Los que estamos a favor de la despenalización del aborto, también estamos a favor de la vida. Nadie es pro muerte. Pero también estamos a favor de la libertad, de la integridad, de la igualdad, de la salud.
Los que estamos a favor de la despenalización del aborto, también estamos a favor de la vida. Nadie es pro muerte. Pero también estamos a favor de la libertad, de la integridad, de la igualdad, de la salud.
Los países más desarrollados del mundo han despenalizado el aborto y ello ha evitado la muerte de miles de mujeres y ha disminuido las interrupciones de los embarazos, acompañado con políticas de salud reproductiva. Es obvio que el aborto es la última instancia, cuando ya no hay otra opción. Pero negarlo no soluciona el problema. Nadie que está dispuesto a practicar un aborto va a dejar de hacerlo porque sea punible. Por el contrario, quien no está dispuesto a realizarlo no lo va a hacer aunque la ley lo permita. No es una ley pro aborto. Es una ley que iguala, que protege, que visibiliza una problemática que nos aqueja y que no se soluciona tapándola con hipocresías.
Dejemos los absolutismos religiosos dentro de las iglesias. En el Congreso las leyes se dictan basadas en fundamentos jurídicos y científicos. No hay razones para negar derechos, que de hecho ya han sido reconocidos por los tratados internacionales ratificados por nuestro país y que por ende constituyen nuestro ordenamiento jurídico vigente. En este tema, la legislación interna (quizás influenciada por absolutismos religiosos que nada tienen que ver con el derecho y con un Estado laico) va en contra de esos tratados que hoy tienen jerarquía superior a las leyes nacionales.
La penalización del aborto es la penalización de la pobreza, de aquellas que no pueden pagar fortunas a quienes hacen su negocio con esta prohibición. Es la penalización de la mujer como si ella fuera la única responsable de llevar vida en su vientre. Es la re victimización de la falta de educación, de abusos, de la parte más frágil de la sociedad.
Despenalizar el aborto no nos hace homicidas. Nos hace visibilizar una problemática que se intenta tapar debajo de una alfombra como si no existiera, sin solucionar nada y, lo que es peor aún, dejando que miles de niñas y mujeres mueran en la absoluta clandestinidad y con la indiferencia de una sociedad que decide mirar para otro lado.
Florencia Sánchez
DNI 29.539.190