Siniestros con moto, la muerte joven

En la delicada realidad de los incidentes de tránsito, los accidentes con moto en Mendoza son muy recurrentes.

Siniestros con moto, la muerte joven
Siniestros con moto, la muerte joven

Un accidente fatal de un motociclista… en San Martín. Y uno más en el Gran Mendoza y otros ocurren en el sur provincial o en el Valle de Uco, siempre acompañados de fatalidad y mucho dolor por los tratamientos de recuperación, cuando hay sobrevida. 
Desafortunadamente no hay indicios de que estos dolorosos sucesos vayan a disminuir en el territorio mendocino, al menos en el corto plazo.

Hoy y de manera lacerante, son la principal causa de las muertes en los adolescentes y adultos de 15 a 35 años.

Es terrible que personas se mueran en lo mejor de la vida, como están reflejando las estadísticas. Y que tan penoso saldo se produzca por cuestiones que en la mayoría de los casos eran evitables, donde proliferan errores, negligencias, y hasta “picardías” que se comenten en la vía pública.

Las autoridades competentes en los niveles del Ministerio de Seguridad lo saben, pero no pueden conseguir que estos casos se reduzcan. La Policía Vial trata de concientizar en las formas de desplazamiento, con atención al respeto básico a las normas elementales de circulación, al uso irrestricto del casco y las cintas reflectantes (para incrementar la visibilidad del motorista).

No sólo influye el manejo del propio vehículo, si no también lo que eventualmente pueden hacer los demás conductores.

Como hemos señalado, lo que más preocupa de manera determinante, es la pérdida de vidas humanas o sobrevivir con lesiones gravísimas, que muchas veces sufren las víctimas de los siniestros.

Otra consecuencia de un verdadero flagelo de nuestras calles y rutas, dentro del contexto general de los siniestros viales, también preocupa a las empresas porque un gran número de trabajadores se movilizan en estos rodados en sus traslados hacia el empleo.

Asimismo hay una mayor recurrencia de las coberturas de aseguradoras de trabajo (ART), pero esto no cobraría relevancia si por obra de la sensatez la penosa realidad que describimos no tuviese tanta vigencia.

Queda mucho para corregir y rogar que sea asumido por los usuarios de los  rodados de dos ruedas: guiar a velocidad moderada, evitar maniobras bruscas en el tráfico o distraerse al hablar por teléfono celular, que se ven como los descuidos más frecuentes en las tragedias de las motocicletas.

La frecuencia de los accidentes con motos debe ser atribuida entonces a la falta de planificación del desplazamiento seguro de gran cantidad de vehículos motorizados de dos ruedas y potencialmente de alta velocidad, que transitan a la par de rodados sólidamente carrozados. La colisión entre una moto y un auto, por ejemplo, siempre resulta con graves consecuencias para el conductor que choca “a cuerpo descubierto” con la estructura metálica de otros vehículos o con obstáculos de diversa índole.

Esta debilidad natural que afecta al motociclismo debe fundamentar un ordenamiento que compatibilice su tránsito más estable con el resto de los rodados presentes en calles y caminos.

Siguiendo tendencias globales de tránsito recreativo y turístico, vemos en las ciudades mendocinas el crecimiento de costosas bicisendas. Se trata de un tránsito de mucho menor volumen que el de las motocicletas.

La moto es un medio al alcance de estudiantes y trabajadores modestos que deben concurrir a sus centros de actividad.

Es imperioso por tanto que las autoridades competentes dirijan su atención al problema, disponiendo recursos de todo orden para su resolución al más corto plazo.

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