ganar amigos. Si bien traen consigo carpas y abrigo, se hospedan en Guaymallén, donde reciben alojamiento.

En paseos públicos, como el parque San Martín o la plaza del mismo nombre, ofrecen stickers y fotografías de su aventura para costear el viaje. “Nunca nos faltó nada”, advierte ella.

Antes de la travesía hacia Misiones no hubo quien no les dijera que estaban locos. Y así llamaron a su cuenta de Instagram (@ustedesestanrelocos) donde cuentan sus trayectos y muestran hermosas imágenes.

La estadía en Mendoza llegará a su fin pronto para encarar el viaje a La Quiaca. Foto: gentileza
La estadía en Mendoza llegará a su fin pronto para encarar el viaje a La Quiaca. Foto: gentileza

“Después de cumplir el sueño de Cataratas, algo increíble, regresamos a la costa para trabajar durante la temporada y reunir dinero. Juntamos lo más que pudimos y el 30 de marzo pasado nos subimos al bondi con las bicicletas y llegamos a Mendoza con la curiosidad de conocer el Aconcagua”, relata esta aventurera.

Gastón acota: “No estábamos tan locos porque la experiencia es muy enriquecedora. No podíamos creer el espectáculo que teníamos al alcance de la mano. Eso sí, siempre para llegar a la meta nuestra premisa es ‘un día a la vez’ porque la cabeza puede más que el cuerpo”.

Como en esta ocasión no establecieron plazos, ambos van disfrutando el camino y contemplando las hermosas vistas que tiene Mendoza de Norte a Sur y de Este a Oeste. “Veníamos de Uspallata y nos gustó tanto el lugar que a los siete kilómetros de recorrido hicimos noche. Pero, claro, al día siguiente pedaleamos 35 kilómetros en subida, fue duro pero gratificante”, cuenta ella.

El recuerdo imborrable del Zonda

El acampe es para ellos la mejor manera de disfrutar del paseo. De todos modos, también les gusta compartir y descansar en hostels. “Es que somos de géminis”, insiste Anto y cuenta que ambos cumplen años en junio.

La anécdota que, sin dudas, más recordarán, la vivieron el domingo 24 de abril durante un viento Zonda. “Fue al día siguiente de conocer la base del Aconcagua y en medio de un disfrute total. Recuerdo que frenábamos a cada rato a contemplar el lugar. De pronto, camino a Uspallata, notábamos que el viento era cada vez más intenso. Me pareció raro, muy poco normal para quien, como nosotros, venimos de la costa atlántica”, evoca la joven.

El viento era tan fuerte que decidieron continuar a pie, con sus bicis en mano. “Soplaba tanto que nos inclinaba hacia la ruta. Nos asustamos, aunque yo trataba de darle tranquilidad a ella, que estaba paralizada”, relata Gastón.

“¿Qué hago en medio de esta inmensidad sin poder subir a a la bicicleta? ¿Cómo salgo de acá?”, se preguntaba Anto al borde del llanto. Tras una hora de caminata en medio de un polvo jamás visto, Gastón decidió acampar cerca de un paredón, lejos de la montaña, con señal y donde, según consideraba, no había peligro.

“Empezó a oscurecer y el Zonda no daba tregua. Armamos la carpa como pudimos, era necesario descansar. De todos modos decidimos enviarle un mensaje al dueño del hostel de Puente del Inca, donde habíamos estado alojados, para saber si corríamos peligro. Amablemente decidió salir en nuestro auxilio”, rememora Gastón.

Antonella respiró para relajarse, como le enseñó el yoga. Pero un corte de ruta demoró la llegada del vehículo y los nervios la traicionaron otra vez. “¿Qué más nos puede pasar? Si hasta la tierra tiembla y la naturaleza parece estar furiosa”, seguían comentando entre ellos. Gastón la tranquilizaba: “El viento ya va a frenar”.

“Ahí realmente pude entender que no somos nada”, reflexiona, para contar que a las pocas horas le dolía todo el cuerpo producto del fuerte estrés.

A la mañana siguiente, como si fuera un premio al esfuerzo, recibieron una sorpresa que los dejó perplejos: abrieron la ventana y un manto de nieve cubría toda la zona. “Fue, por lejos, la mejor experiencia vivida en Mendoza. No conocíamos la nieve y jamás nos imaginamos que lo haríamos de esta manera”, concluye ella, con una sonrisa hermosa. Pero la aventura recién comienza.

Cómo contactarlos

La pareja de aventureros permanecerá una semana más en Mendoza. Su página de Instagram es @ustedesestanrelocos. Permanecerán contando su experiencia y vendiendo stickers en la plaza San Martín. Contactos: 2246406589 (Anto) / 2246558963 (Gastón).

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